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Pompeyo, el «adolescente carnicero» que quiso ser el Alejandro Magno romano
Muchos romanos vieron en su carismática figura la sombra del gran conquistador macedonio. Julio César vio al principio a un aliado y, más tarde, a un rival al que solo venció tras mucha dificultad. Pese a ello, cuando los embajadores egipcios entregaron su cabeza decapitada a César, éste quedó ofendido y pidió que le otorgaran los honores debidos
Escultura de Cneo Pompeyo «Magno» / WIKIPEDIA
Fuente: CÉSAR CERVERA > Madrid | ABC 18/08/2015
Cuando Julio César decidió cruzar el río Rubicón desafiando al Senado y dando inicio a la Segunda Guerra Civil de Roma, Cneo Pompeyo se puso al frente del bando de los optimates, proclamados centinelas de las viejas esencias de la República. La guerra terminó con la cabeza de Pompeyo –un brillante estratega en su juventud, que nada pudo hacer contra los nuevos vientos de la historia– arrojada a los pies del dictador romano, quien contrariado reclamó un funeral honroso para el que fue su más distinguido rival. No en vano, la suya quedó como la historia de un romano tradicional que pereció frente a la poca convencional trayectoria de Julio César. Nada más lejos de la realidad. La carrera de Pompeyo Magno, llamado el adulescentulus carnifex (el «adolescente carnicero») por su brutalidad en los tiempos de la represión iniciada por Cornelio Sila, no tuvo nada de ortodoxa hasta que precisamente alcanzó la vejez.
En muchos aspectos, la carrera de Pompeyo constituyó un vuelco radical en el camino político que se esperaba de un romano en su ascenso social. Como Adrian Goldsworthy relata en su libro «Grandes generales del Ejército romano» (Ariel, 2005), con solo 23 años Pompeyo reclutó un ejército privado usando su fortuna familiar para participar en la Guerra Civil del año 88 a.C, que enfrentó a Cornelio Sila contra Cayo Mario. Se trataba de algo fuera de lo común al carecer de autoridad legal, pero Sila le dio legitimidad al estar necesitado de tropas y al vislumbrar el encanto natural del joven. Aunque el padre de Pompeyo no era un hombre nuevo ni carismático, pero sí enormemente rico, el papel político de su familia había sido poco destacado hasta entonces y prácticamente se limitaba a su participación en la Guerra Social que encumbró a Sila como héroe de la República, despertando la hostilidad abierta de Mario.
Fue en la guerra entre ambos caudillos romanos cuando el ejército de Cneo Pompeyo cobró poco a poco protagonismo a base de pequeñas victorias, entre las que destacó una gesta individual del joven romano que descabalgó y mató con sus manos a un jefe de una compañía de jinetes galos al servicio del bando de Mario. Al reunirse finalmente con Sila, el viejo romano desmontó de su caballo y recibió con grandes gestos de amistad a Pompeyo, al que llamó imperator (apelativo reservado a los comandantes victoriosos) y lo situó como su principal consejero.
El joven verdugo de Cornelio Sila
Ambos consiguieron encadenar una serie de victorias que terminaron con la ocupación de Roma y la proclamación de Sila como dictator rei publicae constituendae («dictador para el restablecimiento de la República), sin limitación de tiempo alguno. Como hizo Mario años atrás, el nuevo régimen aplicó una sangrienta represión política que incluía una amplia lista de proscritos clavada en el Foro. Quien aparecía en esta lista debía perder todos sus derechos como romano y morir, siendo perfectamente legal que fuera a través de un método violento. Las cabezas de cientos de proscritos terminaron decorando las paredes del Foro y sus bienes pasaron a ser propiedad de Sila y del Tesoro, que, sin embargo, se mostró muy generoso en el reparto con sus seguidores. Entre estos beneficiados se encontraba Cneo Pompeyo, conocido entonces como el adulescentulus carnifex (el «adolescente carnicero»), o «el joven verdugo», por recrearse en exceso en la persecución y tortura de los senadores señalados en la lista.
Aunque la Guerra Civil había terminado con la toma de Roma, algunos de los generales del fallecido Mario se negaron a entregarse y continuaron la lucha en las provincias periféricas. Durante la campaña que Pompeyo acometió con éxito en Sicilia contra el rebelde Perperna, recibió por primera vez un título oficial, dado que el Senado le entregó el imperium de propretor. Ejerciendo este cargo se produjo un amago de levantamiento en Sicilia, donde las tropas de Pompeyo se ofrecieron a acompañarle a Roma a derrocar a Sila por lo que consideraban una serie de muestras de ingratitud hacia el general que tanto había regalado al dictador. Sin embargo, Pompeyo se mostró leal al dictador y cuando regresó a Roma le fue concedido el título de Magno («el Grande»), lo cual alimentó aún más las comparaciones con el general macedonio Alejandro Magno, y, tras mostrarse Sila inicialmente reticente, le concedió un triunfo. Nadie antes lo había celebrado en una edad tan temprana y, quizás por influencia de su inmadurez, Pompeyo se empeñó en que quería hacerlo en un carruaje tirado por elefantes. Desistió al descubrir que la estrechez de una parte del itinerario impedía el uso de estos animales.
La huida de Pompeyo después de Farsalia, por Jean Fouquet / ABC
A continuación, Pompeyo Magno se negó a aceptar el cargo de senador que Sila le ofreció y, en cambio, prefirió seguir su carrera al margen del cursus tradicional, el cual estipulaba restricciones de edad en función del cargo. Por el contrario, decidió casarse con la hijastra de Sila, lo cual supuso un trágico golpe para su primera mujer Antistia –que había perdido a su padre en la guerra civil asesinado por casarse con Pompeyo– y dio un impulso a su carrera política. Al fallecimiento de Sila, Pompeyo se aseguró de que el cadáver de su suegro recibiera los debidos honores y no se produjeran disturbios, aunque no pudo evitar que el excónsul Lépido se levantara contra el Senado. Así y todo, el hombre que siempre se había resistido a seguir una carrera convencional respondió a la llamada de auxilio del Senado y se encargó de derrotar a Lépido.
Algunos de los partidarios de Lépido se refugiaron en Hispania, donde Quinto Sertorio –discípulo de Cayo Mario– seguía resistiendo desde los tiempos de la Guerra Civil sin que ninguno de los generales de Sila pudiera hacer nada para evitarlo. Hábil político, Sertorio instituyó un Senado local y conservó las formas de gobierno romanas, titulándose únicamente procónsul. Así se ganó la adhesión de los pueblos de las Hispanias y se convirtió en un rival militar solo a la altura de Pompeyo Magno. El discípulo de Mario contra el de Sila. Frente a la negativa de los dos cónsules designados a ir a Hispania, Pompeyo, de 28 años, fue nombrado pro consulibus (enviado «en lugar de ambos cónsules») y destinado a la provincia más occidental de la República. Pese a que en los primeros encuentros Sertorio dio severos correctivos a su joven rival, poco a poco fue perdiendo terreno y quedó sumido en una guerra de desgaste que no podía ganar. El general exiliado no estaba perdiendo la guerra pero ya era evidente que jamás podría ganarla. Una afición desmesurada por el vino y un humor depresivo fueron brotando en Sertorio. En el año 72, Perperna, mano derecha de Sertorio, organizó un banquete donde el general y su guardia fueron emborrachados y posteriormente asesinados. Perperna quiso continuar la guerra, pero Pompeyo no tardó más que un instante en derrotarlo.
Siempre presente para robar la gloria final
De regreso una vez más victorioso a Roma, Pompeyo se adueñó injustamente de la mayor parte de la gloria de la victoria de Craso en la rebelión de los esclavos. En el año 73, un grupo de ochenta gladiadores encabezados por un esclavo tracio llamado Espartaco, escapó de una escuela de gladiadores en Capua y se refugió a las faldas de el Vesubio, donde pronto levantó a miles de esclavos en favor de su causa. Frente al genio militar de Espartaco, que convirtió la maraña de esclavos de distintas tribus en un ejército unido capaz de destrozar a dos ejércitos consulares, el Senado encargó a Marco Licinio Craso que se hiciera cargo de la campaña.
Crucifixión en la antigua Roma / ABC
Craso era uno de los hombres que se habían alineado con Sila durante la Guerra Civil y cuya máxima cualidad, más allá de sus rígidos, casi crueles, métodos para mantener la disciplina, era su monstruosa fortuna tallada a golpe de apropiación de los bienes de proscritos. Sea como fuere, Craso venció a Espartaco, que fue reducido cuando se dirigía a matar al cónsul romano, y capturó a 6.000 esclavos, que hizo crucificar por intervalos a lo largo de la Vía Apia. Pompeyo utilizó el hecho de que había derrotado a un par de miles de esclavos durante la huida para adueñarse de la victoria. Craso solo pudo celebrar una ovación por su papel en la rebelión, mientras Pompeyo incluyó la campaña contra los esclavos en las celebraciones de su segundo triunfo, concedido sobre todo por sus méritos en Hispania.
Ya como cónsul, Pompeyo se puso como objetivo terminar con la piratería que azotaba el Mediterráneo y que vivía su edad de oro con la convulsión de Roma. Los piratas asaltaban impunemente embarcaciones y muchas ciudades de las costas de Grecia y Asia hasta las de Italia y España. Entre otros ilustres patricios que fueron secuestrados por los piratas, destaca un Julio César adolescente que pasó 38 días cautivo. Es por esta razón que Pompeyo fue nombrado comandante de una fuerza naval extraordinaria para lanzar una campaña contra los piratas con poderes que se extendían por todo el Mediterráneo y hasta 50 millas tierra adentro. En un alarde logístico, el Alejandro Magno romano dividió el Mediterráneo en trece regiones separadas, cada una bajo el mando de uno de sus legados, y en cuarenta días expulsó a los piratas del Mediterráneo occidental. Las fuerzas de Pompeyo barrieron poco a poco a los piratas del Mediterráneo en lo que supuso una de las mayores demostraciones militares de capacidad organizativa en la Antigüedad.
En 74 a. C, Pompeyo –siempre tentado a emular a Alejandro Magno– aprovechó el estallido de la Tercera Guerra Mitridática, entre el Ponto, dirigido por su rey Mitrídates VI, y Roma, para reclamar también un mando extraordinario sobre el Mediterráneo Oriental. El hecho de que la guerra ya se encontrara en un fase avanzada –favorable a los intereses romanos–, como ocurriera con la rebelión de Espartaco, hizo que muchos vieran en la irrupción de Pompeyo un nuevo intento por llevarse las glorias de otros, en este caso a costa de Lucio Licinio Lúculo, un estratega de excepcional talento pero que fue incapaz en ningún momento de ganarse la estima de sus soldados.
Entrada de Pompeyo al templo de Jerusalén / WIKIPEDIA
Con los fondos y la libertad que el Senado negó a Lúculo durante años, el Alejandro Magno romano venció fácilmente a Mitrídates y lo forzó a internarse en el corazón de Cólquide (en la actual Georgia). Sin descuidar la persecución del rey huido, Pompeyo desplazó sus intereses hacia Tigranes y Armenia, donde obligó al rey Trigranes a pagar su apoyo a Mitrídates con un durísimo tratado en favor de Roma. Su siguiente paso le llevó al reino del soberano Oroeses de Albania, en cuya batalla más decisiva se afirma que Pompeyo luchó en combate singular contra el mismísimo hermano del rey, al que mató siguiendo la mejor tradición de Alejandro Magno. También Oroeses tuvo que aceptar las duras condiciones de Roma. En esa misma campaña, Magno todavía encontraría tiempo para intervenir en la guerra civil que estalló en el reino asmoneo de Jerusalén. Después de tres meses de asedio, Pompeyo conquistó la emblemática ciudad de Jerusalén.
En el apogeo de su gloria, Pompeyo volvió a Roma a celebrar su tercer triunfo en el año 61 a. C., en su 45 cumpleaños. Con parte del mastodóntico botín acumulado durante años, el veterano romano financió la construcción del primer teatro de piedra de Roma, un complejo de un tamaño superior a todos los monumentos triunfales hasta entonces conocidos en la ciudad. Y aunque se encontraba en su momento cumbre, durante su ausencia habían surgido nuevos poderes emergentes en Roma que le obligaron a ceder terreno ante un viejo rival, Craso, y su joven protegido, Julio César. Sin embargo, en algún momento de ese mismo año, Pompeyo formó una alianza política secreta con ambos. Para estrechar estos lazos, contrajo matrimonio con la hija de Julio César y, a pesar de la diferencia de edad, fueron extremadamente felices hasta la prematura muerte de ella. De hecho, la alianza fue muy lucrativa para los tres, pero cuando falleció Craso en una demencial e innecesaria campaña contra los partos Julio César y Pompeyo comenzaron un distanciamiento que acabó enfrentándolos en una nueva guerra civil.
Representación pictórica de los emisarios egipcios presentando la cabeza de Pompeyo a Julio César / ABC
Pese a que el veterano romano alardeó de que solo haría falta que diera una patada en el suelo para que brotaran legiones por toda Italia y se unieran a su causa, lo cierto es que las recientes victorias de Julio César en las Galias habían alterado las simpatías del pueblo. Cuando el bando de los optimates se vio obligado a huir de Roma sin ni siquiera presentar batalla, varios senadores se permitieron la chanza de comentar que quizás había llegado la hora de que Pompeyo pateara el suelo. La guerra contra Julio César alcanzó demasiado mayor a Pompeyo, que finalmente consiguió reunir un ejército en su querida Grecia, pero no fue capaz de ganarle el duelo militar al genio emergente. Tras la batalla de Farsalia el 9 de agosto del 48 a. C, Pompeyo y el resto de conservadores se vieron obligados a huir sin rumbo para salvar sus vidas. Con la intención de pedir ayuda al faraón Ptolomeo XIII, Pompeyo llegó a las costas de Egipto y envió emisarios al rey a la espera de respuesta. No obstante, los egipcios le cortaron la cabeza y se la llevaron, junto con su sello, a César a modo de obsequio. Nada pudo ofenderle más a César, que se encargó de perseguir y ejecutar a los responsables de una muerte tan cruel y deshonrosa.
Palencia reescribe la historia de Roma
Arqueólogos franceses y españoles hallan en Osorno claves desconocidas de los vacceos
Fuente: RAFAEL FRAGUAS > Osorno la Mayor | EL PAÍS 18/08/2015
Desde hace apenas unos días, los primeros destellos de luz bañan la umbría historia del pueblo vacceo, que cronistas de la imperial Roma falsearon y cuya mentira ha durado dos mil años. Las vicisitudes de este pueblo céltico, sin historia propia escrita, asentado en las llanadas del Norte castellano, fueron relatadas, manipuladas y edulcoradas por sus ambiciosos conquistadores romanos: pero los vacceos no se asimilaron en paz a los invasores, tal como narraban las crónicas sino que, bravamente, les plantaron cara.
El reciente descubrimiento de una muralla de 400 metros lineales, más dos fosos de cuatro metros de profundidad arrasados e incendiados, así como proyectiles y flechas de asalto, todo ello en torno al enclave vacceo de Dessobriga, demuestra que sus pobladores resistieron a Roma. Son pruebas contrastadas.
Un equipo de 17 arqueólogos franceses y españoles, dirigido por la historiadora y catedrática de Historia y Civilizaciones Hispánicas de la Universidad francesa de Savoya, la palentina Margarita Torrione, acaba de hallar en las inmediaciones de la localidad palentina de Osorno tales pruebas. El enclave céltico de Dessobriga, lejos de plegarse al yugo romano, fue hostigado, atacado y asaltado por las legiones de Tito Statilio Tauro en torno al año 29 antes de nuestra era.
Armas halladas en el yacimiento. / PROY. DESSOBRIGA
Aquel ataque fue concebido —y consumado— como paso previo a las guerras cántabras, que el Emperador Augusto emprendería poco después. Los hallazgos ahora encontrados en Osorno permiten comenzar a escribir la historia prerromana de Hispania en una clave distinta e innovadora, avalada por los conocimientos científicos allí acuñados ahora.
La espina de los romanos
El muro defensivo que cercaba Dessobriga mide, al menos, 400 metros lineales, con claras líneas de arrasamiento e incendio. Estaba soterrado en un cerro donde se asentó el entonces populoso oppidum vacceo; en sus estratos se han hallado numerosas puntas de flechas de tipo sirio, las mismas saetas —de impacto letal, perforante de todo tipo de corazas— empleadas por las tropas de Roma para asaltar enclaves hostiles.
Dessobriga reunía todos los requisitos que acreditaban su importancia estratégica, por tratarse de una encrucijada entre la Hispania interior, la proximidad de las minas, la salida al mar Cantábrico y el acceso a la Aquitania gala, también codiciada por Roma. Además, el enclave, a la sazón muy rico, ya era granero excedentario de espléndidos cereales, sin cuya tenencia asegurada Roma jamás se atrevía a emprender aventura militar alguna.
La reducción, sumisión y asimilación de Dessobriga era condición ineludible para que César Augusto (63 a.C-14 a.C) derrotara la obstinada resistencia de los pueblos cántabro y astur, vecinos de los vacceos, contra la romanización impuesta por las legiones, que debía culminar la conquista plena de la Península Ibérica. Por ello, para consumar las Guerras Cántabras (27 a.C-19 a. C.) le resultaba necesario pacificar su inmediata retaguardia —Dessobriga— pero no por asimilación, como escribieran los cronistas latinos Lucio Anneo Floro y Orosio en los siglos I y III; más bien a sangre y fuego, como los restos bélicos ocultos bajo la llanada de Osorno acaban de probar.
Vestigios inequívocos de feroces combates aparecen en la decena de catas que el equipo de Torrione ha abierto en otros tantos puntos dispersos por una superficie de unas 194 hectáreas donde han centrado sus excavaciones. Especial sorpresa ha causado el hallazgo de una moneda de la época, acuñada con la efigie “o Contoutos”, caudillo de una tribu gala cercana a Burdeos, hecho que prueba el contacto entre Tierra de Campos y la Aquitania, zonas agrícolas codiciadas por Roma.
De igual modo, ajuares, fíbulas, restos de una sofisticada cerámica, menaje doméstico y otros utensilios hallados en Osorno corroboran el grado de perfección que mostraba en su día la hasta ahora desconocida cultura vaccea, así como la importancia de esta excavación. Una zona ritual contigua a los yacimientos ha sido igualmente detectada, si bien su exploración merecerá una nueva fase investigadora.
La detección del oppidum de Dessobriga se había visto precedida en 2013 y durante el verano del pasado año por las líneas de actuación arqueológica marcadas por numerosas fotografías aéreas tomadas por el investigador François Didierjean, y por un minucioso rastrillaje —mediante georradar— de la enorme explanada que corona la localidad palentina de Osorno. Toda la actuación ha sido filmada por Javier Trueba.
Torrione ha contado con Jesús F. Torres y Anxoka Martínez, del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (IMBEAC), como directores técnicos de la actuación arqueológica. A juicio de la directora científica, los progresos alcanzados por su equipo “proyectan luz sobre ese gran vacío histórico que aún hoy media entre Iberia e Hispania, todo un mundo de sociedades prerromanas mal conocidas”.
Para despejar sombras sobre la era prerromana Torrione, profesora de la Société archéologique de Bron, afincada en Lyon, ha dedicado años de estudio hasta conseguir vertebrar, con el respaldo del Ayuntamiento de Osorno, la Junta de Castilla y León y la Diputación de Palencia, un equipo que ha contribuido a reescribir buena parte de la tergiversada historia del valiente pueblo vacceo.
Hallazgos principales
Una muralla de gran espesor y al menos 400 metros de longitud, fortificada, con vestigios de haber sido arrasada e incendiada.
Dos fosos perimetrales de hasta 4 metros de profundidad, contiguos a la muralla.
Bolas de piedra empleadas como proyectiles de catapulta.
Flechas de tipo sirio, de elevada capacidad perforante, empleadas por las tropas auxiliares de Roma en los asaltos decisivos, más ajuares y cerámica.
La historia del dios castrado, resucitado por amor, oculta en la estatua de Cibeles
Las piñas que se esparcen por la base del monumento madrileño son una analogía de este episodio de la mitología griega
Fuente de Cibeles, en Madrid / JOSÉ RAMÓN LADRA
Fuente: I. S. C. > Madrid | ABC 17/08/2105
La estatua de Cibeles, símbolo y patrimonio de Madrid, es en sí misma una crónica en piedra de la mitología griega. Lo es, evidentemente, por la propia diosa frigia, pero también por el capítulo que esconde sobre la truculenta relación que tuvo con Atis, considerado como la deidad de la vegetación y su renacer. Su figura, imperceptible en un primer vistazo, está representada tanto en la base de la escultura como en la parte delantera del carro.
Cuenta la leyenda griega que Cibeles, diosa de la Madre Tierra, tuvo un nieto del que desconocía su existencia: Atis. Ajena a su parentesco, se enamoró de él de un modo casi enfermizo. También ignorante de que quien lo pretendía era en realidad su abuela, no obstante la rechazó. Despechada, urdió un vengativo plan con el que acabaría volviendo loco a su amado. Ante esta situación Atis huye a la montaña, desesperado, y allí se automutila los genitales; una castración que termina por matarlo desangrado. La vida y relación del eunuco con la diosa, sin embargo, no acabó ahí.
Cibeles, arrepentida por haberlo empujado a la muerte, resquicio del sentimiento que otrora profesó, lo resucita en forma de pino. Erigido entonces como divinidad de la vegetación, dicha condición está representada en la escultura madrileña. Según Marco y Peter Besas en su libro Madrid Oculto (La Libreria.2010), las numerosas piñas que se esparcen por la base del monumento son una analogía de Atis como dios del renacer vegetal; asociación directa con el árbol. Además, en la parte delantera del carro, a los pies de la Cibeles, está tallada su supuesto rostro, expulsando un chorro de agua por la boca.
El palacio de Nerón, un museo oculto de pintura romana
Desde su redescubrimiento en 1480, los frescos de la Domus Aurea maravillaron a los artistas del Renacimiento e inspiraron sus obras
Domus Aurea. Sala de la Bóveda Dorada, con los orificios por los que penetraron los primeros exploradores del Renacimiento. vincenzo pinto / getty images
Por Elena Castillo. Universidad Complutense, Historia NG nº 139
En 1480 se descubrieron en Roma, bajo el monte Oppio, frente al Coliseo, algunos inmensos corredores y cámaras. No hay información precisa sobre el modo en que se produjo el hallazgo, pero quizá sucedió durante la extracción de materiales antiguos que hacían los obreros empleados en la construcción de las nuevas villas renacentistas que se levantaron en aquella zona.
Nadie lo sabía entonces, pero habían dado con los restos de la Domus Aurea, la fabulosa residencia imperial de Nerón, que había quedado totalmente enterrada a principios del siglo II d.C., cuando el emperador Trajano, con el fin de crear un espacio en el centro de la Urbe donde levantar la basílica Ulpia y el mayor de los foros imperiales, hizo eliminar un monte entero y usar sus tierras para colmatar y enterrar por completo el pabellón septentrional de la Domus Aurea, devastado por un incendio. Sin embargo, inicialmente el lugar se confundió con las termas de Tito.
Aventura bajo tierra
Para visitar las estancias había que penetrar a través de estrechos agujeros excavados entre las ruinas de las termas de Trajano y la Domus Aurea. Luego se caminaba sobre varios metros de tierra acumulada sobre el suelo de las cámaras, y gracias a ello se podía admirar a corta distancia, a la luz de las antorchas, el principal atractivo del palacio: su refinada decoración de motivos fantásticos que cubría las bóvedas. No es extraño, por tanto, que enseguida empezaran a desfilar por las salas los principales artistas del Renacimiento, intrigados por aquellas muestras de la pintura romana milagrosamente resucitadas. La concurrencia era tal que un autor anónimo escribía, en torno a 1500: «Todo está lleno de pintores […]. Vamos bajo tierra con nuestra panceta, pan, jamón, manzana y vino para resultar más raros a los grutescos. Nuestro guía es el maestro Pinzino, quien nos hace mancharnos bien la cara y los ojos, hasta parecer verdaderos deshollinadores, y nos hace entrever sapos, ranas, búhos, lechuzas y murciélagos, rompiéndonos la espalda con las rodillas».
Aunque se conocían algunos restos de pintura imperial romana, aparecidos en el Coliseo y en la Villa de Adriano en Tívoli, «la frescura, belleza y calidad» de los frescos de la Domus Aurea (en palabras de Vasari) causaron tal furor a lo largo del siglo XVI que acabó dando lugar a un nuevo estilo pictórico: los grutescos. Se llamaron así, cuenta Benvenuto Cellini en su Vita, porque «los estudiosos habían hallado este tipo de pinturas en lugares cavernosos, y grotte es la palabra que define esos lugares subterráneos en Roma». Las salas a las que tuvieron acceso fueron relativamente escasas, pero su identificación ha sido fundamental para determinar las primeras pinturas que los artistas del Renacimiento copiaron y estudiaron. Ha sido posible reconstruir el recorrido de aquellos primeros exploradores por medio de las descripciones conservadas, los apuntes y las reproducciones de los frescos, así como de los grafitos grabados en las bóvedas o pintados con el tizne de las antorchas junto a los agujeros por los que penetraban.
En la parte oriental de la Domus Aurea, la llamada Sala de la Bóveda de los Estucos fue una de las más visitadas. En ella se situó erróneamente el hallazgo del Laocoonte, el gran conjunto escultórico helenístico que en realidad había aparecido en un viñedo próximo, junto a las ruinas de la cisterna de las termas de Trajano. Numerosos grafitos y diversas perforaciones en las bóvedas demuestran que también se visitó la Sala Octogonal, junto a las cinco habitaciones abiertas a ella, así como la sala de la Bóveda Dorada y el Criptopórtico. Mientras que la Bóveda de los Estucos destacaba por la geometría de su composición, subrayada por molduras de estuco, la Bóveda Dorada causaba admiración por sus dimensiones monumentales y su asombrosa policromía.
Un nuevo estilo
Desde finales del siglo XV se hicieron también incursiones en la parte occidental del palacio. Esta sección estaba decorada con un estilo más libre, con fondos de colores diversos sobre los que se disponían seres fantásticos y aves. En el Codex Escurialensis, un cuaderno de apuntes atribuido a un discípulo de Ghirlandaio, se conserva la reproducción de algunos detalles de la Bóveda de los Búhos, la Bóveda Amarilla y la Bóveda Negra.
Los artistas del Cinquecento copiaron motivos aislados de diferentes bóvedas del palacio neroniano y los utilizaron, en un principio, para la decoración de pilastras y frisos, sometiéndolos a las reglas del arte renacentista. El repertorio se fue enriqueciendo paulatinamente con la incorporación de grifos, centauros, tritones… inspirados en seres fantásticos, sugeridos con pinceladas rápidas y poco definidas sobre los frescos de las grutas.
A finales del siglo XVI, los subterráneos de la Domus Aurea quedaron prácticamente relegados al olvido. Casi dos siglos después, la reproducción de los frescos en magníficos grabados realizados por Vincenzo Brenna recuperó el gusto por los grutescos, que sirvieron de nuevo de inspiración para decorar los más refinados palacios neoclásicos de Europa.
Para saber más
El grutesco. A. Chastel. Akal, Madrid, 2001.
El oro de León que ocultaba Hispania
Los romanos se fueron con el metal precioso a otra parte hace dos mil años y no se sabía por qué hasta que un profesor de la Universidad de Salamanca acuñó el hallazgo. Se valió del láser de un avión para descubrir minas auríferas en el valle del Eria
Estanques y pozos: así es el sistema de canalización hidráulico de los romanos en el valle del Eria (León)
Fuente: ÉRIKA MONTAÑÉS > MADRID | ABC 17/08/2015
En noviembre de 2014, Javier Fernández Lozano puso las minas del valle del Eria en el mapa. Lo hizo con un estudio, cuyo coautor es el profesor Gabriel Gutiérrez-Alonso, como él perteneciente al departamento de Geodinánima Interna de la Universidad de Salamanca, que encontró hueco en una prestigiosa publicación internacional, el «Journal of Archaeological Science». Y a partir de ahí, logró el eco que un hombre de la zona como el profesor Fernández Lozano, nacido en la población de Castrocontrigo, quería no solo para su abnegado trabajo, sino también para su tierra. La información que desvelaban en dicho análisis no era baladí: debajo de la frondosa vegetación que cubre como una sábana el valle leonés del Eria había un entramado minero, dotado de un complejo sistema de obras y canalizaciones hidráulicas, que fue importado por los romanos hace más de dos mil años desde Egipto directamente a Hispania. Y en ese mosaico de yacimientos se extraía el material dorado más valioso. Además de la importancia que tenía el hallazgo en sí, el profesor departe con ABC sobre otros dos valores en alza de la investigación: el empleo por primera vez en España para un trabajo geoarqueológico de la tecnología Lidar acoplada al sensor de un avión o un drone; y la conclusión de los verdaderos motivos por los que los romanos se fueron con el oro de León a otra parte.
Un láser acoplado a un avión ha permitido poner al descubierto las huellas de los trabajos hidráulicos realizados por los romanos para la extracción de oro en el valle del Eria
Entre los siglos I y II d.C. los romanos abandonaron el distrito aurífero del Eria porque dejó de ser rentable. Tan sencillo como esto, a pesar de las diversas teorías que han aflorado en numerosos textos literarios acerca de que los romanos decidieron irse porque no tenían los recursos suficientes. O las obras necesarias para continuar con la extracción (por cianurización) del metal precioso.
Nada más lejos de la realidad, como ha demostrado el trabajo de los profesores de Geodinámica Interna. Hasta ahora, era el paraje leonés de Las Médulas el considerado como la mayor mina de oro a cielo abierto que se cobijaba en España del Imperio Romano, mas este análisis viene a demostrar que, aún más allá, se trata del mayor espacio en Europa dedicado a la extracción de oro si se tiene en cuenta que se extendió a kilómetros al sureste, hasta el valle del río Eria. Cómo se ha puesto luz sobre todas estas labores mineras es una de las grandes novedades del trabajo, y es que lo reveló la «visión» de un sistema láser llamado Lidar -Light Detection and Ranging-, que no es otra cosa que una tecnología adherida a un avión o un drone que escanea el terreno con la referencia geográfica que aportan estaciones de GPS terrestres. Lo que hace este sistema es emitir un haz de luz que llega hasta el suelo, rebota y nuevamente sube hasta el sensor del avión, permitiendo calcular la distancia exacta que hay desde el aeronave hasta la superficie terrestre.
Los datos que se obtienen se representan mediante nubes de puntos que gracias a un software se filtran de señales como árboles, edificios o vegetación que no se corresponde con la superficie, se «traducen» y permiten construir un modelo cartográfico más nítido donde se pueden examinar canales, embalses o canales. «En la actualidad seguimos investigando en la zona mediante el uso de datos Lidar de alta resolución obtenidos del Instituto Geográfico Nacional y vuelos fotogramétricos con drone que permiten restituir a partir de fotografías la superficie topográfica con alta resolución», comenta el profesor Fernández.
Fernández muestra algunos resultados del trabajo que desarrolló conjuntamente con otro profesor de Geodinámica de la Universidad de Salamanca
El problema que causó la «mudanza» de los romanos fue el valor del oro
Es decir, a diferencia de una fotografía aérea o por satélite, que es lo que se había empleado hasta el momento en los trabajos de geoarqueología, esta tecnología permite «limpiar» de vegetación y otro tipo de «ruido» la imagen, con lo que los resultados son mucho mejores. En esta zona se descubrió todo el sistema de canalización hidráulica y desvío de dos ríos que usaban en el siglo I a. C. los romanos para extraer el oro de zona la zona de León, que en la actualidad se reparte entre Castrocontrigo y la cumbre de la Sierra del Teleno, incluso. Al vislumbrarse lo inconmensurable de la red de labores mineras que pusieron en marcha los romanos con tal de hacerse con unos gramos del metal situado en el grupo 11 de la tabla periódica, los investigadores dedujeron que no se habían ido de Hispania como se había citado por falta de obras, sistemas de transporte y acopio del agua, incluso de metodología para su almacenamiento, sino porque el oro ya escaseaba y se «mudaron» al norte de Italia, entre otras zonas. Lo sintetiza a la perfección Fernández Lozano: «El problema no era técnico; sino el valor del oro».
Imagen de Murias Vallico La Escoba de Castrocontrigo
Tecnología usada en los 60 por la NASA
Lo más curioso de la tecnología Lidar es que había sido el bastón de la NASA ya en los años 60 para comprobar cómo retrocedía la banquisa del hielo en el Ártico, y su uso se ha implementado en la topografía, la cartografía catastral, incluso, según Javier Fernández, se han empezado a usar en las canteras, para calcular el deslizamiento de laderas en una montaña o también ayudaría para determinar en un momento dado el tiempo de evacuación que se necesita en una zona próxima a una capa magmática o volcán. Pero por vez primera sirve de soporte a la geoarqueología.
Explotación Quintanilla de Yuso
«Estos pueblos se mueren y hay que potenciarlos con un geoparque»
La intención ahora, una vez desvelada la importancia mayor si cabía de la zona aurífera, es diseñar un geoparque. «Estos pueblos se mueren -lamenta el investigador-, y hay que aprovechar estos trabajos para potenciarlos y darles el impulso que merecen». Sabedores de que esta etiqueta de la que gozan solamente una docena de áreas acotadas en la Península Ibérica «puede tardar en llegar entre cinco y diez años», los dos profesores de Salamanca están hablando con los ayuntamientos de las comarcas de la Valdería y la Cabrera Alta a los que atañiría el denominado «Proyecto Geoparque Valle del Eria». Fernández Lozano vislumbra el fomento del desarrollo rural, arqueológico, etnográfico y social que supondría para su zona la iniciativa, así como la protección óptima de todo el patrimonio arqueológico. El proyecto trataría de velar por los recursos, así como de la puesta en interacción y conocimiento del público de los diversos elementos que componen la riqueza geoarqueológica de esta zona amada por los romanos en su día. Según textos de Plinio el Viejo, el procurador encargado de realizar el seguimiento de la minería en la Hispania, como su enciclopedia «Historia natural», tras aprender las técnicas de almacenamiento y transporte de agua de los egipcios, los romanos las aplicaron para obtener hasta 20 toneladas de oro en el noroeste de Hispania, en depósitos de oro originales tales como los del valle leonés del Eria.
Sale a la luz en La Puebla de Híjar (Teruel) un mosaico de una presumible gran villa romana agrícola
- Un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio, en La Puebla de Híjar
- El hallazgo refuerza la hipótesis de que los regadíos a la derecha del Ebro datan del siglo II o III
Trabajos de excavación del mosaico, que estaba a tan solo 15 centímetros bajo los escombros que lo ocultaban. | José Antonio Benavente
Fuente: MARCOS NAVARRO > Alcañiz | Diario de Teruel 16/08/2015
Un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio, en La Puebla de Híjar. Este es el nuevo descubrimiento arqueológico en el Bajo Aragón, un territorio rico en restos íberos y romanos por ser lugar de producción agrícola. La aparición de vestigios de esta villa, rodeada de campos de cultivo, refuerza la hipótesis de que los sistemas de riego de la margen derecha del Ebro tengan una antigüedad cercana a los 2.000 años.
El pasado mes de abril, un vecino de La Puebla de Híjar comunicó al Seprona de la Guardia Civil el hallazgo de un mosaico en Campo Palacio, una partida ya declarada como Zona de Prevención Arqueológica por el Gobierno de Aragón. El Servicio de Prevención y Protección del Patrimonio Cultural habilitó una partida de 2.350 euros (IVA aparte) para documentar y, sobretodo, proteger los restos aparecidos, de cuya existencia se tiene constancia desde finales del siglo XIX, cuando el maestro y secretario del Ayuntamiento de La Puebla Lorenzo Pérez Temprado hizo las primeras investigaciones motivado por su curiosidad.
Estos trabajos, llevados a cabo la semana pasada bajo la dirección de arqueólogos del Gobierno de Aragón, han consistido en una cata exploratoria de 4×4 metros cuadrados de lado en torno a la zona descubierta que han sacado a la luz unos 12 metros cuadrados de mosaico polícromo de buena factura, con decoración geométrica, que no ha sido delimitado en su totalidad y que con toda probabilidad se extiende por las zonas anexas a la cata realizada. Para el arqueólogo José Antonio Benavente, el elemento decorativo forma parte, «sin duda, de una villa romana de la que se desconocen sus dimensiones y estado de conservación, pero que parece extenderse por una área de unos 1.000 metros cuadrados situada en una pequeña elevación rodeada de fincas de regadío».
Este dato no es baladí, pues según Benavente vendría a reforzar la hipótesis de que los sistemas de regadío de la margen derecha del Ebro se remontan a época romana». «La acequia pasa a pocos metros» de esta villa, dijo el investigador, que puso otros ejemplos de la zona del Bajo Aragón. Así, de la presa de Almonacid de la Cuba -en los dominios del río Aguasvivas- parte una gran acequia para regar las tierras de Belchite junto a la ciudad romana de El Pueyo. En el río Martín, la acequia de Gaén está junto a las villas de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén (en la que se han documentado hasta cinco grandes prensas de viga para la elaboración de aceite). En Alcañiz, la vieja acequia que riega la Redehuerta pasa muy cerca del yacimiento del Palao.
«Parece probable que se conserve no solo el mosaico, sino parte de las estructuras de esta villa», indicó Benavente. De la misma opinión es Salvador Melguizo, quien junto a Benavente ha codirigido las excavaciones. «Se ve perfectamente cómo hay restos de grandes muros de contención, de habitaciones». En definitiva, vestigios que, de ser excavados, sacarían a la luz con seguridad «infraestructuras de transformación» de productos agrícolas similares a los de la cercana Loma del Regadío.
Esta villa pertenecería a «una familia de terratenientes de poder adquisitivo alto, como indica la propia calidad de este mosaico, que pertenece a una de las habitaciones principales», explicó Benavente.
«La construcción del mosaico parece que pueda ser del siglo II o III después de Cristo», dató Melguizo, quien explicó que, «a partir del Alto Imperio Romano, las élites ricas que vivían en Caesar Augusta (actual Zaragoza) o Tarraco (Tarragona) fueron invirtiendo dinerales en fincas rurales en lo que es la realización de pavimentos y otras decoraciones».
«Eran propietarios y tenían una gran ventaja: la mano de obra era esclava, por lo que el beneficio era máximo». Contaban con elementos de transformación que convertían la oliva en aceite, y las espigas de trigo en grano. «Vendían por el valle del Ebro y, si bajaban por el cauce del río con barcazas, a través del puerto de Tarragona llevaban sus productos por todo el Imperio», prosiguió Melguizo, quien destacó que el Bajo Aragón «ha sido siempre un lugar de producción agrícola y de generación de riquezas».
A estos terratenientes les gustaba hacer alarde de su riqueza construyendo grandes casas con habitaciones decoradas. En La Loma del Regadío o el Camino de Albalate (Calanda) han aparecido ricos mosaicos, «pero si vamos al área del Matarraña o el Guadalope, donde se conservan los mausoleos en los que se enterraban, nos podemos hacer a la idea de toda la riqueza que se generaba en el territorio».
Frente al mosaico de La Loma del Regadío, con una decoración espectacular basada en la mitología, los animales y las plantas, los elementos de Campo Palacio son «estrictamente geométricos», indicó Melguizo. Aparecen decoraciones como el Nudo de Salomón, «un motivo geométrico que combina curvas, cuadrados y rectángulos de forma que se asemejan a un nudo». Alrededor hay «motivos vegetales de tallos y plantas». También hay triángulos, rectángulos y diferentes formas que acaban formando el dibujo deseado. Un extremo de la habitación termina en un semicírculo.
Descubierto por el pionero Lorenzo Pérez Temprado en el siglo XIX
Pese a que no se ha excavado en condiciones hasta la semana pasada, el descubrimiento del mosaico de la villa romana de Campo Palacio data de finales del siglo XIX. Según explicó Melguizo, el descubridor fue el arqueólogo pionero Lorenzo Pérez Temprado, que fue maestro en la escuela de La Puebla de Híjar y secretario del Ayuntamiento.
«Le entró el gusanillo de lo que eran las culturas antiguas y, junto a un señor que había sido conservador, encontraron un mosaico que posiblemente sea este». En aquellos tiempos «intentaron arrancarlo, pero no pudieron y quedó simplemente en lo que eran las noticias arqueológicas de la época».
Con el paso de los años, este enclave se ha convertido en lugar de «excavaciones clandestinas y hallazgos de monedas con detectores metálicos», explicó Benavente, quien también indicó que el paraje ha funcionado a modo de escombrera en las últimas décadas.
Quieren un calendario de actuaciones para sacar valor turístico al hallazgo
El arqueólogo Salvador Melguizo aseguró que, aunque el descubrimiento del mosaico de la villa romana de La Puebla de Híjar no supone una novedad en el campo de la investigación arqueológica, también es cierto que «no es algo corriente» encontrar uno como este porque «son piezas singulares» y «el que lo hizo se gastó un buen dineral». Por tanto, deseó que el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de La Puebla desarrollen «proyectos de futuro» para seguir interviniendo.
El alcalde, Pedro Bello, propuso diseñar un «plan director» que establezca los próximos pasos a seguir y ver qué entidades pueden apoyar, como campos de trabajo, talleres de empleo, escuelas taller u otras fórmulas para continuar con las excavaciones.
Bello dijo que, junto a otros yacimientos romanos del entorno, el de Campo Palacio es «un atractivo más» que podría «poner en el mapa» a la localidad, aunque habló de explotarlo de forma «sostenible», ya que «hay muchos agujeros donde meter dinero».
Por el momento, para este año Benavente quiere llevar a cabo una limpieza superficial del entorno del hallazgo, retirando los escombros y vertidos que se han acumulado en las últimas décadas. También propondrá al Gobierno de Aragón realizar nuevas catas arqueológicas para intentar delimitar el yacimiento y confirmar la presencia de otras estancias de la villa romana.
A medio plazo, el arqueólogo habla de «elaborar un programa de actuaciones anual para documentar su extensión y conservación, así como su excavación completa con la finalidad última de ponerlo en valor como un recurso cultural y turístico de la zona».
Mientras llegan nuevas actuaciones, el mosaico hallado ha quedado plenamente protegido con la construcción de una gran caja de madera en cuyo interior hay extendida una primera capa de arena lavada, fibra de geotextil, planchas de poliuretano para proteger la estructura de temperaturas extremas y una capa superficial de tierra natural.
En lo que respecta al entorno, se van a instalar señales que informarán sobre la existencia de un yacimiento protegido por la Ley de Patrimonio del Gobierno de Aragón, ahondando en la prohibición de afecciones al suelo, incluida la recogida de materiales en superficie.
Además, de acuerdo con el Ayuntamiento y el propietario de las fincas cercanas, se va a instalar una cadena para impedir el acceso de vehículos a la zona.
La Unesco declara Tarraco ‘Lugar de Valor Universal Excepcional’
Se trata del reconocimiento máximo que puede lograr un bien que ya estaba considerado Patrimonio Mundial
Imagen del Amfiteatre, que forma parte del conjunto patrimonial de la Tarraco Romana. Foto: Pere Ferré
Fuente: O. Saumell / E.Tost | Diari de Tarragona 16/08/2015
La Unesco ha concedido al conjunto arqueológico de la Tarraco Romana la catalogación de Lugar de Valor Universal Excepcional, que es el reconocimiento máximo que puede lograr un bien que ya estaba considerado Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000. La decisión fue tomada semanas atrás en la reunión que el Comité de Patrimonio Mundial celebró en la ciudad alemana de Bonn y, de hecho, el Ayuntamiento no fue informado de la decisión hasta el pasado 5 de agosto.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte envió ese día una carta al alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros (PSC), en la que anunciaba la designación internacional. «Estas declaraciones permiten que aquellos bienes que no disponían de una en el momento de su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial puedan tener un documento de referencia en el que se defina el Valor Universal Excepcional que motivó su inscripción, así como una guía que permita orientar la conservación y la gestión de este patrimonio» indica en la misiva la subdirectora general de Protección del Patrimonio Histórico del Gobierno Central, Elisa de Cabo de la Vega.
‘Importancia internacional’
La declaración supone un escalón más en el rango de protección del conjunto romano, que se pone al día sobre las normas que actualmente rigen para los bienes que son destacados como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de una catalogación que, desde 2007, se otorga de manera paralela a la declaración de Patrimonio de la humanidad. Sin embargo, se da la circunstancia de que Tarraco fue designada como conjunto patrimonial en el año 2000, por lo que hasta la fecha no contaba con esta declaración.
En la misiva, a la que ha tenido acceso este periódico, la alta reponsable del ejecutivo estatal pone de relieve que la reciente nominación del conjunto arqueológico de la Tarraco Romana «es una significación tan excepcional que trasciendo los límites nacionales para ser relevante para las generaciones presentes y futuras de toda la humanidad». Finalmente, la subidrectora de Protección de Patrimonio Histórico añade que «por tanto, la protección permanente de este patrimonio es de la mayor importancia para toda la comunidad internacional».
La concejal de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, Begoña Floria (PSC), expresó ayer su «satisfacción» por el nuevo reconocimiento que el conjunto patrimonial de Tarraco ha recibido por parte de la Unesco. «Es un gran paso hacia adelante, que ratifica la importancia de nuestro patrimonio y nos muestra el camino para seguir trabajando en su conservación y puesta en valor», manifestó la responsable municipal en materia cultural y turística.
Asimismo, a parte de Tarraco, la petición realizada por parte del Gobierno español en la reunión de Bonn también logró que se aprobara la nominación de Excepcional Valor Universal para otros cuatro lugares: el Paisaje Cultural de Aranjuez, el Yacimiento de Atapuerca, el Parque Nacional de Garajonay (Islas Canarias) y el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. También recibieron la declaración otros muchos espacios de todo el mundo.
Los hallazgos de Cástulo (Jaén) llevan a nuevas teorías sobre el urbanismo romano
El proyecto Forum MMX en Cástulo, que ahora finaliza, ha sacado a la luz importantes descubrimientos como el Mosaico de Los Amores (2012) o la Patena con unas de las primeras representaciones de Cristo (2014), que han llevado a los investigadores a concebir nuevas teorías sobre el urbanismo romano.
Fuente: EFE | YAHOO Noticias 15/08/2015
Jaén, 15 ago.- Sobre una suave planicie orientada al mediodía, a cinco kilómetros de Linares (Jaén), hay una dehesa de unas 50 hectáreas donde se encuentra el sitio arqueológico de Cástulo.
Las excavaciones en esta zona se remontan a los años setenta, pero el proyecto Forum MMX comenzó en 2011 con el objetivo de hallar el foro romano, una meta en principio modesta, en la que durante cinco años se han afanado cientos de trabajadores, voluntarios, estudiantes, investigadores e incluso grafiteros, a los que los hallazgos les han empujado a comprender que la ciudad les deparaba otras sorpresas.
Según ha explicado a Efe el director del Conjunto Arqueológico, Marcelo Castro, los descubrimientos, algunos como el mosaico de Los Amores, destacado como uno de los hallazgos del año por National Geographic, les han hecho cambiar las teorías iniciales abriéndoles los ojos a una ciudad de una importancia económica y política más compleja, donde no todo sucede necesariamente alrededor del foro.
Se han descubierto dos lugares del centro monumental del Cástulo romano que, inicialmente, se han identificado con edificios públicos relevantes de la ciudad en los siglos I y II, y que son reedificados en época bajo-imperial, para albergar respectivamente, un edificio religioso cristiano y una temprana judería.
En la imagen, anverso y reverso de la moneda encontrada en la campaña de 2015. EFE
Forum MMX termina. Ahora empieza «Siglo XXI en Cástulo», un proyecto de seis años con el que se busca «abrir ventanas a distintos momentos de una secuencia, ilustrar 4.000 años de historia de la ciudad, que es en definitiva historia de Andalucía», según Castro.
El año pasado ya se realizaron prospecciones preliminares en zonas iberas y en las próximas campañas se centrarán en esa secuencia histórica, justo cuando el lugar era capital de la Oretania y entre otros personajes históricos la princesa Himilce caminaba por sus calles o se casaba con el cartaginés Aníbal.
Hay que tener en cuenta que el oppidum ibero-romano de Cástulo, uno de los más extensos poblados fortificados de la Península durante la antigüedad, apenas si está excavado en un uno por ciento, y no sólo fue escenario de la Segunda Guerra Púnica, sino que se sabe que contaba con un acueducto, una red de desagües, termas, teatro… y según los escritos, tenía puerto, ahora bajo el cauce, porque el Betis (Guadalquivir) era navegable hasta allí.
Ya este año un equipo americano, formado por cinco estudiantes y el arqueólogo y profesor de Historia del Arte de la Universidad de Chapman, situada en California (Estados Unidos), Justin Walsh, han excavado una casa ibera.
En la imagen, Justin Walsh (i) dirige al equipo de la Universidad de Chapman en un sector de la ciudad ibero-romana de Cástulo, este año en la campaña de 2015. EFE
En este año de transición, se han realizado trabajos en cinco áreas, entre ellas en la denominada Torre Púnica, que guarda un estrecho paralelismo con las fortificaciones del propio Cartago y donde se ha descubierto que después fue utilizada como templo.
En septiembre se realizarán tareas de redacción de la memoria científica del proyecto, le darán vueltas a su publicación y pondrán a disposición de los investigadores los descubrimientos a través de la red, porque lo importante es que «Cástulo y todo lo que entraña sea conocido».
Los trabajos en las termas romanas de Valeria (Cuenca) sacan a la luz mosaicos, estucos y mármoles del siglo I
Los trabajos arqueológicos en las termas romanas de la villa romana de Valeria en la provincia de Cuenca continúan este verano, y en nuevas excavaciones se han recuperado fragmentos de mosaicos, de estucos y de mármoles, además de escombros constructivos que servirán a los arqueólogos para reconstruir idealmente el edificio arruinado.
Foto: EUROPA PRESS
Fuente: EUROPA PRESS | 20minutos.es 15/08/2015
Estas excavaciones, dirigidas por los responsables de Ares Arqueología, Santiago David Domínguez y Míchel Muñoz, se realizan durante este verano con alumnos de diferentes universidades, como la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Granada, la Universidad de Valencia o la UNED.
El edificio de las termas se descubrió el pasado verano durante el estudio de impacto previo a la obra de reapertura de un camino al pueblo. Su excavación sirvió de prácticas al curso de formación de Arqueología que se lleva ya varios anos celebrando en el yacimiento.
Dada la relevancia del hallazgo, puesto que no se conocían aún termas en esta ciudad romana, desde Ares Arqueología, Santiago David Domínguez ha explicado a Europa Press que la Junta de Castilla-La Mancha ha autorizado un proyecto de investigación específico para el estudio y puesta en valor de estas termas.
Estos descubrimientos arrojan luz sobre detalles sobre la forma, la función y la decoración de la piscina para agua templada o ‘tepidarium’ hasta ahora excavada. Los restos servirán a los arqueólogos para reconstruir idealmente el edificio arruinado.
Falta por saber si este edificio de baños fue público o privado, tarea pendiente para futuras campañas. Se pretende, por parte de la dirección y del Ayuntamiento de Valeria, iniciar inmediatamente la puesta en valor de la nueva ruina, prepararla para ser enseñada para aportarle un nuevo recurso al pueblo y ya se está buscando la financiación y los medios para hacerlo al tiempo que se protegen los restos.