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Localizan restos de un edificio de época romana fuera de las murallas de Tarragona
Una vez terminada la intervención arqueológica, en el solar del antiguo cuartel de la Guardia Civil, se empezará la construcción de viviendas
El solar del antiguo cuartel de la Guardia Civil de Tarragona excavado. (Sílvia Jardí / ACN)
Fuente: ACN – Tarragona | LA VANGUARDIA
25 de julio de 2018
La segunda fase de la intervención arqueológica en el solar del antiguo cuartel de la Guardia Civil de Tarragona ha permitido documentar la existencia de un extenso edificio de época romana situada extramuros, en el suburbio noroccidental de Tarraco. El edificio data de una cronología inicial del siglo II dC, de época flavia, aunque también hay evidencias de actividad anterior. La actividad constructiva y funeraria, con hasta cuatro enterramientos detectados, se reanuda a partir de época bajo imperial, entre los siglos IV y VI. Uno de los hallazgos destacados es la documentación de una estructura bajo imperial destinada a la captación de aguas subterráneas.
La directora de la excavación, Judith Siurana, explica que “los indicios llevan a pensar que no es un espacio residencial, sino un espacio productivo y de almacenamiento muy bien ubicado, cerca de una de las puertas de la muralla de la ciudad“. Pasado el verano se comenzará la construcción de un edificio con 30 viviendas a precio social ya vendidos, 27 aparcamientos, 31 trasteros y dos locales comerciales en la planta baja. La construcción no afectará los restos arqueológicos.
Los trabajos en el antiguo cuartel de la Guardia Civil, situada en el número 1 de la calle López Peláez, se han desarrollado en dos fases. La primera, iniciada a mediados de 2016, permitió localizar un gran edificio rectangular levantado en época flavia, del siglo I en el siglo II. La segunda fase, iniciada a finales del 2017 y que se dio por finalizada hace dos semanas, ha permitido definir toda la zona perimetral y acabar con la exhumación de otros restos. Así, se ha acabado documentando que este es un asentamiento importante extramuros.
Imagen de los restos en el antiguo solar del cuartel de la Guardia Civil en Tarragona, con la directora de excavación en el fondo. (Sílvia Jardí / ACN)
La segunda fase ha sido la que ha conseguido localizar una serie de estructuras asociadas a la captación de vetas acuíferas en la zona, datadas del siglo IV o V. Concretamente, según explicó la arqueóloga municipal Pilar Bravo, se ha encontrado una galería excavada en la roca, con peldaños y cubierta de bóveda de cañón. En su tramo final se encuentra recortando el nivel natural de márgenes, por lo que queda condicionado el espacio con acceso a la veta acuífera natural.
Por otra parte, se ha documentado otra cavidad subterránea, del siglo II, con acceso mediante un arco de medio punto abierto en el muro que delimita el gran edificio del siglo II por su Limira oeste. Al fondo de esta cavidad se ha encontrado otra surgencia de aguas naturales, aunque su funcionalidad no parece asociada al aprovechamiento de aguas sino más bien al control de las humedades que provoca la veta acuífera.
La directora de la excavación ha explicado que el espacio queda ordenado con una serie de habitáculos, con zonas orientadas al noroeste, sureste, en la que destacan “dos grandes naves dedicadas al almacenamiento de productos y una serie de pequeñas cámaras perimetrales “pavimentadas con opus caementicium ‘, el cemento romano, utilizado en cisternas, almacenamiento de líquidos o espacios de trabajo. Por todo ello, se apunta a que el edificio podría corresponder a un espacio productivo o de almacenamiento, junto a una de las puertas de la muralla.
Construcción de un promotor con mucho poder económico
“Avanzar esto es atrevido, pero parece una construcción si no de carácter público de un promotor con mucho poder económico”, explica Siurana, que justifica su opinión señalando que la edificación parece que tenía más de una planta de altura, además de estar construida con opus caementicium ‘y reforzada con grandes sillares de piedra. “Hace pensar en construcciones que encontramos dentro de las murallas, como el foro provincial”, detalla.
Por otra parte, se aventura que a mediados del siglo III, el edificio comienza a ser abandonado y acaba degradándose y se reciclan elementos, como los sillares, que son extraídos. Este siglo registra una importante crisis: “hay invasiones bárbaras e incendios, situaciones muy convulsas”, explica el arqueólogo municipal, Joan Menchón.
A partir del siglo IV, el edificio se vuelve a recuperar y se reanuda la actividad, con muros que definen nuevas cámaras. Es en este contexto en que se produce “otra manera de pensar”, según Menchón: “la convivencia entre los espacios de los muertos y de los vivos”. “En la época tardorromana encuentras viviendas junto con enterramientos”, a diferencia de lo que se hacía hace unos años y que también se hace ahora. En el solar del antiguo cuartel se registran cuatro enterramientos.
A partir del siglo V y VI, ya no disponen de los acueductos en condiciones óptimas: “esta estructura habla de que los recursos hídricos son difíciles de encontrar y se construye este elemento”, con al menos una cavidad, “para aprovechar el agua de esta zona“, explica Siurana.
La concejala de Patrimonio de Tarragona, Begoña Floria, celebra como se han llevado a cabo los trabajos en este espacio en el marco de los conjuntos arqueológicos de Tarragona como Patrimonio Mundial para la Unesco: “el hallazgo que tenemos es el exponente de integración del urbanismo contemporáneo, del siglo XXI, con edificios con 2.000 años de historia”.
De hecho, se garantiza que las obras de construcción de una treintena de viviendas, de entre 65 y 105 metros cuadrados, no tendrán ningún efecto en los restos. Así, se pondrá una losa de cimentación que quedará sustentada con pilotajes que sortearán los restos, por lo que prácticamente “todo quedará cubierto”, según Bravo. El espacio será accesible, pero sólo para los investigadores.
En este espacio, hace dos años se recuperaron también dos piezas escultóricas de cabezas de équido, consideradas de alto valor, en bronce de época romana. También hace dos años se encontró la tumba con el esqueleto de un chico joven.
La Tarragona romana se agrieta bajo el peso de la modernidad
La unión de los materiales empleados en una restauración contemporánea con los originales del siglo II deteriora el Anfiteatro y genera controversia en otros vestigios
Aspecto actual del anfiteatro romano de Tarragona, con los andamios que protegen uno de los muros modernos. M. R.
Fuente: MARC ROVIRA – Tarragona | EL PAÍS
5 de mayo de 2018
Un mensaje difundido por el Ayuntamiento de Tarragona a principios de abril dio la voz de alarma: el Anfiteatro romano necesitaba una actuación de urgencia. Por ser quien era el protagonista, el monumento más visitado de la ciudad, y por la hora del comunicado, un viernes por la tarde, una franja horaria poco dada a los mensajes oficiales, la información tenía que ser de alcance. Lo era. La grieta que había sido detectada a principios de año en uno de los muros de una grada reconstruida en el año 1979 se había extendido y había que intervenir «de emergencia» para evitar un posible derrumbe. Un mes más tarde el Anfiteatro sigue parcialmente vallado por motivos de seguridad y se hace imposible acceder a la arena. Este lunes arranca el festival Tarraco Viva, una muestra cultural internacional dedicada a la divulgación histórica de la época romana y que reúne a más de 100.000 visitantes. El Anfiteatro es uno de los escenarios donde discurren las representaciones.
El Ayuntamiento ha asegurado que ni la fisura que ha rajado el muro, ni los trabajos para apuntalarlo, van a alterar la programación de Tarraco Viva. El Anfiteatro, de hecho, ha permanecido abierto al público con una antiestética señalización que advierte del impedimento de bajar a la arena. Una cinta de plástico rojo donde se puede leer la inscripción «Patrimonio Histórico», delimita la zona maltrecha. El riesgo de derrumbe afecta la grada y la pasarela del túnel que da acceso al coso. Los operarios que se encargan de apuntalar el muro han tratado de habilitar, también, una escalera metálica provisional que debería facilitar el tránsito hacia la parte central del Anfiteatro, pero el remiendo se ha alargado y los visitantes que se acercan al monumento, hasta 1.400 al día en el reciente puente del 1 de mayo, tienen que conformarse con ver la arena desde la distancia.
En la diferencia de materiales empleados originalmente y los que se usaron en reconstrucciones recientes anida la problemática de las grietas. Así lo piensa Ricardo Mar, doctor en Arquitectura y profesor de Arqueología de la Universitat Rovira i Virgili (URV). «La parte afectada corresponde a una actuación de época moderna, ha sufrido un deterioro por envejecimiento porque, contrariamente a lo que se pensaba, ni la técnica ni los materiales usados tienen durabilidad». Ricardo Mar, que en el año 2000 fue asesor municipal en el proceso para lograr que el conjunto arqueológico de Tarraco fuera declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, señala la desarmonía entre lo original y los parches de la época moderna: «se usó hormigón pensando que era indestructible. Se ha visto que no, y no solo aquí, en Pompeya ha pasado lo mismo». Además de los materiales empleados, también chirría la técnica usada en los años setenta para reconstruir la grada ahora agrietada. «Tras la grada se levantó un muro de fachada exterior, pero los romanos no trabajaban así, fachada y grada eran un cuerpo único». Ricardo Mar pone de relieve que este patrimonio tiene 2.000 años de historia, pero es frágil: «hay que cuidarlo para que no tenga fecha de caducidad». Recomienda aprender la lección y entender que cada edificio histórico necesita su propia restauración, «con los materiales más adecuados para cada caso». Señala, además, que se impone una «monitorización permanente» para ver como evolucionan los materiales. No hacerlo supone, a su criterio, «la crónica de una muerte anunciada».
La entrada al anfiteatro suele costar 3,30 euros pero debido a la restricción, el acceso es temporalmente gratis. Igual como lo era tras su inauguración, en el siglo II. Lo recalca una guía que deja alucinados a unos escolares de La Sènia (Montsià) explicándoles que en tiempos de los romanos ahí entraban 60.000 personas dispuestas a ver como se derramaba sangre a litros. Unos metros más allá, unos estudiantes de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental) aprenden que el figura de la época era el gladiador Claudio. «Era el Messi del momento, hubierais tenido su póster en la habitación», les dice su guía a los chavales. También les cuenta que parte de la construcción original fue excavada en la piedra y que allí donde hizo falta colocar ladrillos, o sillares, para ser más precisos, se usó argamasa. «Era mucho más blanda que el cemento de hoy», precisa.
El circo y el teatro, también
No solo en el Anfiteatro lo nuevo choca con lo antiguo. El arqueólogo Josep Maria Macías, miembro del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), ha publicado un artículo donde alerta de las intervenciones que se llevan a cabo en el Circo romano, una construcción del siglo I y que, excepcionalmente, los romanos levantaron dentro de la trama urbana. El Circo se halla muy cerca de lo que hoy es la plaza del Ayuntamiento. La reciente instalación de unas gradas metálicas para rememorar la estructura original supone una intervención «desmedida y empobrecedora», afirma Macías. Critica que la recuperación de esta reliquia se haya ejecutado “sin un plan director concreto ni una línea de actuaciones acordadas con el conjunto de agentes políticos y encargados del patrimonio local”. La obra, valorada en 240.000 euros, ha sido igualmente desaprobada por la mayoría de la oposición en el ayuntamiento. La controversia también planea sobre el Teatro romano, un vestigio que data de la época del emperador Augusto . Olvidado durante años entre la maraña de bloques de pisos del frente portuario, su recuperación era una asignatura pendiente. En una actuación avalada por el departamento de Cultura de la Generalitat y que asciende a 750.000 euros, se ha hecho una intervención para reproducir como era la silueta de la grada original. El material elegido: hierro oxidado. Ante las dudas que ha generado la restauración, la concejal de Patrimonio del Ayuntamiento, Begoña Floria, replica: «no conozco ningún proyecto arquitectónico de la ciudad que no haya generado polémica». |
Piedras que sufren y sienten
Personas que se suben y usan sus sillares como papelera, palomas que anidan, vegetación que crece y muchos humos, principales amenazas del Acueducto de Segovia
Acueducto de Segovia – A. TANARRO
Fuente: ISABEL JIMENO – Valledolid | ABC
30 de abril de 2018
La imagen de un joven francés escalando por los arcos de la Acueducto para fardar de su «proeza» en las redes sociales es la última y más impactante imagen de los daños y amenazas que tiene que aguantar la bimilenaria obra. Declarado ya Monumento Nacional en 1884 por Alfonso XII y aupado al más alto reconocimiento por la Unesco en 1985, cuando entró en lista de bienes Patrimonio de la Humanidad, no todos son conscientes de que esos 20.400 sillares de granito colocados sin argamasa alguna por los romanos también sienten y padecen la acción exterior. Un impacto sobre las piedras en las que a los efectos naturales se suma la dañina mano del hombre. No sólo alguna que otra pintada han llorado sus muros, por los que los más osados se atreven a trepar.
Hay quien no resiste la tentación de subirse allí donde los arcos son más bajos para llevarse una irrepetible fotografía, que a la vez que queda guardada en su recuerdo también lo hace en los sillares del Acueducto. Un práctica prohibida, como recuerda un cartel -en varios idiomas- colocado hace un par de años por el Ayuntamiento de la ciudad, empeñado en acabar con la «banalización y falta de respeto» que suponen estas conductas.
El Acueducto se duele cada vez que alguien pone un pie encima de esas moles de granito, que con dos mil años de servicio -hasta hace sólo unos decenios siguió cumpliendo con su primigenia función de llevar agua de la sierra de Guadarrama a la ciudad- también sufren los achaques de la edad. Todo un «atentado» para los segovianos, para quienes, aunque muchas veces pase desapercibido en su día a día y no reparen en la magnitud de la obra, es su seña de identidad. «El Acueducto nos ocupa y nos preocupa», reconoce la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, Claudia de Santos, para quien uno de los primeros pasos para su protección pasa por «hacer consciente a la gente» de que es una «obra única» que va más allá de ese kilómetro monumental y visible, y también por eso «más frágil».
«Mejor contemplación»
Sujeto al amparo y protección de la Ley de Patrimonio, el Ayuntamiento quiere ir más allá y ultima una ordenanza en la que tipifica «con detalle» esas acciones «que suponen una agresión», para las que prevé un régimen sancionador que quieren que entre en vigor a partir del verano. Subirse, pintar, las eyecciones de los perros, dejar objetos en este «muro de las lamentaciones» en el que se acumulan papeles, bolsas, latas e incluso botellas a gran se contemplan en ese texto como señaladas como infracciones.
También se pretende regular el uso del entorno de este kilómetro 0 y centro de gravedad de la ciudad, en torno al que gira la vida y el tráfico. Así, incluirá regulación sobre terrazas, cartelería, contenedores, circulación, celebración de pruebas y eventos… «Hay que ganar espacio para su contemplación», dejando unos «20 ó 25 metros» libres a ambos lados, defiende Claudia de Santos, quien avanza que se persigue una protección «mucho más amplia» de la ya lograda con el alejamiento de vehículos del Acueducto hace unos meses y que se suma al gran paso dado en 1992, cuando se prohibió el tráfico bajo sus arcos. Entonces, ya supuso todo un cambio incluso en el día a día de una ciudad que tiene en el Acueducto un punto de atracción, devoción y admiración. Coches, camiones y autobueses enhebraban sus ojos con pericia mientras los humos de sus tubos de escape bañaban las piedras.
La contaminación es uno de los principales agentes fruto de la mano del hombre que no existían cuando los romanos levantaron la obra de ingeniería, pero también de las más complicadas de atajar. Junto a ella, el ruido y las vibraciones, sobre los que el Ayuntamiento tiene encargados estudios para determinar hasta qué punto deberían alejarse.
Reparación de daños de la Virgen del Acueducto -A. TANARRO
Junto a esos daños con huella humana, los que deja la naturaleza. Uno, el inexorable paso del tiempo. Aunque no se nota del mismo modo en todos los puntos. Depende del tipo de granito, pues la erosión no es igual en los sillares que tocan el suelo o en los que están a más altura. «Es muy diversa», apunta la concejala, quien incide en que las arenizaciones, escamaciones… que se dan en el granito «son normales y no afectan a la estructura» del monumento.
También se notan diferencias entre la parte original levantada por los romanos hace dos milenios y la que tuvo que ser recuperada en época medieval por orden de los Reyes Católicos tras ser destruida por los árabes en el siglo XI, pues la «técnica constructiva es muy inferior a la romana», señala De Santos. Sus piedras ya eran más redondeadas y es ahí donde se necesitaría una intervención «con más urgencia».
Inspección anual
Una ITV anual mantiene bajo vigilancia otros agentes naturales que utilizan como «casa» el Acueducto. Una «ocupación» que deja secuelas. Entre los enemigos, las palomas, por sus nidos y corrosivos excrementos. La lucha contra estas perniciosas aves se intensificó desde la intervención llevada a cabo en 2014, cuando se decidió introducir trozos de granito «muy similar» al original en los huecos más grandes para impedir el anidamiento sin «alterar» la visión. «Pero las palomas siguen escarbando», lamenta De Santos, quien señala que en la última inspección (el 23 de abril), se detectó un nuevo asentamiento que tienen bajo vigilancia.
A la lupa de la inspección anual también se somete a la vegetación. La más «peligrosa», y que se retira para evitar que se instale allí su hogar y se reproduzca, es la que aprovecha la suciedad que se acumula en el canal superior para enraizar. Un ejemplo, las zarzas. Hay otras plantas, menos alarmantes, pero sí muy vistosas que suponen «más un problema estético». Son especies de ciclo corto, con poca raíz, como las conocidas orejas de fraile («umbilicus rupestris»), que cuando se mueren, se caen.
Y precisamente el elemento que alumbró su construcción, el agua, es ahora uno de sus enemigos. Las piedras lloran el líquido que se cuela. La eliminación en 2014 del canal de plomo ha ayudado a mitigar las filtraciones casi al 90 por ciento, defiende la concejala. Aunque hay fisuras que provocan humedades en una zona puntual (a la altura de la calle de Almira) que están bajo vigilancia.
Y entre los últimos sucesos de alerta, el desprendimiento de un pequeño fragmento del pie de la imagen de la Virgen de la hornacina donde el Acueducto alcanza su altura máxima (28,50 metros). Una talla en caliza de 1520 que también está «viejecita». El Ayuntamiento estudia consolidarla o una opción algo larga y cara: bajar la pieza, restaurarla y sustituirla por una réplica.
El Teatro Romano de Tarragona abrirá al público a mediados de mayo
El objetivo es convertir esta construcción en un parque arqueológico que, en un futuro, llegará hasta la antigua Tabacalera, que alberga una necrópolis
El teatro romano de Tarragona, después de finalizar la primera fase de musealización del monumento, con la instalación de una estructura de hierro que reproduce las gradas. (Núria Torres / ACN)
Fuente: EFE – Tarragona | LA VANGUARDIA
17 de abril de 2018
El Teatro Romano de Tarragona, del siglo I dC, abrirá al público a partir del festival de recreación histórica Tarraco Viva, que se celebra a mediados de mayo, con visitas concertadas los fines de semana.
Así lo ha anunciado la directora del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT), Mónica Borrell, en una visita a la primera fase de las obras en el monumento, que forma parte del conjunto declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Hasta ahora, las visitas estaban muy restringidas, pero el objetivo es convertir el teatro, en plena zona urbana, las termas de Sant Miquel y un ninfeo -zona de fuentes ornamentales- en un parque arqueológico que explique mejor el pasado romano de la ciudad.
Las obras que se han realizado en el Teatro, que han costado alrededor de un millón de euros, hacen visitable el monumento y han permitido sacar a la luz nuevos hallazgos arqueológicos que explican mejor los restos, como antiguos elementos del telón. La antigua grada (cavea) conserva parte de las cinco filas inferiores y, a partir de aquí, el arquitecto Toni Gironès ha replicado el aspecto que tenía el teatro con una estructura metálica transitable, con capacidad para 216 personas.
Detalle de la visita al teatro romano de Tarragona, y de las autoridades pasando por la nueva estructura de hierro que representa las antiguas gradas, compartiendo espacio con los restos. (Núria Torres / ACN)
El director general de Patrimoni Cultural de la Generalitat, Jusèp Boya, ha definido estos trabajos como un proyecto “audaz” y ha elogiado que se trata de una “interpretación muy contemporánea” que permitirá “entender” mejor el monumento.
El Teatro tenía capacidad para 5.000 espectadores y estuvo en pleno apogeo durante un siglo en la zona portuaria de la antigua Tarraco, hasta que decayó por el empuje de otros espectáculos, como el circo y el anfiteatro, que también se conservan.
La concejala de Patrimonio del Ayuntamiento de Tarragona, Begoña Floria, ha quitado hierro a las críticas que ha recibido la estructura y ha señalado que “son positivas” porque evidencian “que sentimos el patrimonio como algo muy nuestro”. Floria ha recordado que el monumento se salvó gracias a la “presión ciudadana” de “cuarenta años atrás” que impidió que se levantaran pisos encima. De hecho, aún se conservan varias columnas de ese intento de construcción moderna y Floria ha anunciado la intención de “conservarlas” para “explicar mejor nuestra historia”.
Patrimonio, el MNAT y el consistorio trabajan en el proyecto de poner en valor los restos romanos de esta parte de la ciudad, en un parque arqueológico que, en un futuro, llegará hasta la antigua Tabacalera, que alberga una necrópolis. El antiguo puerto romano estaba situado a menos de 200 metros de este teatro y era una zona de bullicio y diversión que el proyecto pretende narrar.
Imagen de restos del teatro romano de Tarragona, en concreto, de la zona de la grada, de la que se conserva parte de las cinco primeras filas de la parte inferior, y de las escaleras de acceso. (Núria Torres / ACN)
La transformación del Teatro Romano en vídeo
Los baños meridionales de la villa romana de Els Munts (Tarragona) empiezan su restauración
La Conselleria de Cultura de la Generalitat ha iniciado las obras de acondicionamiento y restauración de los baños meridionales de la villa romana de Els Munts en Altafulla (Tarragona).
GENCAT / EUROPA PRESS
Fuente: EUROPA PRESS | 20minutos.es
TARRAGONA, 26 Feb.- Según ha informado en un comunicado, la actuación supone una inversión de más de 200.000 euros y, con una duración aproximada de 12 semanas, tiene como objetivo la consolidación y restauración de los restos para garantizar su conservación, así como la mejora de su visita.
La villa forma parte del conjunto arqueológico Tarraco, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, y alberga los conjuntos de baños privados más importantes de Catalunya.