Archive for 13 mayo 2013
La luna sobre el Coliseo
Paseos nocturnos por el monumento más emblemático de la capital del antiguo Imperio Romano
Desde el 2 de mayo y hasta el 2 de noviembre es posible visitar el Coliseo a la luz de la luna y recorrerlo desde una perspectiva más sugerente e imaginativa. GTRES
El Coliseo es uno de los grandes atractivos turísticos de la capital italiana. Desde el pasado día 2 de mayo es posible visitarlo y recorrerlo a la luz de la luna. Estas visitas nocturnas ofrecen una perspectiva distinta, más bella e inquietante, de este gran anfiteatro romano en el que lucharon gladiadores y leones y se celebraron los más cruentos espectáculos.
Anfiteatro Flavio
A las 20,30 en punto de la Puerta del Papa sale el primer grupo que se adentra en los entresijos del gran monumento construido bajo el mandato de los tres emperadores flavios e inaugurado por Tito, hijo de Vespasiano, en el año 80 d.C. La visita accede a la arena, corazón del monumento, baja al subterráneo y discurre por las distintas galerías que de noche muestran una imagen escalofriante.
El recorrido llega a la primera planta donde este año se ha instalado la exposición conmemorativa «Constantino 313 d.C.», que muestra más de ciento sesenta valiosos enclaves creados en la era constantiniana y ofrece una visión particular de Roma en ese momento. A continuación se sube a lo alto del Coliseo para andar por sus graderías tenuemente iluminadas y llegar al mirador que ofrece una vista magnífica del arco de Constantino y el Palatino.
El más grande
Desde allí, uno se puede hacer a la idea de las impresionantes medidas del monumento que, con sus 189 metros de longitud, 156 de ancho y 48 de altura, es el anfiteatro más grande del mundo romano. Con la noche como aliada, hay que cerrar los ojos y con un poco de imaginación es posible oír el griterío de los 90.000 espectadores que llenaban las gradas enloquecidos ante la visión de los más diversos espectáculos.
Esta primera edición de las visitas nocturnas al Coliseo se prolongará hasta el día 2 de noviembre y los recorridos se realizan los jueves y sábados entre las 20,30 y las 24 horas.
Fuente: National Geographic
Hallan una pizarra que muestra la contabilidad de los últimos romanos en Lusitania
Un equipo de investigadores del CSIC ha analizado el objeto para desvelar los usos de estos frecuentes pero poco conocidos documentos históricos
La pizarra de Valdelobos es una de las pocas encontradas en el entorno de Mérida
Ya en la época visigoda (siglos VI-VIII) antes de que se extendiera el uso del papel, era necesario algún tipo de medio que permitiera hacer anotaciones ‘de usar y tirar’ para, por ejemplo, facilitar la contabilidad de un almacén o hacer ejercicios de escritura. Este era el objetivo de las pizarras numerales, unos documentos escritos muy frecuentes –se conocen más de 2.000 en España–, que continúan siendo poco conocidos, ya que su información se reduce a números sin ninguna indicación.
“Descifrar su significado es todo un reto, porque son documentos de difícil interpretación que nos acercarían a la cultura y a los modelos de gestión de unas sociedades que se escapan a la documentación habitual”, explica a SINC Iñaki Martín, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca. “Nuestro estudio plantea el origen y la evolución de los procesos culturales y sociales que están detrás de las pizarras numerales”, añade.
Martí y su compañero Tomás Cordero, junto a un equipo de arqueólogos e historiadores, analizaron una pizarra numeral encontrada en el yacimiento de Valdelobos (Montijo, Badajoz), datada entre los siglos IV y V; anterior a la cronología visigoda. Este yacimiento fue una villa tardorromana, posteriormente reconvertida en necrópolis visigoda. De este estudio se deduce que los visigodos ‘heredaron’ las pizarras del mundo clásico.
La pizarra de Valdelobos presenta dos cuentas, separadas por una línea y escritas por manos diferentes. En cada una de las líneas completas, las cantidades tienden a sumar veinte. “La suma quizá obedezca a la facilidad para calcular el total o para el almacenamiento posterior de ese bien de 20 en 20”, aclara Martín. En cada pizarra se cuenta el mismo producto –grano o aceite, por ejemplo– que, por lo tanto, no es necesario especificar.
Instrumentos de contabilidad
“La pizarra se encontró en una tumba, por lo que es un material reutilizado –explica Martín–. Aparece en una posición secundaria, es decir que forma parte de una estructura diferente a la original». “El hecho de que aparezca en una villa implica su vinculación con las élites del momento”, indica Martín. El uso de la pizarra se puede asociar a las actividades profesionales o domésticas del propietario de la villa.
El que escribía sabía sumar y multiplicar. “Esto descarta a la población campesina, que ni poseía esos conocimientos ni necesitaba redactar estos documentos”, asegura el historiador. Las conclusiones pueden extrapolarse a otras pizarras halladas en contextos tardorromanos y permite establecer su origen en la gestión de la propiedad, que se extendió a otros ambientes posromanos.
Fuente: Iñaki Martín | ABC