Archive for May, 2017

El pecio ‘Bou Ferrer’, ejemplo de conservación del Patrimonio Cultural Subacuático

  • El proyecto ‘Un naufragio romano para la sociedad’ ha sido incluido en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático
  • El proyecto ha sido presentado por el Gobierno español, tras la aprobación por parte de la Comisión Científica del Plan Nacional y del Consejo de Patrimonio Histórico

Ánforas localizadas en el pecio Bou Ferrer de La Vila. / E.M.

Fuente: EUROPA PRESS – Alicante  |  EL MUNDO
30 de mayo de 2017

La VI Reunión de Estados Partes de la Convención de Patrimonio Cultural Subacuático ha aprobado, en la reunión celebrada este martes en París (Francia), la inclusión del proyecto ‘Un naufragio romano para la sociedad, el pecio de Bou Ferrer, localizado en aguas de Vila Joiosa, en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático.

Según ha informado el Ministerio de Educación y Cultura, el proyecto ha sido presentado por el Gobierno español, tras la aprobación por parte de la Comisión Científica del Plan Nacional y del Consejo de Patrimonio Histórico.

Junto a él han sido aprobados otros tres proyectos españoles: ‘Protección jurídica del patrimonio arqueológico subacuático en Andalucía’, ‘Prospección y excavación arqueológica del pecio Deltebre I (Cataluña) y ‘Investigación arqueológica en los pecios Cala Cativa I/Cap del Vol (Port de la Selva), Cataluña’.

Los cuatro proyectos –junto con dos proyectos de México y un proyecto presentado por Portugal– constituyen la primera inclusión que la Convención realiza en este nuevo Registro, tras la aprobación en 2015 de un nuevo procedimiento por el que invitaba a los Estados parte a proporcionar ejemplos de buenas prácticas en este campo, con el fin de fomentar la sensibilización y la difusión del patrimonio cultural subacuático.

Con el respaldo a estos cuatro proyectos, España demuestra, según el Ministerio, su compromiso «permanente» con la defensa, estudio y valoración del Patrimonio Cultural Subacuático que asumió en 2005, tras la ratificación de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001.

El pecio ‘Bou Ferrer’ es una gran nave mercante romana, naufragada a mediados del siglo I d.C. frente a las costas de Vila Joiosa. Tiene una eslora de unos 30 metros y aproximadamente 230 toneladas de porte. Fue un gran velero de comercio que transportaba un cargamento principal de unas 2.500 ánforas, producidas en alfares como el de Villanueva de Puerto Real en Cádiz.

En la actualidad, el pecio Bou Ferrer es el único gran mercante del periodo romano, en todo el Mediterráneo, que combina un inigualable estado de conservación, junto con una profundidad bajo el mar asequible a los arqueólogos subacuáticos.

Se trata de una intervención realizada con técnicas poco invasivas y conexcelentes garantías de protección legal y física del yacimiento. Es además un ejemplo de accesibilidad, tanto del sitio, por medio de visitas dirigidas, como de los materiales recuperados, por la futura exposición en el ‘VilaMuseu’.

«Un sello de calidad»

El delegado de Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, ha señalado que es una «gran noticia», ya que con este reconocimiento por parte de la UNESCO el pecio Bou Ferrer adquiere «un plus de calidad y singularidad» que revertirá en beneficio de la Vila Joiosa ya que se convierte en un atractivo turístico más para Alicante y para toda la Comunitat.

Moragues ha añadido que estas decisiones evidencian el apoyo del Ejecutivo central al patrimonio cultural de la Comunitat Valenciana y su defensa en foros internacionales. En este sentido, ha recordado que el Gobierno promovió las Fallas para su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y está impulsando la candidatura de las Tamboradas. «València, Castellón y ahora Alicante. El Gobierno está apoyando, dentro y fuera del país, el patrimonio de nuestras tres provincias», ha dicho el delegado.

Además, el pecio de Bou Ferrer «tiene el honor de formar parte de la primera inclusión que la Convención realiza en este nuevo Registro tras su aprobación en 2015», ha concluido.

 

31 May 2017 at 1:34 pm Deja un comentario

El láser devuelve el esplendor a los frescos de las catacumbas de Domitila

La magia del láser ha permitido tras meses de restauración que los frescos de dos de los más importantes cubículos de las catacumbas romanas de Santa Domitila, donde se enterraron a ricas familias romanas convertidas al cristianismo, salgan a la luz y cuenten las historia de quienes allí están enterrados.

Foto: La Repubblica

Fuente: Cristina Cabrejas – EFE  |  LA VANGUARDIA

Roma, 31 may (EFE).- En los 14 kilómetros de pasillos que forman las inmensas catacumbas de Santa Domitila, las más extensas de Roma, se encuentra la historia de la pintura funeraria de los primeros cristianos, desde sus orígenes hasta los siglos IV y V, cuando dejaron de ser perseguidos por el emperador Constantino.

A pesar de siglos de saqueos, en estas catacumbas excavadas en las tierras donadas por Flavia Domitila, han quedado los pequeños símbolos que adornan las tumbas de los primeros cristianos o algunos nichos más grandes con pequeños frescos, y sólo dos tumbas que pueden ser consideradas auténticos mausoleos.

Hasta ahora, las características de las catacumbas, con una humedad entre el 90 y el 100 % y una temperatura entre los 14 y 17 grados, así como el delicado estado de los frescos, había impedido que pudieran ser restaurados con los métodos tradicionales.

Ante el peligro de perderlos para siempre yacían bajo una capa negra de musgo, suciedad, sedimentos de carbonato de calcio y numerosos grafitis históricos, explicó una de las arqueólogas y restauradoras de las catacumbas de Santa Domitila, Barbara Mazzei.

Pero con la técnica del láser utilizada para la restauración se ha conseguido en dos años, trabajando en duras condiciones por la estrechez, el frío y la humedad, eliminar las impurezas de una de las tumbas más monumentales de estas catacumbas y respetar además los grafitis que fueron dejando durante los años los descubridores o visitantes históricos de las catacumbas.

Un trabajo que ha costado cerca de 60.000 euros a la Comisión vaticana que se ocupa de arqueología.

«Es como si fuera la tumba de un Berlusconi de la época», bromea Mazzei al explicar que sólo una persona muy importante y adinerada podría haberse hecho construir un cubículo de estas dimensiones, fechado en el final del Siglo IV o inicios del V, en pleno imperio de Constantino.

Los frescos que han salido a la luz reflejan una tumba de un alto dirigente de la Annona, que eran como las actuales arcas del Estado de la Antigua Roma, pero que consistían en los bienes más esenciales como los cereales o el trigo.

En una franja que recorre todo el cubículo circular se han plasmado las fases de la llegada del trigo a Roma, con el desembarco en el puerto de Ostia, cómo era molido y la posterior realización y venta del pan.

Uno de los grandes frescos refleja la que se cree que es una parábola del buen pastor y en otro arco de la bóveda los doce apóstoles junto a Jesús.

Mientras que preside la tumba un retrato del difunto junto con uno de los instrumentos que se utilizaban para pesar el trigo, símbolo de su poder.

Las imágenes han vuelto ahora a ser nítidas y narran así la historia de una vida, pero también de una conversión al cristianismo.

Explica Mazzei las enormes dificultades de haber sacado a la luz estos frescos sin haber borrado los grafitis, que a pesar de que estropean la obra pictórica conforman una pequeña parte de la historia del descubrimiento y excavaciones de estos lugares durante los siglos.

Pocos metros más lejos, se abre otro gran cubículo de la misma época totalmente repleto de frescos con la representación de Adán y Eva, la multiplicación de los panes y los peces, Noé y el Arca y otras escenas bíblicas.

En la bóveda, hasta ahora completamente ennegrecida, se puede observar tras casi un año de restauración la escena de los dos difuntos que junto con un Cristo joven son acompañados al paraíso con los mártires Nereo y Achilleo, enterrados en estas catacumbas.

Aunque la restauración ha concluido esta semana, aún no se prevé la apertura al público y solo la prensa pudo acceder a estos cubículos, mientras que se estudia como podrán ser mostrados a los visitantes.

Lo que sí podrán visitar desde hoy es el pequeño museo que se ha creado a la entrada de las catacumbas bajo el título «el mito, el tiempo y la vida», con restos de sarcófagos que representan escenas mitológicas, bustos y otras series de restos arqueológicos funerarios encontrados durante las excavaciones en diferentes catacumbas de todo el territorio italiano.

Un breve recorrido a través de las lápidas que muestran a leñadores, pastores, oculistas o niños de pocos meses retratados con su sonajero para conocer quienes eran los primeros cristianos.

Ir a Fotogalería y a Vídeo en La Repubblica

 

31 May 2017 at 12:43 pm Deja un comentario

El aeropuerto de Fiumicino se convierte en un museo con tres estatuas de Ostia Antica

Fuente: La Repubblica
30 de mayo de 2017

La zona de embarque internacional del aeropuerto de Roma Fiumicino se convierte en un museo: gracias a la asociación entre Aeropuertos de Roma y el Parque Arqueológico de Ostia Antica, los pasajeros de vuelos internacionales no Schengen podrán admirar tres estatuas originales que datan del siglo II d.C. halladas durante las excavaciones de 1939, y que representan a Apolo, a Afrodita y al dios del río Tíber.

Las esculturas tienen un vínculo especial con el territorio: originalmente destinadas a decorar los jardines y ninfeos a los que se abrían los espacios privados de las domus situadas junto a la desembocadura del río, proceden de la zona que se convertirá durante siglos en la base de llegada y partida del tráfico de la antigua Roma, a través de un sistema portuario capaz de conectarse con todo el mundo entonces conocido.

 

 

 

 

 

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30 May 2017 at 7:17 pm Deja un comentario

Exploran las estructuras portuarias y los naufragios de la isla sagrada de Delos

Unas exploraciones subacuáticas recientes han permitido conocer sus restos antiguos y olvidados, entre ellos un dique y cientos de ánforas del Mediterráneo occidental

Exploraciones subacuáticas. Un arqueólogo subacuático examina unas ánforas del período helenístico. Foto: Ministry of Culture, Greece

Fuente: ALEC FORSSMANN NATIONAL GEOGRAPHIC
29 de mayo de 2017

Las exploraciones subacuáticas realizadas durante este mes de mayo en la pequeña isla de Delos, uno de los lugares más sagrados de la Antigua Grecia, han permitido investigar sus restos sumergidos, especialmente el gran dique que antiguamente protegía el puerto principal de la isla y sus naufragios, que datan desde el siglo V a.C., cuando Atenas formó la Liga de Delos para continuar la guerra contra los persas, hasta el período helenístico, cuando Delos fue atacada por Mitrídates VI, rey del Ponto.

El dique que protegía el puerto principal de Delos de los fuertes vientos del oeste se oculta actualmente por debajo del nivel del mar, que ha aumentado más de dos metros desde los tiempos antiguos, según explica el Ministerio de Antigüedades de Grecia en un comunicado que ha difundido hoy. La construcción sumergida es maciza e impresionante, de 160 metros de largo y con unos enormes bloques de granito en su estructura superior.

El dique protegía el puerto de los fuertes vientos del oeste

Por otro lado se han encontrado diferentes restos de época helenística, sobre todo cientos de ánforas que fueron utilizadas para el transporte de vino y aceite de Italia y del Mediterráneo occidental. «Resulta interesante la presencia de ánforas de fuera del mar Egeo (Italia, España y el norte de África), lo que demuestra la amplitud comercial de Delos durante el período helenístico», destaca el comunicado. Los hallazgos arqueológicos confirman que Delos «fue una importante base comercial y durante un tiempo formó parte de una ruta marítima y comercial que unía el Mediterráneo oriental y occidental«.

Cientos de ánforas. Cientos de ánforas permanecen en el fondo marino de Delos. Foto: Ministry of Culture, Greece

 

Ánforas del Mediterráneo occidental. Cientos de ánforas que fueron utilizadas para el transporte de vino y aceite de Italia y del Mediterráneo occidental. Foto: Ministry of Culture, Greece

 

Amplitud comercial de Delos.«Resulta interesante la presencia de ánforas de fuera del mar Egeo (Italia, España y el norte de África), lo que demuestra la amplitud comercial de Delos durante el período helenístico», destaca el Ministerio de Cultura de Grecia. Foto: Ministry of Culture, Greece

 

Restos de un naufragio. Las ánforas formaban parte del cargamento de diferentes embarcaciones que naufragaron. Foto: Ministry of Culture, Greece

 

30 May 2017 at 7:59 am Deja un comentario

El legado de Grecia en Sicilia

Columnas dóricas, teatros, dioses de mármol… En la mayor isla del Mediterráneo los colonos griegos construyeron algunas de las más hermosas edificaciones de su civilización

Agrigento. Acragas (siglo VI a.C.) fue una de las mayores ciudades griegas. El templo de la Concordia es el que mejor se conserva de los que se alzan en el Valle de los Reyes. Foto: Ylli Lamaj / Age fotostock

Fuente: ALEJANDRO LUQUE  |  NATIONAL GEOGRAPHIC
29 de mayo de 2017

En la Antigüedad se llamó Magna Grecia al territorio del sur de la península itálica y de Sicilia donde se establecieron los colonos griegos. Hoy sus vestigios pueden competir con los de Atenas o el Peloponeso: columnas rematadas en capiteles dóricos y frontones, teatros esplendentes, deidades esculpidas según los cánones… La isla italiana propone un viaje único a través del tiempo, hasta tal punto de que en cualquier momento al visitante le resultará difícil saber en qué momento histórico se halla.

El templo de Segesta se alza en lo alto de un monte tapizado de vegetación, solo 50 kilómetros al oeste de la capital siciliana, Palermo. Esta edificación inacabada del siglo V a.C. ha llegado a nuestros días en un magnífico estado gracias a su aislamiento de los núcleos urbanos. Ante él se entiende, como en pocos lugares, por qué los griegos relacionaban la armonía dórica con la calma del espíritu. El escritor y viajero Guy de Maupassant (1850-1893) afirmó que, al acercarse a esta campiña, tuvo la convicción de que «no cabía colocar allí nada más que un templo griego, y que era aquel el único sitio en que cabía colocarlo». Pero su mejor perspectiva se halla un poco más arriba, cuando remontando otro cerro –a pie o en microbús– se alcanza un teatro griego con capacidad para tres mil personas. Las gradas superiores, las más afectadas por el paso del tiempo, brindan una magnífica vista de todo el valle, y hasta del Mediterráneo al fondo.

En Segesta se pone de manifiesto el exquisito gusto de los griegos al seleccionar enclaves, pero es solo un primer aviso. Más al sur, sin salir de la provincia de Trapani, se encuentra Selinunte. Una gran playa de arenas rubias y aguas de un azul metálico se extiende a los pies de este parque arqueológico, compuesto por varios templos dóricos y santuarios. «La primera impresión es de gran soledad y melancolía», escribió sobre este lugar Lawrence Durrell (1912-1990) en su amena obra Carrusel siciliano. Pero, de nuevo, el aislamiento de las ciudades –aunque sea gracias a colinas artificiales– resulta confortante: la brisa del mar se confunde con el aroma de los pinos y refuerza la sugestión de estar en perfecta comunión con la naturaleza.

Al ser imposible determinar a qué divinidades estaban consagrados, los templos de Selinunte han sido designados con letras del abecedario. Aquellos que lucen en pie, como el E, fueron objeto de un concienzudo trabajo de rehabilitación, pues hace mucho que la ciudad fue destruida cuando los segestinos, tal vez envidiosos del esplendor de Selinunte, se aliaron con Cartago hacia el 409 a.C. y comenzaron un asedio que arrasó la ciudad. Lo que quedó en pie fue demolido por los seísmos que se han abatido sobre Sicilia a lo largo de la historia. No obstante, el tamaño de las columnas, tanto de las erguidas como de las yacentes, es impresionante. Caminando hacia el mar asoma la Acrópolis, con restos de seis templos y otras edificaciones menores, junto al degradado santuario de Malophoros, dedicado a Deméter, diosa de la agricultura.

La brisa del mar se confunde con el aroma de los pinos y refuerza la sugestión de estar en perfecta comunión con la naturaleza

Muy distinta es la impresión que transmite el Valle de los Templos, a una hora y media de carretera de Selinunte. Aquí resulta ineludible la visión de la ciudad, Agrigento, que aparece como una cortina tras las ruinas. En cambio, estas se hallan muy bien restauradas. Tras pasar ante el descomunal altar donde en su día se sacrificaban animales, aparece el templo de Zeus Olímpico, de más de 100 metros de largo y columnas de más de 18: tal vez el mayor de la Antigua Grecia.

Templos para los dioses

A continuación aparece el templo de Cástor y Pólux, los héroes mellizos hijos de Zeus, junto a restos de otros cuatro templos y varios altares. Completan la familia, entre otros vestigios, el templo de Hércules, el más antiguo; el templo de la Concordia, de singular elegancia, también consagrado a Cástor y Pólux; y el templo de Juno Lacinia, del que solo resisten en pie 25 columnas de algo más de seis metros. En todo caso, es el conjunto lo que produce un poderoso efecto escenográfico, que multiplica su belleza al atardecer, cuando las últimas luces del día tiñen de naranja sus piedras.

El periplo puede concluir en la costa oriental. En la isla Ortigia, comunicada por un puente con Siracusa, se halla una catedral cuya portada, como una máscara barroca, da paso a un espacio que antaño fue templo griego para mayor gloria de Atenea y que todavía conserva las columnas dóricas del siglo V a.C. En las afueras de Siracusa, además, se abre un Parque Arqueológico en el que destaca un espléndido teatro griego. También puede verse allí el Ara de Gerón y las latomias, canteras de piedra calcárea que fueron usadas también como cárcel para los prisioneros atenienses en tiempos del tirano Dionisio.

Más al norte, en Taormina, otro gran teatro insiste en la perfecta armonía de lo griego con el paisaje circundante: desde sus gradas más altas se divisa la costa de la Península Itálica, así como la mole humeante del Etna. La primera crónica de su actividad eruptiva procede, cómo no, de un historiador griego, Diodoro Sículo.

Scala dei Turchi. La playa de Scala dei Turchi, al oeste de Porto Empedocle, tiene unos espectaculares acantilados de marga. Foto: Luca Mancuso / Age fotostock

 

Segesta. Este templo dórico se conserva bien gracias a su aislamiento y a que no llegó a ser concluido –carece de techo y las columnas, de estrías–, ni por ello saqueado. Foto: Martin Stoiser

 

Palermo y sus museos. Entre los museos de Palermo donde se recoge la huella de Grecia en tierras sicilianas destaca el Museo Arqueológico Regional Antonio Salinas, ubicado en el convento de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri y levantado en torno a tres acogedores claustros. Junto a piezas fenicias, etruscas y cartaginesas, sobresalen las obras de arte griego: capiteles, sarcófagos, magníficas metopas, un fragmento del friso oriental del Partenón y estatuas de deidades, así como monedas y enseres domésticos. Por su parte, el Museo de Arte y Arqueología Ignazio Mormino acoge obras de Selinunte, como este bajorrelieve de Perseo cortando la cabeza de Medusa, mientras evita mirarla directamente para no quedar petrificado por el horror. Foto: Age Fotostock

 

Taormina. A partir del vino de Marsala se elabora el vino de almendras, un producto de Taormina. Foto: Salvo Olimpo / 500px

 

Dioniso Yaco. En 1882 un niño de Castelvetrano halló esta estatua en bronce del siglo V a.C., conocida como el Efebo de Selinunte, que parece representar a Dioniso Yaco. En 1962 fue robada y se recuperó en 1968 gracias a una operación policial. Tras exhibirse en el Museo A. Salinas de Palermo, retornó a Castelvetrano en 1997. Foto: Age Fotostock

 

Taormina. Una perla con vistas al Etna. Esta ciudad situada sobre una terraza del monte Tauro –del que deriva su nombre– es uno de los enclaves más atractivos de la costa oriental de Sicilia. El ferrocarril que la unía a Mesina desde 1866 convirtió Taormina en un gran destino turístico, donde la burguesía finisecular de media Europa festejaba su amor al Mediterráneo y al legado griego. Su gran teatro de más de 100 metros de diámetro, con la silueta del Etna al fondo, acabaría siendo un escenario romano, en el que la catarsis de las tragedias daría paso a luchas de gladiadores. El recinto y la ciudad que lo envuelve enamoraron a Goethe, André Gide, Thomas Mann, Jean Cocteau o Tennessee Williams. Woody Allen rodó en el teatro escenas de Poderosa Afrodita (1995). Foto: Antonino Bartuccio / Fototeca 9×12

 

Placa de terracota, Museo Paolo Orsi, Siracusa. Foto: Fototeca 9×12

 

Cerámica de Selinunte, Palacio Branciforte, Palermo. Foto: Fototeca 9×12

 

Sarcófago del Valle de los Templos, Museo Nacional de Agrigento. Foto: Fototeca 9×12

 

Los telamones de Agrigento. El templo de Zeus Olímpico o de los Gigantes, en Agrigento, contaba con diversos telamones o atlantes, unas figuras masculinas colosales, de 7,5 metros de altura, con los brazos doblados por encima de los hombros y que servían como columnas, de modo similar a las cariátides. La que se ve en la imagen se halla en el Museo Nacional de Agrigento, una de las ciudades más poderosas en la edad de oro de la Magna Grecia (siglos VI y V a.C) y cuna del filósofo Empédocles. Su Valle de los Reyes –Patrimonio de la Humanidad– posee algunos de los edificios más antiguos y mejor conservados fuera de la propia Grecia. Foto: Claudio Cassaro / Fototeca 9×12

 

Una vuelta a Sicilia en seis etapas

1. Palermo. La gran capital siciliana posee rincones llenos de encanto y un gran patrimonio artístico.

2. Cefalú. Además de su playa, este pueblo de pescadores tiene tres imponentes edificios religiosos.

3. Taormina. La ciudad más aristocrática y glamurosa de la isla.

4. Etna. Varios caminos remontan sus laderas y se acercan al cráter.

5. Agrigento. Un conjunto de templos fascinantes próximo al mar.

6. Prizzi y Corleone. En estos pueblos que coronan promontorios, y cuyos nombres ha inmortalizado el cine, late la Sicilia más genuina.

 

29 May 2017 at 8:38 pm 2 comentarios

Hallan el mayor muro romano de Valencia

Hacienda estudia convertir los hallazgos en un referente turístico al nivel de La Almoina

Fuente: Hortensia García > València  |  Levante-EMV
28 de mayo de 2017

Las excavaciones en la calle Micalet han aflorado el muro romano más grande encontrado en la ciudad, y ha supuesto la localización de otros elementos islámicos de gran valor histórico para la ciudad.

Las ruinas de la ciudad romana han aflorado, tras varios meses de excavaciones arqueológicas, en el antiguo Palacio de Calatayud, en la calle Micalet, donde se ha recuperado un muro de piedra de gran altura (2,2 metros), con su revestimiento original de placas de mármol (posiblemente de la cantera valenciana de Buixcarró) perteneciente a uno de los grandes edificios del entorno monumental del foro romano.

Se trata del muro de esta época de mayores dimensiones recuperado hasta ahora. Cabe recordar que la calle Micalet y el entorno de la Catedral es la zona de mayor interés arqueológico de la ciudad, como así puede comprobarse en el Centro Arqueológico de l´Almoina, donde se exhiben las ruinas de la ciudad fundacional, entre ellas una columnata del foro, las calles principales (cardo y decumano), las termas y otros edificios de época romana, islámica y visigoda. Uno de los grandes edificios del foro aún por descubrir es el templo. Los restos han aparecido a una profundidad próxima a los cuatro metros.

Otro de los hallazgos ha sido un fragmento de inscripción con letras romanas, que forma parte del cimiento de un muro de época Califal del siglo X, que podría pertenecer, según los expertos, a una lápida honorífica y que hace referencia a los «veterani et veteres».

Estos fueron los dos grupos de población que gobernaron la curia, el ayuntamiento de la Valentia romana. Los «veteres» eran los descendientes de los primeros pobladores, que llegaron a la ciudad en el siglo II a. C., mientras que los «veterani» eran los soldados licenciados llegados a València en la época de Augusto (aproximadamente a finales del siglo I a. C.).

La Conselleria de Hacienda asegura que el muro recuperado en el antiguo Palacio de Calatayud es el de mayor tamaño localizado hasta ahora. Estos hallazgos se suman al tesorillo de monedas medievales recuperado hace unos meses. La Conselleria de Hacienda proyecta recuperar e integrar las ruinas localizadas en la restauración del edificio -que mantendrá una vez rehabilitado el uso administrativo- y convertirlo en un museo abierto a toda la ciudadanía.

Las excavaciones arqueológicas que la Conselleria de Hacienda está realizando en el Palacio de Calatayud, en la calle Micalet, «están proporcionando hallazgos de alto valor histórico y patrimonial, cuya recuperación podría convertirlo en una referencia turística al nivel de centros arqueológicos como La Almoina», apuntan fuentes del Consell.

Los trabajos arqueológicos en el antiguo Palau de Calatayud están aportando nuevos hallazgos, que se suman a los ya recuperados semanas atrás, donde se han obtenido datos importantes para la historia urbana del entorno de la Catedral y la plaza de la Virgen. Este muro, además, fue utilizado a lo largo de la historia, de modo que se conserva hasta el momento una altura superior a los 2,25 metros y, sobre él, se mantienen reformas de épocas posteriores que muestran cómo distintas culturas y civilizaciones vivieron en el mismo espacio que ha llegado hasta nuestros días.

También se ha descubierto una parte de la trama urbana antigua, cuya modificación en 1.800 coincide con la construcción de la actual Casa Vestuario. Se han verificado las antiguas alineaciones de la calle Micalet, que provenían de muchos siglos atrás, y se ha confirmado que la antigua línea de fachada se encuentra bajo la actual calle, de modo que la anterior era mucho más estrecha y con una orientación que coincide con la de otros restos de la ciudad romana. Además, en la pared medianera con la Casa Vestuario se ha descubierto el antiguo muro, que alcanza dos plantas de altura, construido con la técnica del tapial y que data del siglo XIV.

Fuente y baños árabes

Del pasado islámico se han recuperado también numerosos restos, como una fuente rodeada de tuberías cerámicas, una canalización de suministro de agua, posiblemente derivada de la Acequia de Rovella, y estancias de un edificio, cuya interpretación se encuentra en fase de estudio, a la espera de poder verificar si pertenecen a unos antiguos baños árabes de los que se tiene constancia en el entorno del actual Palau de Calatayud.

Otro descubrimiento es un muro que progresa en el alzado de las paredes del actual inmueble. Se trata de un hallazgo de gran relevancia, ya que salvo los restos de la antigua muralla musulmana son pocos los muros de esa época conservados en altura en Valencia. Todos los edificios de ese periodo fueron eliminados tras la conquista cristiana.

 

28 May 2017 at 8:27 pm 1 comentario

Las «balas» aullantes, el arma secreta con la que las legiones romanas aterrorizaron a sus enemigos

Una excavación en Escocia encontró una gran acumulación de proyectiles para hondas. Algunos estaban agujereados para aullar y recientemente se ha descubierto que otros tenían casi la misma potencia que balas de calibre 44 Magnum

Proyectiles encontrados en «Burnswark Hill», donde un ejército romano asaltó una fortaleza – THE BURNSWARK PROJECT

Fuente: ABC.ES
28 de mayo de 2017

Se cree que hace unos 1.900 años un ejército de 5.000 romanos asaltó una fortaleza de nativos situada en «Burnswark Hill», al suroeste de Escocia, y tan solo unos pocos kilómetros al norte del muro de Adriano. Entre 1.000 a 2.000 defensores trataron de resistir. Pero, tal como averiguaron arqueólogos de la Sociedad histórica escocesa, que investigaron la zona, aquella no fue una batalla convencional. Los romanos acumularon una gran cantidad de armas de asedio y un importante arsenal de munición para hondas, cuya finalidad, a parte de provocar enormes bajas entre los enemigos, era aterrorizarlos y avisar a las otras tribus de la futilidad de su defensa.

«Burnswark Hill», posición donde se alzó un fuerte asaltado por romanos – THE BURNSWARK PROJECT

El yacimiento, situado en la región de Dumfries, se convirtió hace cinco años en la mayor representación de «balas» para hondas de Roma nunca descubierta. En total, una investigación dirigida por John Reid y Andrew Nicholson halló 2.700 proyectiles para honda. «Es un fuerte muy pequeño que fue atacado por un ejército considerable que usó un enorme volumen de proyectiles», ha dicho Reid en National Geographic, «La violencia ejemplar no es nueva, y los romanos no fueron los únicos en usar esta técnica, pero ellos alcanzaron un nivel magistral».

Los investigadores analizaron la composición de las balas, a través del análisis de radioisótopos, para datar el momento del ataque. El estudio de la forma y el peso de los proyectiles indicó que estos eran similares a otros encontrados en Escocia, pero distintos a los hallados en cualquier otro lugar de las antiguas posesiones de Roma.

Como balas del calibre 44 Magnum

Después de calibrar los detectores de metal para encontrar los proyectiles, los investigadores encontraron en el yacimiento de «Burnswark Hill» un total de 2.700 proyectiles, de los que desenterraron alrededor de 400, y un par de proyectiles para balista. Los primeros pesan entre 30 y 50 gramos y tienen forma de limón o bellota (esta última era un símbolo de buena suerte).

Aparte de esto, prepararon réplicas de los proyectiles y se las entregaron a un hondero experto. Gracias a esto comprobaron que en las manos adecuadas el poder de parada de las bolas era similar al de un proyectil de un revólver del calibre .44 Magnum (de aproximadamente 10.9 milímetros de diámetro).

Acumulación de municiones en «Burnswark Hill» – THE BURNSWARK PROJECT

Además observaron que los proyectiles eran capaces de volar a velocidades de 160 kilómetros por hora y acertar a objetos menores a un hombre a una distancia de casi 120 metros. «Las piedras más grandes para hondas son muy poderosas, literalmente podrían volarte la parte de arriba de la cabeza», dijo John Reid en National Geographic.

Proyectiles aullantes

Aparte de eso, en el yacimiento de «Burnswark Hill» los investigadores hallaron unos proyectiles que no se han encontrado en otras zonas bajo dominio romano, aparte de las situadas bajo territorio británico: se trata de proyectiles agujereados por un orificio de unos cinco milímetros.

Después de ser lanzadas por el hondero de pruebas, los investigadores comprobaron que eran mucho menos efectivas que las macizas, pero que al volar emiten un «extraño aullido» a medida que el aire se adentra en el agujero. Tal como ha dicho Andrew Nicholson en National Geographic, su propósito era aterrorizar y distraer a los enemigos.

«Imagínate que estás oyendo ruidos casi sobrenaturales que nunca antes has oído, y que hay gente cayendo a tu alrededor», dijo Nicholson, para narrar lo que ocurriría cuando los romanos lanzaban una lluvia de proyectiles sobre el enemigo.

Los temidos honderos

Las hondas estaban formadas por dos largas cuerdas, que se sujetaban con la mano lanzadora, y que estaban unidas a un pequeño bolso que albergaba la munición. El diseño permitía lanzar varios proyectiles a la vez, lo que era muy útil en combates a corta distancia.

Los historiadores consideran que los proyectiles de «Burnswark Hill» fueron usados por tropas auxiliares («auxilia»). Probablemente los honderos más temidos fueron los baleares, que lucharon con Julio César en la invasión fallida de Britania, entre el 55 y el 54 antes de Cristo. «Esos tipos eran honderos expertos; habían estado haciendo eso toda su vida», dijo Reid.

Largo y sangriento asedio

La localización y el número de proyectiles muestran, según los investigadores, que el asedio fue largo y violento. Según la datación, la batalla ocurrió en torno al 140 después de Cristo, momento en que Roma estaba bajo el mandato del emperador Antonino Pío, el sucesor de Adriano. «Era un nuevo emperador y necesitaba una victoria militar en alguna parte», propuso Reid. Quizás, sugirió, Pío decidió mostrar su capacidad con un acto de extraordinaria violencia para conquistar y aterrar a las tribus del norte.

A pesar e la superioridad tecnológica de los romanos, se cree que las tribus aprovecharon mejor el terreno, y que la batalla se alargó más de lo previsto por los romanos. En consecuencia, el final de la batalla de «Burnswark Hill» no fue nada amistoso: «Estamos bastante seguros de que los nativos de lo alto del monte no sobrevivieron», dijo Reid.

A pesar de la victoria en esta fortaleza, se considera que la guerra se extendió durante dos décadas al norte del muro de Adriano. Finalmente, la resistencia de las tribus, lo inhóspito del terreno y los problemas de suministro, obligaron a los romanos a claudicar y a marchar de vuelta al muro. Según los arqueólogos de «Burnswark Hill», esta guerra fue una especie de Afganistán romano.

 

28 May 2017 at 4:52 pm Deja un comentario

Erdogan ordena que los estadios dejen de llamarse «arena» en Turquía

El presidente Erdogan en una foto de archivo. Fuente de la imagen

Fuente: EFE  |  LA VANGUARDIA

Estambul, 26 may.- El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, aseguró hoy que ha dado instrucciones para que ningún estadio del país tenga en su nombre la palabra «arena», algo que afectará a los campos donde juegan, por ejemplo, los clubes de fútbol Besiktas y Galatasaray.

«Estoy contra las «arenas». ¿Sabéis lo que se hacía en las arenas, no? La gente era desmembrada por animales», explicó en un discurso en Estambul el jefe del Estado, en referencia a los anfiteatros romanos, de los que viene la aplicación de ese vocablo a un recinto de espectáculos.

«No existe esa palabra en nuestro idioma. Mirad la definición. No puede haber algo así», afirmó ante un grupo de graduados de escuelas religiosas.

Erdogan aseguró que ha ordenado al ministro de Deportes que quite el nombre arena a todos los estadios.

Los equipos de fútbol Besiktas y Galatasaray de Estambul juegan en los estadios Vodafone Arena y Türk Telekom Arena, respectivamente.

 

28 May 2017 at 1:09 pm Deja un comentario

La cuarta columna de Augusto

Uno de los cuatro pilares del antiguo templo romano de la calle Paradís fue reconstruido con restos de otros derruidos a mediados del siglo XIX y exhibido hasta 1956 en la plaza del Rei

Las columnas de Templo romano de Augusto se conservan en la calle Paradís de Barcelona. (Xavi Casinos)

Fuente: XAVI CASINOS > Barcelona  |  LA VANGUARDIA
27 de mayo de 2017

El Centre Excursionista de Catalunya custodia, en su sede de la calle Paradís, el más importante vestigio de la antigua Barcino, los restos del templo dedicado al emperador Augusto que presidía el foro romano de la ciudad, en el punto más alto del monte Táber.

Se trata de cuatro columnas que formaban una de las esquinas del edificio. Aunque es realidad son solo tres. La cuarta, conocida como viajera, está en realidad fabricada con restos de otras columnas y que hasta 1956 se exhibía en la plaza del Rei.

Las columnas de Templo romano de Augusto se conservan en la calle Paradís de Barcelona. (Xavi Casinos)

El edificio se supone que fue erigido a principios del siglo I, en tiempos del emperador Tiberio, que fue quien impuso el culto a su predecesor. Con el tiempo, el templo y sus columnas fueron absorbidos por las edificaciones más modernas. Existen antiguos dibujos que documentan la presencia de las columnas como parte de algunas viviendas.

Sin embargo, la existencia de los restos de las columnas fue prácticamente ignorada durante siglos, hasta que en 1830, el arquitecto Antoni Celles realizó una detallada memoria del templo a partir de unas excavaciones financiadas por la Junta de Comerç de Barcelona. No obstante, el recobrado interés por el antiguo templo de Augusto no impidió que continuara la destrucción de las históricas columnas.

Las columnas de Templo romano de Augusto se conservan en la calle Paradís de Barcelona. (Xavi Casinos)

En 1850 existían todavía seis, de las cuales dos fueron derribadas durante las obras de unos edificios de la calle Llibreteria. Miembros de la Acadèmia de Bones Lletres recogieron los restos, con los que lograron reconstruir la cuarta columna que hoy puede admirarse en el Centre Excursionista, la más próxima a la entrada.

Su intención inicial era llevarla al museo de antigüedades que esta entidad había promovido en la capilla de Santa Àgueda, pero a causa de sus dimensiones se decidió finalmente situarla en la plaza del Rei, donde permaneció hasta 1956, cuando se integró de nuevo en el templo, junto con las tres que forman la esquina superviviente y de donde, a diferencia de su compañera, no se han movido desde hace casi 2.000 años.

Las columnas de Templo romano de Augusto se conservan en la calle Paradís de Barcelona. (Xavi Casinos)

 

27 May 2017 at 12:11 pm Deja un comentario

El mito de la batalla de Maratón: los «pacíficos» atenienses enseñan a los espartanos a aplastar persas

Para los persas la derrota de Maratón fue solo el prólogo de la invasión de dimensiones bíblicas que estaba por llegar en tiempos de Jerjes y Leónidas

Fotograma de «300: El origen de un imperio» con un grupo de hoplitas atenienses cargando

Fuente: CÉSAR CERVERA  |  ABC
25 de mayo de 2017

Filipides corrió y corrió durante 42 kilómetros. Corrió hasta literalmente el último aliento. Según la leyenda (no recogida en los textos de Herodoto), este soldado fue enviado a Atenas para avisar de que los persas habían sido derrotados en la localidad de Maratón y evitar que los atenienses rindieran la ciudad. Nada más entregar su mensaje, y con ello evitar la rebelión en ciernes de los aliados de los persas, cayó muerto Filipides en el sitio. Una anécdota recogida 600 años después, y por tanto probablemente falsa (¿por qué ir andando pudiendo ir a caballo?), pero que advierte de lo mitificado que están todos estos episodios de la Antigüedad. La posterior glorificación de los heroicos «hombres de maratón» en la literatura ateniense escondió el hecho de que su triunfo fue limitado y pospuso el problema solo por unos años.

La guerra de Occidente contra Oriente

Una década antes del sacrificio espartano en el paso de las Termópilas la rivalidad entre el Imperio persa y las polis griegas vivió un primer simulacro de guerra. El rey persa Darío I, padre de Jerjes, organizó en 492 a. C. la invasión de la Grecia Continental como castigo a las polis de Atenas y Eretria, que habían apoyado un levantamiento en las ciudades controladas por los persas en Asia Menor y Chipre. La autoridad persa no resultaba excesivamente opresiva en estas ciudades jonias, aunque la naturaleza autocrática del poder de Darío y los cambios en el sistema de tributos amenazaba con estallar tarde o temprano en una revuelta.

Esta primera parte de la guerra empezó favorable a los intereses del ejército persa, que volvió a subyugar Tracia y obligó a Macedonia a ser vasalla del reino de Persia. Sin embargo, una tormenta sorprendió a la flota del general persa mientras costeaba el Monte Athos y retrasó un año más las operaciones. Todas las partes de Grecia aceptaron someterse ante los enviados persas excepto Atenas y Esparta, las cuales ejecutaron a los embajadores al más puro estilo cinematográfico «This is Sparta!».

Reconstrucción moderna de una formación de falange hoplítica

Fue a raíz de estas ejecuciones cuando Darío ordenó una segunda campaña militar, dirigida por los generales Datis y Artafernes, que tenía como objeto expreso destruir Atenas y Esparta. Según la leyenda, el rey persa preguntó: «¿Quién es esa gente que se llama atenienses?», a lo que añadió él mismo sin aceptar explicaciones: «¡Oh Ormuz (divinidad persa), dame ocasión de vengarme de los atenienses!». Una flota de casi veinte mil infantes y jinetes se concentró en Cilicia (la zona costera meridional de la península de Anatolia) y fue saltando el terror y la destrucción de isla en isla hasta desembarcar en Eretria, que fue arrasada y sus ciudadanos esclavizados. Finalmente, el ejército expedicionario se dirigió al Ática, desembarcando en Maratón por sugerencia del tirano ateniense Hipias. El otrora dictador de Atenas, que durante unos años impuso un reinado represivo en la polis, se había refugiado en la corte persa de Darío I después de ser derrocado por los espartanos. Cuando Persia amenazó con atacar a Atenas y reponer a Hipias lo hizo sabiendo que el viejo tirano tenía todavía muchos partidarios en la ciudad.

Milcíades creía que el lugar escogido por Hipias, en la zona nororiental del Ática, no era muy propicio para una batalla de grandes dimensiones

Al conocer que los persas habían desembarcado cerca de su metrópolis, la joven democracia ateniense pidió ayuda a los soldados de Esparta (el nombre correcto es lacedemonios, puesto que Esparta como polis no existía), que retrasó su apoyo por hallarse en plenas fiestas Carneas. Un viejo conocido persa, Milcíades, asumió el mando de las tropas atenienses, apenas 10.000 hoplitas, y propuso salir al encuentro persa a pesar de su enorme superioridad numérica, 20.000 efectivos, según Herodoto. Milcíades creía que el lugar escogido por Hipias, en la zona nororiental del Ática, no era muy propicio para una batalla de grandes dimensiones, porque la llanura estaba dividida transversalmente por el torrente Caradro, pero sí para que las falanges hoplitas dieran su máximo potencial.

El grito de los atenienses

En su origen los hoplitas eran ciudadanos propietarios de pequeños terrenos agrícolas que, de cara a defender su ciudad, se compraban su propia armadura (grebas de bronce, yelmo, un escudo cóncavo, coraza, jabalina de punta doble y una espada como arma secundaria) y acudían al frente. Su formación en falange permitía que la unión de todos ellos fuera una perfecta arma para la guerra: las apretadas filas establecían un muro de escudos altos y las lanzas salientes de las tres primeras filas los hacían imbatibles frente a la caballería enemiga. El código agrario desaconsejaba las gestas individuales fuera de las filas de la falange y las unidades de arqueros no eran habituales. No en vano, precisamente antes de la batalla de Maratón fueron liberados esclavos atenienses para servir de infantería ligera, honderos y lanzadores de jabalina. Además, un millar de platenses –ciudad bajo la tutela de Atenas– reforzaron en esta contienda a los atenienses.

Por su parte, las fuerzas persas que estaban presentes en Maratón bajo el mando de Artafernes, un sobrino de Darío, estaban compuestas de soldados de diferentes procedencias que no hablaban las mismas lenguas y no tenían la costumbre de combatir juntos. Si bien tenían la superioridad numérica de su parte, su falta de coordinación y su pobre armamento las hacían vulnerables frente a los hoplitas. Los escudos de mimbre y lanzas cortas hacía a la infantería persa vulnerable en el combate cuerpo a cuerpo, mientras que su caballería era débil frente al erizado de lanzas que era la falange ateniense.

Escena de ánfora de figuras negras de Atenas (siglo VI a. C., Museo del Louvre).

Durante varios días, ambos ejércitos permanecieron en actitudes defensivas. La distancia entre los dos ejércitos era de 1.500 metros, lo que permitía a los persas escuchar con nitidez el grito de guerra de los atenienses: «Ελελεσ! Ελελεσ!» (Eleleu, Eleleu). Los persas no se atrevían a desalojar a los griegos de su ventajosa posición, situados en un terreno consagrado a Heracles; mientras que los atenienses no se atrevían a descender a la llanura, donde quedarían a merced de las flechas de los persas. Y de nuevo la versión mitificada presenta a Milcíades como el defensor de atacar cuanto antes a los persas, frente a otros oficiales más conservadores. Lo más probable es que los mandos griegos apuraron el máximo no por excesiva prudencia, sino con la esperanza de que pudieran llegar los refuerzos espartanos a tiempo.

El 11 de Septiembre del 490 a.C. (según el calendario griego) se impuso el plan del estratega y mandó que el cuerpo de hoplitas atacara a la carrera para cubrir rápidamente el terreno que les separaba y esquivar las flechas, lo cual era otro de los puntos fuertes de la infantería griega: su velocidad. En este sentido, autores modernos cuestionan que los hoplitas pudieran desplazarse tan rápido con un armamento tan pesado durante tantos metros y exponiéndose a perder su preciada formación.

La verdad detrás del mito

Los persas tenían su fortaleza invertida en sus arqueros, que no tuvieron ocasión de actuar debido a la sorpresiva iniciativa ateniense, y en la caballería, que en Maratón estaba ausente porque Datis, el otro comandante persa, había zarpado con todos los jinetes para emplearlos en la llanura de Falero.

Las infanterías enfrentadas en el centro mostraron vencedor a los persas en un principio, mientras que en los flancos los atenienses destrozaron a los persas sin que cupiera respuesta. La táctica de Milcíades consistía en atacar por los flancos, de modo que la maniobra envolvente fuera engullendo a los persas y dejando a su centro aislado como un islote rodeado de miles de hoplitas. Su plan fue un éxito. Los atenienses aprovecharon la jornada para masacrar a los persas, que en su huída acabaron atrapados en tierras pantanosas. Herodoto estima en 6.400 las bajas persas, frente a las exiguas 192 muertes griegas. No en vano, Datis todavía conservaba fuerzas suficientes para dirigirse en barco hacia Atenas. Sabía que, con las tropas fuera de la ciudad, bastaba la llegada de la flota persa para que los partidarios del tirano Hipias iniciaran una revuelta y entregaran la ciudad.

Un hemerodromo (los corredores profesionales de Atenas) corrió desde Maratón hasta Atenas, 42 kilómetros sin pausa, para advertir de la victoria ateniense y de la llegada de los persas, cayendo muerto nada más pronunciar estas palabras en su último aliento: «Hemos ganado». Más una leyenda que una realidad… pues Herodoto (para él Filipides fue un atleta que recorrió 200 kilómetros para pedir la ayuda espartana) no recogió esta historia; mientras que otros autores no se ponen ni siquiera de acuerdo con el nombre del atleta: Luciano de Samósata le llama Filipides, y Plutarco le nombra como Tersipo. El filólogo Michel Bréal se inspiró en su historia para proponer a Pierre de Coubertin la celebración de una carrera llamada maratón dentro del programa de los modernos Juegos Olímpicos.

Pintura de la llegada de Fidípides a Atenas, por Luc-Olivier Merson

Finalmente, Datis se retiró a Falero con unos 10.000 hombres antes de volver a casa y los partidarios de Hipias no levantaron Atenas. ¿Fue el atleta el que evitó con su gesta maratoniana la caída de Atenas? ¿Por qué renunció Datis a atacar la ciudad con los enemigos a más de 40 kilómetros de distancia? Lo cierto es que los textos más mitificados se cuidaron en ocultar que el mismo día de la batalla un ejército de 2.000 espartanos se dirigió a Atenas tras recorrer en dos días más de 200 kilómetros. Los atenienses preferían la inverosímil historia del heraldo heróico antes de reconocer los méritos de sus vecinos, ahora aliados, en otro tiempo rivales.

Para los persas la derrota de Maratón fue solo el prólogo de la invasión de dimensiones bíblicas que estaba por llegar. Convencidos como estaban de que podían someter la Grecia Continental, los persas prepararon una nueva intentona una vez se lamieron las heridas internas. Tras la sublevación de Egipto (486 a. C.) y la muerte de Darío (486 a. C.), Jerjes I preparó la madre de todas las flotas y el padre de todos los ejércitos de «inmortales». En tanto, los atenienses ensalzaron esta victoria a niveles legendarios, disimulando en sus textos que los persas seguían siendo un imperio impenetrable y que Maratón no había sido una lucha entre un puñado de griegos y un ingente número de bárbaros, sino un triunfo a raíz de un error táctico de los orientales.

Poseído por los elogios, Milcíades intentó atacar la Isla de Paros en el 489 a.C aprovechando la supuesta debilidad persa. Sin embargo, pronto Milciades tuvo que volver sin la victoria prometida, muriendo poco después por una herida de guerra. Una cosa era defenderse y otra muy distinta trasladar la guerra al terreno persa. Grecia todavía no estaba preparada para esa guerra.

 

27 May 2017 at 12:06 pm Deja un comentario

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