Edificios a prueba de terremotos en Roma

El pasado martes, 12 de mayo, pudo sentirse en Roma un pequeño terremoto con epicentro en los jardines del Castillo Sant’Angelo, a un tiro de piedra de la Ciudad del Vaticano. En torno a las 14’44 horas, los sismógrafos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología registraron un movimiento de 2,1 en la escala de Richter que se sintió en Roma y localidades próximas. Por fortuna, las propias autoridades locales se aprestaron a informar que el temblor no había causado daños en la estructura de este emblemático monumento romano, también conocido como el Mausoleo de Adriano.

Giulio Selvaggi, director del Instituto, intentaba tranquilizar a la población asegurando que «históricamente, en Roma nunca ha habido grandes terremotos. El riesgo sísmico es bajo y no hay fallas preocupantes. Son los terremotos en los Apeninos los que crean los mayores problemas». Sin embargo, admitió que un estudio completo del centro de Roma es «difícil, porque las señales en la superficie son confusas y están protegidas por las capas construídas. 

Selvaggi está en lo cierto aunque sólo en parte. Roma ha soportado al menos tres terremotos devastadores: los años 443, 1349 y 1703. Lo cual nos lleva a preguntarnos cómo siendo así pueden seguir en pie construcciones con más de 2.000 años de antigüedad. La respuesta parece sencilla: por los conocimientos técnicos de los constructores romanos. Por si quedara alguna duda, esta noticia de hoy puede ayudar a despejarla:  

Una nueva investigación sugiere que las cenizas de arena producidas por un volcán que hizo erupción hace 456.000 años podrían haber contribuido a que el enorme complejo de la antigua Roma haya sobrevivido intacto durante casi 2.000 años, a pesar de tres terremotos.

Según un informe de Discovery News, análisis de rayos x en una muestra de uno de los muros del Mercado de Trajano en Roma han demostrado que en los morteros utilizados por los antiguos romanos aparece stratlingite, un mineral utilizado como fortalecedor en los cementos modernos.

El «Mercado», que incluye un conjunto de salas semicirculares dispuestas en tres niveles, ha sido tradicionalmente atribuido a Apolodoro de Damasco, un arquitecto sirio que trabajó fundamentalmente con el emperador Trajano. Datado en el año 113 d.C., el enorme complejo se considera una especie de «centro multifuncional», con edificios administrativos de Trajano, que gobernó desde el 98 al 117 d.C.

Según los investigadores, los constructores romanos tuvieron mucho cuidado en la selección de morteros  para unir los muros. Conocían las propiedades de los materiales de las rocas, y desarrollaron hormigones con cenizas volcánicas y fragmentos de diversas rocas volcánicas. Obtuvieron la ceniza de los materiales de la erupción de un volcán de los Montes Albanos unos 456.000 años atrás.

El área cuenta con tres depósitos pozolánicos (una especie de cemento), conocidos como Pozzolane Rosse, Pozzolane Nere y Pozzolanelle. «De estos, el mejor es el tipo que, al rallarlo, hace un ruido más aspero cuando se frota con fuerza en la mano»,  escribió el antiguo escritor y arquitecto romano Vitruvio en De Architectura, un tratado de 10 volúmenes sobre la arquitectura. Cuando se frota entre las manos, el pozolano rojo, las cenizas volcánicas identificadas en la muestra del Mercado de Trajano, cruje. «El mortero ha sido muy bien compactado; la proporción de cal, las cenizas volcánicas de pozolano y el agua festuvieron cuidadosamente controlados», dijo Marie Jackson, del Departamento de la Historia de la Universidad de Arizona del Norte.