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¿Por qué Tarragona se llama así?

El investigador de Historia del Lenguaje, Enrique Cabrejas, elabora una nueva teoría sobre el topónimo de la ciudad, basándose en sus conocimientos de la lengua ibérica

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El simbólico anfiteatro romano de la ciudad durante uno de los actos del festival Tarraco Viva. Foto: Lluís Milián

Fuente: Natàlia Queralt  |  Diari de Tarragona
30 de agosto de 2016

«Tarragona es un acrónimo ibérico que significa Gran Costa Brava, aunque hoy paradójicamente, esté localizada en la llamada Costa Daurada». Lo afirma Enrique Cabrejas, investigador de Historia del Lenguaje que ha elaborado la teoría más reciente sobre el significado del topónimo de la ciudad a partir de la escritura y la lengua ibérica.

El investigador, nacido en Barcelona y experto en lingüística y en mitología entre otras disciplinas, relata que empezó a desglosar el topónimo para buscar y entender su significado, utilizando sus conocimientos sobre la lengua y escritura ibérica.

Etimología de la ciudad

«La palabra Tarragona es un acrónimo ibérico que se compone de TAR-, que significa ‘brava’; RACO, ‘línea de tierra’ y, finalmente -ONA, un aumentativo que significa ‘más grande que’».

Enrique se extrañó ante la posibilidad de que el mar Mediterráneo fuera calificado de ‘bravo’ en el sentido de enfurecido por nuestros antepasados, pero finalmente descubrió que el adjetivo hacía referencia a la tierra.

Así pues, según la teoría del investigador Enrique Cabrejas que se basa en sus tesis sobre la lengua ibérica, el litoral tarraconense fue calificado como ‘bravo’ en tanto que ‘triunfal’ y ‘heroico’. Un calificativo que los pueblos de influencia doria, como los cosetanos pobladores del Camp de Tarragona y los rodios que habitaban en Girona, utilizaban habitualmente para referirse a sus territorios. «Suena sorprendente, pero podríamos decir que en Catalunya hay dos ‘Costas Bravas’ según los topónimos dados por los cosetanos y los rodios: una en el norte y otra en el sur del mapa catalán.

El investigador respalda su teoría afirmando que los romanos también conocían el significado de la palabra Tarraco al designarla Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco y reconocer, el componente ‘triunfal’ que le habían otorgado los cosetanos.

La ciudad tomó primero el nombre heleno de Tarako, el latino de Tarraco y, en una ampliación de la ciudad, terminó por llamarse Tarragona.

El investigador sugiere también que los cosetanos dedicaron el nombre de la ciudad al dios Apolo Tarraio, a quien adoraban y consideraban una divinidad triunfal. Además, Enrique Cabrejas tiene otra teoría sobre el nombre de Costa Daurada, que designa el litoral tarraconense, y asegura que «hace referencia a la influencia doria del pueblo cosetano, que se instalaron en el Camp de Tarragona».

La lengua ibérica

Enrique Cabrejas, asegura que se dedica a descifrar los topónimos de España para que algún día el país reconozca su descubrimiento histórico y lingüístico. «En abril de 2012 descubrí la lengua ibérica a partir del texto de una placa conocida como El Bronce de Luzaga que se encuentra en Guadalajara». El investigador explica que sus tesis sobre el lenguaje y la escritura ibérica están publicadas en Rusia y en diversas revistas especializadas en lingüística, historia y mitología.

Enrique Cabrejas asegura que la historia antigua está mal explicada en los libros de texto y que la mayoría de las palabras no tienen raíces latinas, como se suele creer, si no helenas.

Una nueva teoría que aporta otra visión sobre el origen del topónimo Tarragona y que, pone en el mapa otra Costa Brava, a parte de la ya conocida en el norte de Catalunya y ultra explotada durante la época estival .

 

31 agosto 2016 at 9:20 am Deja un comentario

El monje de la mala letra

Examinamos la historia y el futuro de la caligrafía de la mano de Ewan Clayton, un académico que navega entre la sabiduría de los monasterios y Silicon Valley

Fuente: IGNACIO RUBIO  |  EL PAÍS    22/10/2015

elea caligrafía surgió en la oscuridad de las cuevas hace al menos 50.000 años. Cuando una de esas formas pintadas en las paredes logró expresar algo concreto para la comunidad surgió el primer signo, y cuando este se unió a otros fue posible la primera lectura. El origen del alfabeto como tal se reduce a un puñado de trazos utilizados para tomar notas de registro por los funcionarios del Imperio Medio de Egipto hacia el año 1850 antes de Cristo. Nuestro propio alfabeto procede de la escritura de los fenicios, que habitaban en ciudades costeras del actual Líbano como Tiro, Beirut, Sidón y la misma Biblos, la principal exportadora de papiro del mundo antiguo y a quien debemos la palabra biblioteca. El siguiente paso fue la fijación en los alfabetos griego y romano de 24 o 26 formas concretas proporcionadas. El secreto de la creación de las letras a partir de ese momento se basó en tener en cuenta las sutiles relaciones entre cada una de esas partes y en aprender a jugar con ellas.

Hoy día, la caligrafía –del griego kalos (bonito) y graphein (escritura)– se acerca a las nuevas disciplinas del diseño, aportándole un alma impensable con otras técnicas gráficas. En su faceta académica, su enseñanza es cada vez más corriente en la Universidad. La Biblioteca Nacional de Madrid dedica en estos días dos exposiciones a esta disciplina: Calígrafos españoles y Caligrafía hoy: del trazo al concepto. Pero si hay alguien que ha buceado en el misterio de las palabras, ese es el británico Ewan Clayton, exmonje en la abadía de ­Worth, asesor de Xerox en California, académico, escritor y director del Centro Internacional de Investigación de la Caligrafía de la Universidad de Sunderland (Reino Unido). Su libro La historia de la escritura, publicado este año por Siruela, es un recorrido primoroso por la evolución del alfabeto.

La vida de Clayton parecía predestinada al arte de la caligrafía. Su experiencia con el aprendizaje de la escritura comenzó con un estrepitoso fracaso infantil. “Cuando tenía 11 o 12 años, mi letra era tan mala que me hicieron repetir un curso en el colegio. Recuerdo cómo lloré cuando mi profesor me dijo que mi f estaba mal escrita. Yo asistía a una pequeña escuela en Ditchling, Sussex. Más tarde, en otra escuela, aprendí la letra itálica, y me gustó. Mi familia me animaba a seguir y me facilitaba libros de caligrafía. Mi abuela me regaló la biografía del padre de la caligrafía moderna, Edward Johnston (ella le había conocido ya que iba a danza escocesa con su esposa), y mi madre me prestó la obra básica de Johnston, Writing & Illuminating & Lettering, y me regaló un set de caligrafías. Empecé a hacerlas para otros niños de la escuela, que me pagaban con caramelos y postales, y en una ocasión escribí, usando una elaborada caligrafía, una cita que decía: ‘La pluma es más poderosa que la espada’. Me pagaron con una postal en 3D de peces tropicales, y entonces me di cuenta de que iba por el buen camino”.

El famoso Writing & Illuminating & Lettering, de Edward Johnston, en el que se recopilaba todo el conocimiento acumulado hasta entonces sobre las letras y la escritura, fue decisivo para Clayton. Su autor es hoy universalmente reconocido por haber sido el tipógrafo elegido en 1916 por el consejo del London Transport para realizar la tipografía del logotipo del metro londinense, que “debía tener la osada sencillez” de la rotulación clásica romana y sin embargo “pertenecer inequívocamente al siglo XX”. Aún subsiste.

Pero la danza escocesa no fue el único nexo de Clayton con su maestro Johnston: sus abuelos vivieron en la colonia campestre para artesanos fundada en 1907 por el maestro tipógrafo Eric Gill, en Ditchling, en los alrededores de Brighton. Esta comunidad semisocialista se había convertido en una influyente colonia de artistas entre los que estuvo el propio Edward Johnston. Sus ocupaciones eran el tallado de inscripciones en piedra, el grabado en madera y diversas tareas tipográficas para prestigiosas editoriales. Por allí apareció muchos años después un Ewan Clayton adolescente dispuesto a aprender a tallar con un cincel sobre roca caliza. Al salir de la universidad, concluyó su formación como calígrafo y se inició en los secretos de la encuadernación. Aprendió a cortar una pluma de ave, a preparar el pergamino y la vitela para escribir, y a hacer libros a partir de una pila de papel, cartón y pegamento, aguja e hilo, y fue cuando tenía veintitantos años cuando sufrió una crisis que le llevó a ingresar en un monasterio. “Siempre había soñado con ser monje. A los 28 años tuve cáncer y empecé a pensar en aquellas cosas que siempre había querido hacer. Cuando me recuperé, me di cuenta de que necesitaba cumplir con esa obsesión. Viví durante 12 años en un monasterio”.

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Ewan Clayton, académico y autor del libro ‘La historia de la escritura’ (Siruela). / ROGER BAMBER

Podríamos imaginar a Clayton iluminando códices enormes al estilo medieval, pero la cosa no era tan romántica: “Mi trabajo consistía en hacer portadas para los boletines de los actos eclesiásticos, grandes carteles para la Iglesia (normalmente en equipo), diseñar pequeños folletos y logos e incluso rediseñar el cementerio. Aún me ocupo de esculpir las lápidas de los monjes porque mi relación de amistad con esta comunidad continúa invariable”.

Del monasterio saltó a un centro de investigación de alta tecnología; Clayton pasó de la pluma de ave y los libros encuadernados a mano al correo electrónico y el universo digital. A finales de los ochenta fue contratado por la firma Xerox PARC, en Palo Alto (California). “Los científicos de Xerox inventaron mucha de la tecnología actual: el concepto de Windows, la interfaz gráfica de los productos de Apple, el procesador de textos que dio lugar al Word de Microsoft, el lenguaje de descripción de imágenes que se convertiría en el pdf, la impresora láser y la idea de pequeños dispositivos móviles de ordenador. Pero sus directivos no fueron capaces de ver la importancia de todo ello para el futuro. Entendían Xerox como una empresa de fotocopias, así que muchos de los trabajadores abandonaron la compañía. Fue entonces cuando Xerox se dio cuenta de que había cometido un error enorme: habían inventado el futuro, pero se les había escapado de las manos. Comprendieron que habían ligado de forma errónea la identidad de su compañía a una tecnología”. Según Clayton, cuando se desarrolla cualquier tecnología, necesitamos tiempo para saber cómo usarla. Cuando se introdujeron los billetes electrónicos en el metro de Londres, las autoridades contrataron a un grupo de personas para que atravesaran los tornos giratorios durante toda la jornada para que el resto de viajeros pudiera ver cómo funcionaban. “Lo importante del pdf, una de las innovaciones de Adobe, era que permitía tratar los documentos almacenados en un ordenador como si fueran de papel. Esa era la clave”.

Es en Summer Stone, director de tipografía de Adobe en 1984 y personaje mítico en la California de aquellos años, en quien parece recaer el mérito de ser el nexo de unión entre la antigua tradición tipográfica y el ordenador. Stone se aseguró de que se hicieran fuentes tipográficas digitales incorporando también las de antes de la invención de la imprenta y encargó una de inspiración griega, la Lithos; otra inspirada en las letras de la columna de Trajano, la Trajan, y otra de inspiración anglosajona pese a su nombre, la Charlemagne.

La historia de la escritura resume la evolución de la idea que el hombre tiene sobre el acto de leer y escribir. Por ejemplo, en la Grecia clásica, leer era considerado una amenaza para la libertad del ciudadano: la persona que veía las palabras de un texto y empezaba a leerlo era poseído por el espíritu del escritor, al que se prestaba el aliento en una clara manifestación de servidumbre. Tuvo que intervenir Platón para solucionar el enredo. En Fedro argumentaba que lector y escritor eran en realidad compañeros en la búsqueda de la verdad, cómplices en el amor por la sabiduría, y, por tanto, no podía haber esclavitud en la lectura.

En el Imperio Romano, la escritura profesional estaba en manos de los esclavos, aunque la mayoría de los ciudadanos supieran leer y escribir. Un edicto de Diocleciano fijó los precios para los primeros escritores: por cien líneas “con la mejor letra”, el precio máximo era de 25 denarios (frente a los 75 diarios que cobraba un pintor de brocha gorda). Amazon acaba de resucitar ese mismo concepto, el pago al escritor en función del número de líneas leídas por el usuario de una determinada obra

“Podría parecer que el escritor queda de nuevo relegado al papel de mero transcriptor del texto (y este, a su vez, en una simple mercancía vendida por líneas) y no es considerado un artista creativo y original cuya obra va mucho más allá de ese aspecto mecánico. Esta distinción fue uno de los puntos que la ley de copyright denunció a finales del siglo XVIII. El concepto de autor creativo dueño del resultado de su trabajo se convertía en la base de su derecho al texto. Abandonar esta idea podría llevarnos a inesperadas consecuencias para el copy­right”, señala Clayton.

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‘Voz’, de Ewan Clayton. Caligrafía realizada con pluma de ganso y tinta sobre papel. / EWAN CLAYTON

El británico identifica el momento exacto de la historia en que se produce el cambio entre la tablilla de cera y el pergamino: el año 85 después de Cristo. En ese momento, el poeta romano Marcial escribía: “Existe un nuevo formato de libro, hecho con hojas de pergamino, que es una novedad. Se puede encontrar en la tienda del liberto Secundino, cerca del templo de la Paz”. Con los siglos, la demanda de libros aumentó, había que economizar recursos y un nuevo invento nacido en China hacia el año 105, que había llegado hasta Bagdad en 709 y a Europa a través de Xàtiva en 1120, comenzaba a hacerse popular: el papel. Sin él, la imprenta no hubiera existido; tampoco la tipografía.

Pero ese papel, que desde Gutenberg se había fabricado con trapos de algodón y lino, fue sustituido al comienzo de la era industrial por uno hecho a base de esparto y pulpa de madera, más barato y químico. Su gran problema es que no resiste el paso del tiempo: con los años se convierte en polvo. Los expertos aseguran que de los dos millones de libros publicados desde 1875 almacenados en la Bibliothèque Nationale de Francia se han perdido 75.000 y otros 580.000 están en alerta roja. En Estados Unidos, 12 millones de títulos insustituibles ya están afectados. “La pérdida puede ser catastrófica”, dice Clayton, “varias generaciones de literatura serán barridas si no se realiza un enorme e inmediato esfuerzo de digitalización”.

Pero, aunque se haga sin tardanza, existirán otros riesgos. “Cada medio de almacenamiento tiene un periodo de vida. La duración del papel ácido es corta, pero también lo es la de la información digital. Muchos documentos de hace 20 años son ilegibles ahora porque tanto el software como el hardware han cambiado y no tenemos los dispositivos que nos permitan leerlos. Hace un tiempo se me acercó una persona que trabajaba en una instalación nuclear donde se estudiaban las diferentes opciones para salvaguardar la documentación en caso de catástrofe. El formato digital no resulta eficaz si no hay corriente eléctrica y estaban contemplando la posibilidad de usar láminas de vitela como alternativa”.

Según Clayton, “a medida que pasa el tiempo tenemos claro que la actividad humana básica es la escritura”, asegura. “No hay que sacrificar las ventajas de la escritura a mano para disfrutar las de la digital. Los educadores cometen un error cuando eliminan la escritura, el que sabe escribir en papel tendrá siempre una ventaja sobre los que solo utilizan el formato digital como vía de comunicación escrita. Los avances técnicos podrían evolucionar a la inversa y no es inconcebible que la escritura a mano sustituya a los teclados como forma de interacción con los ordenadores”. Además, apunta, “algunas de las grandes influencias de la caligrafía proceden de Oriente; de China, India y Japón. Sus sistemas de escritura son tan ricos que el teclado resulta inadecuado. Continuará la presión para avanzar en la investigación en torno a la sensibilidad de las pantallas táctiles, las superficies podrán vibrar para ser sentidas como la seda, la vitela o el papel. Hay potencial para un desarrollo mayor en la escritura. Pero lo más importante es la habilidad del soporte informático para mostrar imágenes en movimiento. La caligrafía es un arte de representación, gestual, que ocurre en tiempo real, y la tecnología digital podría mostrar mucho mejor este proceso”.

22 octubre 2015 at 2:00 pm Deja un comentario

«I-span-ya», el misterioso origen de la palabra España

Los romanos llamaron Hispania al conjunto de la Península Ibérica, término alternativo al nombre Iberia preferido por los autores griegos. Sin embargo, los historiados sostienen que la palabra es de procedencia fenicia y significa «tierra de metales»

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Teatro romano de Mérida / WIKIPEDIA

La palabra «Hispania» tiene su origen en la denominación que servía a la civilización romana para el conjunto de la Península Ibérica, y cuyo significado vinculaban los escritores latinos a «tierra de conejos». Entre ellos Plinio el Viejo, Catón el Viejo y Catulo, quienes citaban las tierras ibéricas como un lugar repleto de conejos, más concretamente de damanes (unos mamíferos parecidos al conejo y extendidos en África). De hecho, en algunas representaciones y monedas acuñadas en «Hispania» suele aparecer una dama con un conejo a sus pies.

No en vano, su raíz no latina advirtió a los historiadores de que con toda seguridad la palabra «Hispania» procede de la fenicia «I-span-ya». Una civilización –la fenicia– heredera de muchas de las colonias mediterráneas griegas, que en torno al siglo V antes de Cristo ya se encontraba fuertemente asentada en la Península Ibérica. Posteriormente las colonias fenicias pasaron a ser controladas por Cartago.

Aunque nunca se han podido encontrar fuentes donde se explique si los fenicios denominaban «I-span-ya» a toda la Península Ibérica o cuál era el significado de esta palabra, a través de estudios filológicos se han podido desarrollar distintas teorías. Según los estudios de Cándido María Trigueros en 1767, el término podría significar la «tierra del norte», aduciendo que los fenicios habían descubierto la costa de «Hispania» bordeando la costa africana, y ésta les quedaba al norte. Así «spn» (sphan en hebreo y arameo) significaría en fenicio «el norte».

Pero la teoría más aceptada en la actualidad sugiere que «I-span-ya» se traduce como tierra donde se forjan metales, ya que «spy» en fenicio (raíz de la palabra «span») significa batir metales. Detrás de esta hipótesis de reciente creación se encuentra Jesús Luis Cunchillos y José Ángel Zamora, expertos en filología semita del CSIC, quienes realizaron un estudio filológico comparativo entre varias lenguas semitas y determinaron que el nombre tiene su origen en la fama de las minas de oro de la Península Ibérica.

Sin embargo, además de la corriente de estudios que ha argumentado el origen fenicio de «Hispania» han existido teorías de todo tipo y condición. Desde principios de la Edad Moderna hasta 1927 se defendió la creencia de que «Hispania» es una deformación de Hispalis, palabra de origen íbero que significaría la ciudad de occidente, y que, al ser Hispalis la ciudad principal de la península, los fenicios y, posteriormente, los romanos dieron su nombre a todo su territorio.

«Tierra de serpientes», para los griegos

Inicialmente, los griegos designaron a las actuales tierras que pueblan España y Portugal como la «Península Ophioússa», que significa «tierra de serpientes». Si bien los romanos creían que «Hispania» era una tierra poblada por los conejos, los griegos la pensaban abundante de este tipo de reptiles. Con los años, los griegos terminaron designando a la península como Iberia, pues «iber» era una palabra que oían constantemente entre los habitantes de la península.

Fuente: CÉSAR CERVERA  |  ABC         29/08/2014

29 agosto 2014 at 9:05 am Deja un comentario

Sonrisa sardónica: ¿desafío a la muerte o psicotrópicos?

sardonicaLa medicina moderna describe la sonrisa sardónica como una cara de terror con sonrisa y la explica como la contractura generalizada de la musculatura de la cara que se da en los pacientes afectos de tétanos. La sonrisa, concretamente, se debe a una contracción de los maseteros que produce lo que científicamente se llama trismus, o imposibilidad para abrir la boca.

El poeta griego Homero fue el primero en utilizar el término de «sonrisa sardónica» a partir de una adaptación de la antigua palabra para Sardinia, la actual Cerdeña, para describir una sonrisa desafiante ante la muerte. Se creía que el término se había acuñado por la creencia de que a los cartagineses asentados en Sardinia, cuando eran condenados, se les daba una poción que les hacía sonreír antes de morir.

Ahora, científicos de Cerdeña creen haber resuelto el misterio de la «sonrisa que desafía a la muerte» en una planta muy común que se encuentra en la isla. Se trataría de la oenanthe fistulosa. Por su parte, botánicos de la Universidad de Cagliari creen que el caso queda resuelto y que la planta en cuestión podría tener también propiedades beneficiosas.

Según Mauro Ballero, jefe del Departamento de Botánica de la Universidad de Cagliari, »nuestro descubrimiento apoya lo que muchos antropólogos culturales han dicho sobre los rituales de la muerte entre los antiguos sardos. Los cartagineses estaban convencidos de que la muerte era el inicio de una nueva vida, a la que saludaban con una sonrisa».

El equipo de Ballero, cuyo trabajo aparece en la última edición del US Journal of Natural Products, ha establecido que una sustancia tóxica en esta planta es la causa de que músculos faciales se contraigan y se produzca una mueca o rictus. También han señalado que el descubrimiento podría tener un lado positivo y  conducir a drogas que puedan ayudar a casos de parálisis facial.

Imagen: Frank H. Netter en genciencia.com

16 May 2009 at 5:37 pm Deja un comentario

La niña que puso nombre a Plutón

Venetia Phair, que tenía el honor de ser la única mujer en el mundo que ha dado nombre a un planeta, ha muerto en su casa en Epsom, en Inglaterra. Tenía 90 años.

El 14 de marzo de 1930, siendo una niña de 11 años, Venetia Burney, como se llamaba entonces, sugirió el nombre de Plutón para el enigmático cuerpo celeste que se acaba de descubrir, y que se convirtió – aunque sólo temporalmente – en el noveno planeta de nuestro sistema solar .

Fue en un desayuno en la casa de Oxford en que vivía con su abuelo Falconer Madan, un bibliotecario jubilado, cuando llamó su atención un artículo en The Times que señalaba que el congelado planeta recién encontrado aún no tenía nombre.

Interesada en los mitos griegos y romanos, la joven sugirió que Plutón, el dios romano del mundo subterráneo que se podía hacer invisible, sería un buen nombre para este oscuro y remoto mundo.

La idea impresionó tanto a su abuelo que prometió proponérsela a su amigo Herbert Hall Turner, profesor de astronomía en la Universidad de Oxford. Turner estaba en Londres ese mismo día en una reunión de la Royal Astronomical Society, donde la cuestión de la nomenclatura se debatió con ardor; cuando le expuso la propuesta, Turner estuvo de acuerdo en que «Plutón» era una excelente opción para un mundo cubierto de hielo y se comprometió a remitirlo por telegrama al Observatorio Lowell en Arizona.

Los astrónomos de Arizona – entre ellos el joven Clyde Tombaugh, de 24 años, que era quien había hecho el descubrimiento – estuvieron encantados con la sugerencia.

Por un lado, Plutón era uno de los pocos nombres importantes de la mitología clásica que no había sido utilizado aún. Además, las dos primeras letras eran las iniciales del fundador del Observatorio, Percival Lowell, que ya antes había intuído la existencia de un nuevo cuerpo celeste en el exterior del sistema solar.

Una vez que Turner cableó su sugerencia a los astrónomos americanos, la joven no supo nada durante más de un mes. Por último, el 1 de mayo de 1930, el nombre de Plutón fue adoptado formalmente. Como recompensa, su abuelo le dio 5 libras – una suma considerable en el momento. Casualmente, un tío abuelo suyo, Henry Madan, profesor de ciencias en Eton, había sugerido con éxito en 1878 los nombres de Fobos y Deimos para las lunas de Marte. 

Leído en WAtoday

8 May 2009 at 7:23 pm Deja un comentario

Nombres eróticos en la antigüedad

La web Archaiologia publicaba días atrás un interesante artículo sobre los antropónimos en el mundo antiguo:

En la antigüedad fueron utilizados con frecuencia nombres de persona asociados con Eros. Cualquier lector de textos antiguos ha encontrado nombres como Ἀφροδίσιος, Ἐρωτίς, Συνέρως, Ἐραστή, Ποθεινή.  Algunos de ellos, como Φιλέρως, puede ser escuchado  hoy día con agrado, mientras que otros, como Παιδέρως, puede causar sorpresa o vergüenza. […]  Cabe señalar, sin embargo, que los antiguos griegos a menudo combinan en los antropónimos características sin prestar mucha atención al nombre compuesto resultante.

Es interesante comprobar que los nombres asociados con Eros fueron raros en los periodos arcaico y clásico, incluso en zonas en las que se produjo un importante culto a la Diosa del Amor, y que son más utilizados en esclavos, y (en menor medida) en mujeres. Esto explica por qué en Homero no aparecen nombres asociados a Eros (dado que en las epopeyas los esclavos tienen poco protagonismo), y también por qué se encuentran con más frecuencia en época romana (al hacerse en los textos de esta época más referencias a los esclavos). Por supuesto, esto no es una regla absoluta, pero la tendencia es clara: los nombres asociados con Eros se consideraron más apropiados para los esclavos que para los ciudadanos libres. Este fenómeno se ha registrado en diferentes culturas y también la tendencia de dar nombres con referencias agradables a los esclavos. Una vieja ley no escrita de los árabes era poner a sus hijos nombres malsonantes, como un mal presagio para el enemigo, al tiempo que se les imponía a los esclavos nombres que pudieran ser utilizados en la vida doméstica. Cuando se le preguntó sobre esto a un beduino árabe, respondió: «Los nombres de los esclavos son escuchados por nosotros, y los nuestros por los enemigos», y explicó que si a un esclavo se le llamase «Kyna», habría riesgo de que el esclavo comenzara a comportarse como un perro. Los nombres destacan las características solicitadas por nosotros. La valentía, la fuerza y el honor eran virtudes que debían defenderse, por lo que se permitían estas características en sus nombres. En cambio, la dulzura y el amor pertenecía al reino de la intimidad y el hogar, y éstas eran virtudes de los animales domésticos, esclavos y mujeres (no olvidemos que las mujeres eran ciudadanos de segunda clase, que Aristóteles había puesto en la misma clase con los esclavos).

Por supuesto, hay excepciones y esos nombres pueden pertenecer a ciudadanos libres, aunque algunos casos pueden ser engañosos. Según Plutarco, Sila  se hacía llamar Epafroditos (favorito de Afrodita), extraño nombre para un general que provenía de una familia patricia. En realidad Epafroditos en este caso no está relacionado con Afrodita, la diosa del amor, sino con la romana Venus, patrona de la guerra y de los romanos, descendientes de su hijo Eneas.

21 marzo 2009 at 1:23 pm 1 comentario

Léxico con fundamento

Posiblemente, el profesor de Biología explicará al alumno que el factor Rh hace referencia a una proteína característica de la sangre. Le dirá que la sangre de alrededor del 85% de la población mundial es Rh positivo, mientras que la del otro 15% que carece de esta proteína  es Rh negativo.

Cabe también la posibilidad de que le explique que la formulación de la teoría del factor Rh se realizó en 1937 a partir del trabajo llevado a cabo en Nueva York por el investigador de origen austriaco Karl Landsteiner (1868-1943) y el patólogo forense norteamericano Alexander Wiener (1907-76) en torno al estudio de las enfermedades de la sangre y de las técnicas aplicadas en las transfusiones sanguíneas. El propio Landsteiner había recibido ya en 1930 el Nobel por trabajos anteriores sobre la poliomielitis.

Si se quiere ir más alla, es posible que le explique que el descubrimiento se produjo cuando los dos expertos se encontraban haciendo transfusiones entre conejos y monos de un tipo de macacos llamado Rhesus y apreciaron la particularidad de la existencia de esta proteína en estos monos. Al descubrimiento le llamaron el «factor Rhesus«, etiqueta más tarde simplificada a «factor Rh«.

Lo que posiblemente no le explique el profesor es que quien bautizó a estos monos con el nombre de «Rhesus«, el naturalista francés Jean-Baptiste Audebert (1759-1800), era un enamorado y profundo conocedor del mundo clásico, hasta el punto de que algunos analistas atribuyen esta denominación a su interés en la guerra de Troya, en concreto al poema homérico de la Ilíada, donde el rey Reso de Tracia aparece en el Canto X. Hay también quien sugiere que, como era costumbre en su época, Audebert tenía conocimientos de griego, e impuso al mono el nombre de rhesus «hablador» (de rhesis, cf. retórica) por ser un rasgo aparente de este pequeño simio. 

Claro está que también puede haber quien piense que saber esto no vale para nada.

7 marzo 2009 at 12:18 pm 1 comentario

El Proyecto Rosetta

Leo en ANSA la noticia de la presentación en sociedad del prototipo de un proyecto del que había oído hablar hace tiempo pero que tenía totalmente olvidado: el «disco de Rosetta».

Imaginémonos todas las lenguas del mundo, incluso las que están en riesgo de extinción, en una bola de cristal: 15.000 páginas de 2.500 lenguas diferentes micrograbadas en un pequeño disco de níquel. Este es el proyecto «disco de Rosseta» , ideado por un grupo de diseñadores, lingüistas, archivistas y expertos tecnológicos de The Long Now Foundation en colaboración con la Biblioteca  de la Universidad de Stanford.

El «Proyecto Rosetta» , la idea de una moderna Piedra de Rosetta que sirva de copia de seguridad de las lenguas humanas para que las futuras generaciones puedan conocerlas, surgió en 1.999, y lo que en un principio se pensó que sería cuestión de un año al final ha tardado ocho en materializarse. Por fin, el pasado 19 de agosto, en un acto celebrado en el Long Now Museum, fue presentado uno de los cinco prototipos del disco. El diseño, un bonito disco de níquel de tres pulgadas de diámetro montado debajo de un cristal semiesférico,  muestra, en espiral hacia adentro y cada vez a menor tamaño, los títulos en los ocho idiomas más importantes hoy del mundo.

Decir que esta Fundación se creó en 1996 con el objetivo de desarrollar diversos proyectos, como el Reloj de Long Now, todos ellos con vistas a promover un tipo de pensamiento y debate lentos, por oposición al  pensamiento rápido de hoy en día, que se desarrolle por lo menos durante los próximos 10.000 años. 

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Fotografía: The Rosetta Project, desde http://blog.longnow.org/category/rosetta

28 agosto 2008 at 11:46 am Deja un comentario

El Codex Sinaiticus ya está en la red

Por fin ve la luz uno de los proyectos paleográficos más esperados de los últimos años. Desde hoy puede verse en la red el Codex Sinaiticus, en lo que supone la culminación del proyecto de digitalización de uno de los libros más importantes del mundo.

El Codex Sinaiticus es una Biblia manuscrita del siglo IV que incluye la copia conservada más antigua del Nuevo Testamento. Sus dimensiones son de 33,5 centímetros de ancho por 37,5 de alto y fue encontrado en 1844 por el teólogo Konstantin von Tischendorf en una papelera del Monasterio de Santa Catalina. Los monjes autorizaron al teólogo a llevarse 43 páginas de pergamino a Leipzig.

La versión digital no se limita a la reproducción del texto, escrito íntegramente en mayúsculas, sin espacios e imágenes, sino que permite modificarlo como una película digital, con la posibilidad de mover párrafos e intercalar la transcripción griega y la traducción alemana.

La edición digital del manuscrito está siendo elaborada conjuntamente por la Biblioteca Británica, la Biblioteca Universitaria de Leipzig y la de San Petersburgo.

La edición en inglés está bloqueada; el propio sitio advierte que tiene más de 100.000 visitas (para que después se diga que los manuscritos antiguos no interesan) y el sistema no puede asumir este tráfico. Pero si se utiliza la versión alemana funciona. AQUÍ el enlace al Codex Sinaiticus.

 

25 julio 2008 at 9:17 am 8 comentarios

LEXIS

Hemos puesto en marcha un nuevo blog de aula para la asignatura de Fundamentos Léxicos con alumnos de 1º de Bachillerato. Pretendemos que sea éste un espacio en el que los alumnos puedan aportar sus trabajos de investigación y convertirse así en un instrumento más de aprendizaje de los contenidos trabajados en el aula. Utinam in hoc labore di nobis faveant!     

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17 noviembre 2007 at 8:06 pm 2 comentarios


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Reunificación de los Mármoles del Partenón

"Hacemos un llamamiento a todos aquellos que en el mundo creen en los valores e ideas que surgieron a los pies de la Acrópolis a fin de unir nuestros esfuerzos para traer a casa los Mármoles del Partenón". Antonis Samaras, Ministro de Cultura de Grecia

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