Nombres eróticos en la antigüedad
21 marzo 2009 at 1:23 pm 1 comentario
La web Archaiologia publicaba días atrás un interesante artículo sobre los antropónimos en el mundo antiguo:
En la antigüedad fueron utilizados con frecuencia nombres de persona asociados con Eros. Cualquier lector de textos antiguos ha encontrado nombres como Ἀφροδίσιος, Ἐρωτίς, Συνέρως, Ἐραστή, Ποθεινή. Algunos de ellos, como Φιλέρως, puede ser escuchado hoy día con agrado, mientras que otros, como Παιδέρως, puede causar sorpresa o vergüenza. […] Cabe señalar, sin embargo, que los antiguos griegos a menudo combinan en los antropónimos características sin prestar mucha atención al nombre compuesto resultante.
Es interesante comprobar que los nombres asociados con Eros fueron raros en los periodos arcaico y clásico, incluso en zonas en las que se produjo un importante culto a la Diosa del Amor, y que son más utilizados en esclavos, y (en menor medida) en mujeres. Esto explica por qué en Homero no aparecen nombres asociados a Eros (dado que en las epopeyas los esclavos tienen poco protagonismo), y también por qué se encuentran con más frecuencia en época romana (al hacerse en los textos de esta época más referencias a los esclavos). Por supuesto, esto no es una regla absoluta, pero la tendencia es clara: los nombres asociados con Eros se consideraron más apropiados para los esclavos que para los ciudadanos libres. Este fenómeno se ha registrado en diferentes culturas y también la tendencia de dar nombres con referencias agradables a los esclavos. Una vieja ley no escrita de los árabes era poner a sus hijos nombres malsonantes, como un mal presagio para el enemigo, al tiempo que se les imponía a los esclavos nombres que pudieran ser utilizados en la vida doméstica. Cuando se le preguntó sobre esto a un beduino árabe, respondió: «Los nombres de los esclavos son escuchados por nosotros, y los nuestros por los enemigos», y explicó que si a un esclavo se le llamase «Kyna», habría riesgo de que el esclavo comenzara a comportarse como un perro. Los nombres destacan las características solicitadas por nosotros. La valentía, la fuerza y el honor eran virtudes que debían defenderse, por lo que se permitían estas características en sus nombres. En cambio, la dulzura y el amor pertenecía al reino de la intimidad y el hogar, y éstas eran virtudes de los animales domésticos, esclavos y mujeres (no olvidemos que las mujeres eran ciudadanos de segunda clase, que Aristóteles había puesto en la misma clase con los esclavos).
Por supuesto, hay excepciones y esos nombres pueden pertenecer a ciudadanos libres, aunque algunos casos pueden ser engañosos. Según Plutarco, Sila se hacía llamar Epafroditos (favorito de Afrodita), extraño nombre para un general que provenía de una familia patricia. En realidad Epafroditos en este caso no está relacionado con Afrodita, la diosa del amor, sino con la romana Venus, patrona de la guerra y de los romanos, descendientes de su hijo Eneas.
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1.
Carlos A. Rodríguez Garcés | 2 mayo 2009 a las 3:33 am
Muy interesante tu Blog, culturalmente es importante saber el origen filogénico de las palabras, pero en la antiguedad especialmente tenían dos funciones, una nominativa y otra constuitutiva. Espero que visites en Google ¿Qué sabes sobre el pesebre? Hay allí una publicación sobre el cambio de nombre de San Pablo.
Un abrazo:
Carlos Augusto Rodríguez Garcés M.D.
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