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Maldiciones romanas
Foto: Celia Sánchez Natalías, Universidad de Zaragoza
Los ciudadanos del Imperio romano tenían la costumbre de dejar constancia por escrito de cualquier agravio del que pudieran ser objeto. Grababan sus quejas en finas láminas de plomo que después enrollaban, perforaban con clavos y enterraban en tumbas o arrojaban a los pozos. Una tablilla de hace 1.600 años, conservada en el Museo Arqueológico Cívico de Bolonia y traducida recientemente, clama venganza sobre un veterinario llamado Porcello.
Pocas afrentas eran consideradas irrelevantes. Se han hallado más de 1.500 piezas, entre ellas 130 de Aquae Sulis (la actual Bath, en Inglaterra) que piden venganza por el robo de zapatos u otros objetos sustraídos mientras su propietario se bañaba en las termas. Algunas inscripciones están firmadas, otras contienen la imagen del culpable. Muchas ruegan a una deidad poderosa que acabe con la vida del sospechoso. «Estos textos son importantes porque muestran, con total sinceridad, los deseos, angustias, miedos y preocupaciones de la gente normal –dice Celia Sánchez Natalías, de la Universidad de Zaragoza–, y no de los grandes personajes como Augusto o Cicerón, de los que tenemos numerosos testimonios.»
Fuente: Johnna Rizzo | National Geographic
Magia negra revelada en dos antiguas maldiciones
No es la primera vez que publicamos en este blog una noticia sobre tabellae defixionum, un tema que,sabemos, gusta a una buena parte de sus lectores. Esta tiene como protagonista a una investigadora española, algo que nos alegra de manera especial, en un momento en que la investigación no pasa precisamente por su mejor momento en nuestro país. Eso sí la publicación ha sido hecha en un medio alemán.
En un tiempo en que la magia negra era relativamente común, fueron echadas dos maldiciones con serpientes incluidas, una dirigida a un senador y la otra a un veterinario, según una investigadora española que acaba de descifrar estas maldiciones de hace 1.600 años.
En ambas aparece una deidad, posiblemente la diosa griega Hécate, representada con serpientes que salen de su pelo, con la intención seguramente de atacar a las víctimas. Las dos maldiciones contienen invocaciones en griego similares a otros ejemplos conocidos de llamamientos a Hécate.
Las dos maldiciones, escritas mayormente en latín y grabadas en delgadas tablillas de plomo, fueron creadas por dos personas diferentes a finales del Imperio Romano. Ambas tablillas fueron redescubiertas en 2.009 en el Museo Cívico Arqueológico de Bolonia, en Italia, que las había adquirido originalmente en el siglo XIX. Aunque los investigadores no tienen claro la procedencia de las tablillas, ahora, tras examinarlas y descifrar las maldiciones, saben al menos quiénes eran las víctimas de las maldiciones.
Mata al cerdo
Una de las maldiciones va dirigida a un senador romano llamado Fistus y, al parecer, es el único ejemplo conocido de una maldición a un senador. La otra se dirige a un veterinario llamado Porcellus. Irónicamente, Porcellus es la palabra latina para cerdo.
Celia Sánchez Natalías, estudiante de doctorado en la Universidad de Zaragoza, explica que Porcellus fue probablemente su verdadero nombre. «En el mundo de las tablillas de maldición una de las cosas que tenías que hacer era tratar de identificar a la víctima de una manera muy, muy exacta».
Sánchez Natalías añade que no es seguro quién maldijo a Porcellus y por qué. Podría ser tanto por razones personales como profesionales. «Tal vez esta persona tuvo un caballo u otro animal que murió por un medicamento de Porcellus», dice Sánchez Natalías.
«Destruye, aplasta, mata, estrangula a Porcellus y a su esposa Maurilla. Su alma, su corazón, sus nalgas, su hígado …» se lee en una parte de ella. La iconografía de la tablilla muestra incluso a Porcellus momificado, con los brazos cruzados (como la deidad) y su nombre aparece escrito en ambos brazos. [Ver imágenes de las tablillas de maldición]
El hecho de que tanto la deidad como Porcellus tengan los brazos cruzados es importante. Sánchez Natalías cree que el hechizo forzaba a la deidad, y en consecuencia a Porcellus, a quedar vinculada. «Esta comparación puede entenderse de dos maneras: o bien que mientras la deidad estuviera vinculada Porcellus lo estaría o bien que permanecería vinculada hasta que Porcellus se uniera a la deidad», escribe en una reciente edición de la revista Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik.
Que todos sus miembros se disuelvan …
El caso de Fistus, un senador romano, es también singular. El Senado fue en la antigua Roma un lugar donde había mucha riqueza y, al principio de la historia de Roma, era un enorme centro de poder. Pero en el momento de escribir esta maldición, a finales del Imperio Romano, la influencia del Senado había disminuido en favor del emperador, el ejército y la burocracia imperial.
Fistus habría sido sin embargo una persona aún con cierta riqueza, y el que escribió la maldición lo hizo para ocupar su lugar. La expresión latina para «aplastar» se utiliza al menos cuatro veces en ella. «Aplasta, mata al senador,» se lee en una parte de la maldición, «que Fistus se diluya, que languidezca, que se hunda y que se disuelvan todos sus miembros…»
De nuevo Sánchez Natalías no está segura de los motivos que hay detrás de la maldición.Pero lo que fuera, incluso al nivel de los ataques políticos que se hacen hoy día, fue un feo golpe senatorial.
La traducción de Sánchez Natalías y el estudio de la maldición del senador se detalla en dos artículos publicados recientemente en la revista alemana Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik.
Fuente: Owen Jarus. LiveScience | Black Magic Revealed in Two Ancient Curses (Traducción LTdN)
Crédito de la imagen: Museo Archeologico Civico di Bologna