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Se refuerza la hipótesis de que la ciudad romana de Pollentia se asienta sobre un campamento militar
Las excavaciones realizadas en la ciudad romana de Pollentia, en Alcúdia, refuerzan la hipótesis de que la urbe se asienta sobre un anterior campamento militar, razón por la cual el equipo de excavación, dirigido por Miquel Àngel Cau, de la Universidad de Barcelona, y Esther Chávez, de la Universidad de la Laguna, continuará trabajando durante los próximos años.
Detalle de la excavación abierta en Pollentia (CONSELL DE MALLORCA)
Fuente: EURPA PRESS | 20minutos.es
29 de julo de 2017
Según ha explicado el Consell de Mallorca, esta excavación podría dar respuesta a una «problemática histórica», puesto que las fuentes escritas marcan como fecha fundacional de Pollentia el año 123 a.C., mientras que los restos arqueológicos datan, como máximo, del 70 a.C.
Así pues, el equipo trabaja con la hipótesis de que en el primer momento de conquista militar los romanos habrían fundado un campamento que, una generación después, se habría transformado en la ciudad romana que se conoce.
A raíz de la última campaña, concluida este viernes, y del trabajo de los últimos dos años de prospección geofísica, esta teoría histórica podría tener confirmación arqueológica, ya que se ha encontrado lo que podrían ser los restos del foso de un campamento militar previo a la ciudad romana. Para confirmarlo, se ha abierto una nueva excavación.
Desde julio, unas 120 personas han trabajado en la campaña de verano de excavaciones de la ciudad romana de Pollentia, que aunque finalizó este viernes, continuará con un grupo reducido de personas.
Nuevos hallazgos apuntan que Pollentia fue fundada en el 70 a.C.
El descubrimiento de una fosa de un campamento militar es la prueba que confirmaría que la ciudad romana es posterior al 123 a.C.
Fuente: Mar Pérez > Palma | Diario de Mallorca
12 de julio de 2017
Los investigadores del yacimiento de Pollentia están cada vez más cerca de confirmar la verdadera edad de la ciudad romana. Sospechan que la metrópolis situada en Alcúdia data del 70 a.C. y no del 123 a.C. como recogen las fuentes escritas. Los arqueólogos, que siempre han sospechado de esta discordancia entre las fuentes arqueológicas y las documentales, basan esta hipótesis en el hallazgo de una fosa de un campamento militar. «Siempre pensamos que quizás en el primer momento de conquista romana crearon un campamento y que, en generaciones posteriores, se levantó la ciudad que conocemos ahora», detalla el codirector del yacimiento Miquel Àngel Cau.
El inicio de esta excavación y el posterior estudio confirmarán la verdadera edad de la ciudad. Después se decidirá la estrategia de cómo proseguir con los estudios de Pollentia.
Durante las campañas extensivas de 2015 y 2016 se realizó un programa de prospección y oficio de geofísica en el que se encontraron los restos de la fosa del campamento que en estos momentos se está empezando a excavar.
Por otra parte, el equipo que se encuentra en el yacimiento desde el pasado 3 de julio y que estará excavando hasta día 28, se distribuye en diversos puntos de la ciudad: en los foros; en la fortificación tardía y en la necrópolis del sur para encontrar restos de enterramientos y obtener información de cómo vivían. La novedad este año está en la zona norte, donde se encuentra la fosa militar, denominada Campament de’n França.
Más de 90 personas participan estos días en la XIX Edición del Curso de Arqueología Antonio Arribas. El equipo está formado por estudiantes, profesionales, colaboradores y voluntarios de diferentes partes del mundo que vienen a pasar el verano a la ciudad romana de Alcúdia bajo la dirección de Cau, del ICREA y la Universitat de Barcelona, y de Esther Chávez de la Universidad de La Laguna. Desde ArchaeoSpain de Connecticut, de la Universidad de Portland, de Portugal, Francia, Italia y toda España llegan expertos y estudiantes dispuestos a averiguar la verdadera historia y edad de Pollentia.
Una escuela de arqueología
«Queremos aprovecharnos de vuestro trabajo», exclama el alcalde Alcúdia, Antonio Mir, quien agradeció la ilusión a todos los participantes de este verano. El estudio de Pollentia dentro de la arqueología romana es muy importante: «Este lugar es una escuela. Por aquí han pasado muchas generaciones que trabajan ahora en arqueología romanana por España», explica Cau. «Sin el apoyo del Consorcio de Pollentia formado por Ayuntamiento de Alcúdia, el Govern Balear y el Ministerio de Cultura, no serían posibles estas excavaciones», continúa el investigador. Además, este año han contado con apoyo local. «Cualquier tipo de ayuda es buena» prosigue. «El Grupo Garden nos aporta una parte de la comida de los participantes», detalla.
Los responsables de Pollentia reinvindican un museo propio. Una idea que ha evolucionado y que ahora se materializaría en un centro de investigación de la época romana con el fin de dinamizar y mostrar el trabajo que se lleva a cabo en Mallorca. Es un proceso muy lento: «Un proyecto que va por fases, igual que esta excavación. Pero queremos poner la primera piedra en esta legislatura», dice el alcalde.
El reino púrpura
Millones de conchas rotas esparcidas por la costa pitiusa son el vestigio de una actividad económica que los fenicios trajeron a las islas y que los romanos controlaron y magnificaron: la de la púrpura
El Canal d´en Martí fue elegido para la primera campaña arqueológica para investigar los concheros. Joan Costa
Fuente: CAT | JOAN COSTA | Diario de Ibiza
17 de junio de 2016
Millones de conchas rotas esparcidas por la costa de Ibiza y Formentera. Son los restos de una actividad económica que los fenicios portaron a las islas y que los romanos controlaron y magnificaron como si se tratara de la extracción de oro. De hecho, el producto resultante, que da nombre a un color, era más caro de lo que podía serlo el oro. Son millones de conchas de moluscos que eran sacrificados para extraer de ellos un apreciado tinte púrpura que hizo que las telas exportadas desde las Pitiüses fueran apreciadas en todo el orbe mediterráneo.
La extracción de la púrpura fue una de las actividades más sobresalientes y singulares que se llevaron a cabo antiguamente en las islas y, sin embargo, hasta el año 2000 no se inició la investigación de los concheros, unos trabajos que finalizaron en 2008, principalmente por falta de financiación, sin que estos yacimientos hubieran revelado a los arqueólogos ni la mitad de su historia oculta. «Hay mucho trabajo por hacer, y el campo de investigación es inmenso».
El arqueólogo Benjamí Costa, director del Museo Arqueológico de Ibiza, fue uno de los integrantes del equipo que excavó y examinó los concheros a principios de este siglo y hoy considera que sólo se dio un primer paso en el conocimiento de la fabricación del tinte y la manufactura de tejidos a ella asociada. Según dice, la Xanga, donde se conserva un destacable y visible amontonamiento de conchas rotas, junto a las casetas varadero, sería un buen lugar en el que reiniciar las prospecciones. «Confío en que algún día se haga, sea por nosotros mismos o por nuevos equipos que aporten nuevos puntos de vista», señala el arqueólogo.
Hasta hace quince años, cuando empezó a investigarse el arte del tinte púrpura en las Pitiusas, sólo se conocían cinco yacimientos. Actualmente, la lista de concheros con restos de moluscos capaces de producir tinte púrpura, es extensa en la costa de las Pitiüses. Se han localizado más de 40 puntos del litoral en el que aparecen amontonamientos de conchas de especies purpúreas rotas de tal forma que permiten asegurar que fueron usadas para extraer tinte de ellas. Desde lugares como Caló d’en Serra o es Portitxol de Portinatx hasta Cala Saona, Punta Pedrera y es Caló de s’Oli. Prácticamente en todas las calas de la costa de Levante y sur de Ibiza, desde Sant Vicent a sa Caleta, se han hallado diversas cantidades de conchas rotas. En algunas calas se han descubierto varios concheros distintos y sólo en Formentera hay más de una decena de puntos con yacimientos, en todo el litoral, lo que supone una densidad aún mayor que la de Ibiza.
´Murex brandaris´ (izquierda) y ´Murex trunculus´ del yacimiento de sa Xanga. Foto: Joan Costa
La principal conclusión de las prospecciones que pudieron llevarse a cabo hasta 2008 en Canal d’en Martí, Cala Olivera o sa Xanga, es que, en época romana, la púrpura «tuvo que ser una actividad productiva con mucha entidad que, indudablemente, tuvo una importancia muy relevante en la economía de la isla». Son resultados de los trabajos llevados a cabo por Benjamí Costa y Carmen Alfaro, los dos principales investigadores de los restos de la púrpura en las Pitiusas.
El ´baphium´ estaba en Ibiza
Muestra de tal significación es la constancia escrita, en un importante documento del siglo IV d.C. (la ´Notitia Dignitatum´), de que en Balears existió un baphium, un área productora de púrpura bajo el mando de un procurator propio, encargado de controlar la producción destinada a los negocios del Emperador. Vista la riqueza de depósitos de moluscos en las Pitiusas y la ausencia de yacimientos en el resto de las islas, ningún experto duda de que el baphium estaba en Ibiza.
«Evaluar el volumen de la producción ebusitana, establecer su evolución histórica, determinar las técnicas de producción y deducir datos sobre su organización entre la producción de la isla son objetivos fundamentales para la investigación futura, que requerirán de proyectos de investigación específicos». Así lo señalan Costa y Alfaro en un artículo de 2012 titulado ‘Algunes consideracions sobre l’extensió i cronologia de l’ars purpuraria a Ebusus’, incluido en la publicación en la que se recogían los resultados de las IV Jornades d’Arqueologia de les Illes Balears (celebradas en 2010).
La producción del tinte no se explica sin una ganadería ovina para obtener lana y la estructura necesaria para su hilado, ya que parece improbable que la púrpura se exportara como producto independiente, porque «pierde rápidamente sus propiedades, se degrada», resalta Benjamí Costa, quien afirma que esta actividad textil asociada a la púrpura es una de las áreas en las que aún queda mucho por investigar. Las islas comerciaban con el producto final, ya teñido, y a llegar a tal convicción, para expertos como Benjamí Costa, contribuye otro dato histórico interesante: Diodoro de Sicilia alabó la calidad de la lana ibicenca en uno de los pasajes de su extensa obra, y si aquella lana era especial tenía que ser por estar ricamente teñida de púrpura.
La primera noticia de un conchero en Ibiza data de 1911, cuando Pérez Cabrero cita la existencia, en s’Illa Plana, en las proximidades del extremo meridional de la playa de Talamanca, de montones de fragmentos del molusco Murex trunculus que aparecen mezclados con restos de cerámica fenicia y griega y monedas de origen púnico. A mediados de siglo, otro autor, Mañá de Ángulo, afirma que la elaboración de púrpura debió ser «otra actividad sobresaliente» en la isla «a juzgar por la gran cantidad de conchas de murex recogidas en sus costas».
Mapa de los yacimientos purpurígenos de las Pitiusas.
Lo recoge así Benjamí Costa en ‘Purpureae vestes’, las actas recopiladas del primer simposio internacional sobre textiles y tintes del Mediterráneo en época romana (celebrado en 2002). A pesar de esos primeros datos de principios del siglo XX y desaparecido el conquiller de s’Illa Plana por la urbanización, sólo hace quince años (ayer para quienes tienen como profesión bucear en la historia), que se inició la investigación de la producción de púrpura en Ibiza y Formentera, actividad en la que destacaron los fenicios y a la que los romanos imprimieron solemnidad. Joan Ramon, jefe de Arqueología del Consell, está de acuerdo en que los yacimientos purpúreos precisarían una mayor investigación, que, aunque el Consell no la descarta, «de momento, hay otras prioridades».
Las especies malacológicas purpurígenas más usadas, según revelan los restos, fueron Murex (Hexaplex) trunculus, Murex (Bolinus) brandaris y Purpura (Stramonita o Thais) haemastoma, y principalmente la primera de ellas. Las glándulas hipobraquiales de estos animales producen una mucosidad transparente que adquiere color por oxidación, al contacto con el aire. En las islas, son conocidos por el nombre de cornets y, aunque no es difícil verlos en la actualidad, el biólogo Xavier Mas destaca que «antes era muy fácil encontrar grandes grupos de estos gasterópodos, y a principios de verano podía verse con facilidad cómo el Hexaplex trunculus realizaba la puesta de huevos; se agrupaban en grandes concentraciones y depositaban unas masas globosas, que en Francia se comían».
Los cornets son comestibles, y ya los comían los fenicios, aunque en la actualidad las restricciones al marisqueo prohíben su recolección y los pescadores recreativos no pueden capturarlos.
Ibiza: Hallan restos de una alfarería de época romana en las obras de la carretera de Sant Joan
Los restos no interferirán la previsión de terminar la reforma en junio de este año
Fuente: ALBERTO FERRER | Diario de Ibiza 18/01/2016
Los arqueólogos que realizan el seguimiento de las obras de la carretera de Sant Joan han hallado restos bien conservados de una estancia que pudo formar parte de una alfarería en activo en el siglo I de nuestra era. Los técnicos estudiarán a continuación la extensión de este yacimiento para conocer su relevancia con vistas a cualquier decisión que se pueda tomar sobre su futuro.
En concreto, se ha encontrado una estancia de unos 30 metros cuadrados delimitada por muros de losas de gran tamaño y un tramo de escalera que indica que se podría tratar de un espacio «semisoterrado», según ha apuntado el conseller de Patrimonio, David Ribas, en una visita de obras esta mañana para dar a conocer el hallazgo.
El estudio de estos restos no interferirá con las obras en esta carretera, ya que el tramo afectado es el último en el que se trabajará. La consellera de Movilidad, Pepa Marí, apuntó que este hecho da opción a incorporar eventuales cambios en el trazado –que inicialmente debía discurrir por encima de la estancia hallada– o incluso abordar un nuevo proyecto modificando este tramo.
Con todo, Marí ha explicado que los trabajos están cumpliendo los plazos y la previsión sigue siendo de terminar la ampliación de la carretera «en junio» de este año. La consellera también ha anunciado que el próximo lunes se cortará durante tres meses el tramo de la carretera que va de Sant Llorenç hasta el cruce con la carretera de Sant Miquel.
Durante las obras se mantendrá un carril abierto para permitir la llegada de clientes hasta los comercios y restaurantes concentrados en este tramo, «de mucha importancia» y cuya actividad se quiere perjudicar al mínimo desde el Consell.
Ibosim, la primera ciudad fundada en Balears
Palma fue fundada en el año 123 a.C. por el cónsul romano Quinto Cecilio Metelo, implantando así la primera ciudad de la isla, en medio de una sociedad todavía rupestre y talayótica que desconocía incluso la escritura. Ibiza era ya para entonces una urbe con varios miles de habitantes y un foco comercial cuyo puerto recibía y enviaba barcos a todos los puntos del Mediterráneo. La historia de la civilización en Menorca es igualmente reciente, si se compara con Ibiza. Pese a que Maó debe su nombre al general cartaginés Magón, el arqueólogo Benjamí Costa aclara: «En Menorca no hubo ciudades hasta la romanización (siglo II a.C.). Si Magón verdaderamente fundó un establecimiento en el puerto de Maó, debió ser una fortaleza militar, pero no una ciudad». El general cartaginés llegó a Ibiza en el invierno de 206 a.C. y fue bien recibido, además de ser provisto de víveres y tropas. Luego siguió hasta Mallorca, donde fue recibido a pedradas por los indígenas, lo que le obligó a continuar hasta Menorca. «Allí pasó solo el invierno, el tiempo necesario para enviar gente al Sur de Francia y a Italia para reclutar tropas, y luego se fue. Estuvo solo un invierno, el de 206 a 205», añade Costa.
Fuente: J. Ll. F. | Diario de Ibiza