Archive for 12 abril 2017
Ganadores de la VIII Olimpiada de Clásicas de Valencia
El pasado sábado 8 de abril tuvo lugar en la Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació de la Universitat de València la prueba de la VIII Olimpiada de Clásicas. El certamen está organizado por el Departamento de Filologia Clàssica de la Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació y la Delegació d’Incorporació a la Universitat y tiene como objetivo estimular el estudio de las lenguas clásicas y su cultura entre los jóvenes, premiar el esfuerzo y la excelencia académica y servir de punto de encuentro entre la enseñanza secundaria y la Universidad.
En esta edición se han inscrito un total de 171 estudiantes de latín y griego de segundo de bachillerato pertenecientes a 50 centros públicos y concertados de la Comunidad Valenciana.
Los ganadores de la VIII Olimpiada de Clásicas han sido los siguientes:
La Universitat de València concederá a los estudiantes ganadores/-as de la Olimpiada un premio de 1.000 €.
La fecha y hora del Acto de entrega de premios se indicará próximamente en la web de la Olimpiada.
Desde aquí nuestra felicitación a los alumnos premiados y a sus profesores.
Hallazgo de 200 denarios en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo
El Museo y Parque Kalkriese explica en un comunicado que se trata de la mayor acumulación de monedas romanas que se ha descubierto en el antiguo campo de batalla, situado en el norte de Alemania
Denarios de la época de Augusto. Denarios del reinado de Augusto descubiertos en Kalkriese, en el norte de Alemania. Foto: Friso Gentsch / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Fuente: ALEC FORSSMANN | NATIONAL GEOGRAPHIC
12 de abril de 2017
Un espléndido tesoro formado por más de 200 monedas romanas de plata ha sido hallado por un equipo arqueológico en Kalkriese, en el norte de Alemania, en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo, entre el ejército romano de Publio Quintilio Varo y una alianza de pueblos germanos dirigida por Arminio. El Museo y Parque Kalkriese explica en un comunicado que se trata de la mayor acumulación de monedas romanas que se ha descubierto en el antiguo campo de batalla. En 1987, Tony Clunn, un arqueólogo aficionado británico, descubrió 170 monedas de plata y más recientemente, el año pasado, se recuperaron ocho monedas de oro.
Los denarios, fechados entre finales de la República romana y comienzos o mediados del reinado de Augusto, se encontraban depositados en un mismo lugar, por lo que cabe imaginar que fueron enterrados a la vez. «Una vez más queda demostrada la importancia del lugar, después del hallazgo de monedas de oro realizado el año pasado. Aquí ocurrió, sin duda, un gran acontecimiento«, explica Joseph Rottmann, director del Museo y Parque Kalkriese. «¿El tesoro fue enterrado de forma premeditada o rápidamente por un legionario que quería esconder sus ahorros? ¿Formaba parte del caudal de las tropas? Unos 200 denarios era lo que cobraba aproximadamente un simple legionario al año. Aún quedan muchas cuestiones por resolver…», expresa el arqueólogo Marc Rappe.
Monedas romanas. Las monedas romanas comparadas con una moneda actual de un euro. Foto: Friso Gentsch / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Denario del reinado de Augusto. Un denario del reinado de Augusto y otras monedas romanas. Foto: Friso Gentsch / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Tesoro romano. Los denarios, fechados entre finales de la República romana y comienzos o mediados del reinado de Augusto, se encontraban depositados en un mismo lugar, por lo que cabe imaginar que fueron enterrados a la vez. Foto: Friso Gentsch / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
¿Fue Poncio Pilatos responsable de la muerte de Jesús?
El gobernador romano que le condenó a la crucifixión sigue siendo un misterio histórico
El actor Jean Maris representa a Poncio Pilatos en la película del mismo nombre. GETTY IMAGES
Fuente: GUILLERMO ALTARES > Madrid | EL PAÍS
12 de abril de 2017
Poncio Pilatos es un personaje fundamental en la tradición Occidental, un actor crucial en la muerte de Jesús, que los católicos conmemoran en Semana Santa. Pero los historiadores disponen de pocos datos confirmados sobre el hombre que, según el Evangelio de Mateo, se lavó las manos antes de enviar a Cristo a la cruz. La única prueba arqueológica de la existencia del Gobernador es una inscripción descubierta en los años sesenta en la ciudad romana de Cesárea Marítima, actualmente en Israel. El resto es leyenda, relatos contradictorios que se mueven en el resbaladizo terreno entre la historia y la fe.
Sin embargo, sus gestos, sus palabras, sus actuaciones están profundamente ancladas en nuestra forma de ver el acontecimiento sin el que no se puede entender nuestra historia. Pilatos se ha convertido en el arquetipo de la duda política, el hombre que, más por omisión que por acción, toma una decisión trascendental y equivocada, el dirigente que se esconde de sus responsabilidades. Pero, de nuevo, como la mayoría de los hechos que rodean la muerte de Cristo, la tradición pesa mucho más que la historia, porque apenas existen fuentes, fuera de los Evangelios, que corroboren el relato, ni tampoco documentos de la época romana.
Pilatos era prefecto de Judea, un detalle importante ya que implica que tenía un rango militar, que su responsabilidad iba más allá de la recaudación de impuestos
La piedra caliza, de 82 centímetros por 68, nos ofrece su nombre, Pontius Pilate, y su título, Praefectus Judaea, prefecto de Judea, un detalle importante ya que implica que tenía un rango militar, que su responsabilidad iba más allá de la recaudación de impuestos. En la inscripción aparece además el nombre “divino Augusti Tiberieum”, el emperador Tiberio. El resto se ha borrado. Está fechada entre los años 26 y 36 y fue descubierta en 1961 por el arqueólogo italiano Antonio Frova y se conserva en el Museo de Israel, en Jerusalén.
“Hasta entonces no se había encontrado ninguna evidencia arqueológica de que Poncio Pilatos, el quinto gobernador de Judea, hubiese existido ni siquiera”, escribió la autora de no ficción Ann Wroe, cuyo estudio sobre el administrador romano se titula significativamente Pilate: the biography of an invented man (Pilatos, la biografía de un hombre inventado). “Teníamos varios relatos sobre él, naturalmente, y no solo los que aparecen en los Evangelios. Pero todos los archivos de su administración han desaparecido: no queda ningún papiro, ninguna tablilla, ninguna carta de Roma”, prosigue esta ensayista, actualmente responsable de una de las mejores secciones de la prensa internacional, los obituarios de The Economist.
El de Wroe es uno de los trabajos importantes sobre Pilatos que se han publicado en los últimos años (aunque todavía no han sido editados en castellano), junto al ensayo del erudito italiano Aldo Schiavone titulado Poncio Pilatos y la novela de investigación The Further Adventures of Pontius Pilate, de Kevin Butcher, profesor de la Universidad de Warwick experto en la época romana en Oriente Próximo.
Preguntado sobre lo que sabemos acerca de Pilatos, el profesor Butcher responde por correo electrónico: “Tenemos muy pocos datos. Existen tres fuentes textuales principales: Flavio Josefo, Filón de Alejandría y los Evangelios. Las tres manejaban sus propias ‘agendas’. Filón y Josefo son hostiles a él, aunque Josefo un poco menos. Pero los dos quieren demostrar la incompetencia y brutalidad del gobierno romano de Judea. Los Evangelios, en cambio, enfatizan la ‘inocencia’ de Jesús porque Pilatos nunca llega a decir que es culpable. El problema es que, si juntamos las tres fuentes, no aparece un personaje muy coherente: nos encontramos con alguien leal al emperador, que trabajaba con los líderes judíos pero que estaba preparado para utilizar la fuerza cuando fuese necesario. No mucho más”.
“Pilatos nunca había necesitado anteriormente lavar sus manos antes de dejar que corriese la sangre. El relato tradicional no parecer ser cierto”, según indica el historiador Sebag Montefiore
También es citado por el gran historiador romano Tácito, en uno de sus pasajes más célebres: “Cristo, de quien toman el nombre, sufrió la pena capital durante el principado de Tiberio de la mano de uno de nuestro procurador, Poncio Pilatos” (Traducción de Crescente López de Juan en la edición de Alianza Editorial). Por otro lado, algunos historiadores han puesto en duda la autenticidad del famoso testimonium Flavianum de Flavio Josefo, el pasaje de su libro Antigüedades judías donde habla de un hombre extraordinario al que sus partidarios llamaban Cristo que fue acusado ante Pilatos. Se trataría, según esta hipótesis, de fragmentos añadidos posteriormente por algún monje medieval. Sobre su final, no tenemos ninguna información contrastada. Es llamado a Roma por Tiberio en el año 36, pero llega cuando el emperador ha muerto y su rastro se pierde bajo Calígula.
No todos los Evangelios ofrecen el mismo relato del papel de Pilatos en la condena a muerte de Jesús –por ejemplo, el acto de lavarse las manos aparece solo en Mateo–, pero tienen un punto crucial en común: el gobernador no quiere decidir la suerte del reo. Primero se lo envía al rey judío Herodes (episodio que solo relata Lucas) y luego deja que sea el pueblo quien decida si libera a ese hombre –contra el que Roma no tiene ninguna acusación– o al ladrón Barrabás. Cuando el pueblo se pronuncia en contra de Cristo, es llevado a la cruz.
Una de las pocas cosas en las que todas las fuentes están de acuerdo es que soldados romanos mataron a Jesús con un castigo romano –la crucifixión– y, por lo tanto, el responsable último tenía que ser el gobernador romano de Judea, Poncio Pilatos. La famosa frase de Mateo 27:24 sería una invención o, por lo menos, no existe ninguna otra fuente que la corrobore, ni ningún otro caso similar documentado en la antigüedad romana del uso de este símbolo al final de un proceso: “Y viendo Pilatos que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: ‘Soy inocente de la sangre de este justo”.
La imagen del político vacilante es la que ha prevalecido, es el personaje que se ha instalado en el imaginario occidental. Sin embargo, como escribe Simon Sebag Montefiore en el capítulo que dedica a la pasión de Cristo en su ensayo Jerusalén, “el violento y obstinado Pilatos nunca había necesitado anteriormente lavar sus manos antes de dejar que corriese la sangre. El relato tradicional de la sentencia en los Evangelios no parecer ser cierto”.
“Lavarse las manos después de una condena no era una práctica habitual en un juicio romano”, explica el profesor Butcher. “No quiero decir que nunca ocurriese, pero la idea detrás de ello es que Pilatos reconoce que Jesús está siendo condenado de forma injusta y el agua limpia su culpa. Todo indica que forma parte de la tradición que pretendía culpar a los judíos de la crucifixión antes que a los romanos”. La acusación contra los judíos, que ha propiciado siglos de antisemitismo, tenía un propósito claro: los Evangelios fueron escritos después del año 70, cuando el cristianismo tenía como objetivo crecer en Roma, y acusar a un gobernador romano, al representante del emperador, del mayor crimen posible, el asesinato del hijo de Dios, no era un buen comienzo.
Por ejemplo, en el Evangelio de Pedro, un texto apócrifo del siglo II –más tardío que los Evangelios canónicos– del que solo se conserva un fragmento, los soldados romanos ni siquiera participan en las torturas a Jesús. De nuevo, el mito, la agenda política se impone sobre la certeza documental que se limita a una mínima inscripción en una piedra caliza. Pero el poder del símbolo es mucho más fuerte que cualquier evidencia. Pilatos nunca podrá dejar de ser el hombre que se lavó las manos.
Cartagena: Un radar detecta un templo enterrado en el Monte Sacro
La inspección saca a la luz restos de una gran construcción de origen púnico o romano, cuyas características serán investigadas
Aterrazamiento del Monte Sacro, junto al colegio del Patronato, en el que se ha detectado la estructura. / Pablo Sánchez / AGM
Fuente: EDUARDO RIBELLES > Cartagena | La Verdad
12 de abril de 2017
Casas (‘domus’)con amplios salones y estancias, murales en las paredes y suelos decorados con teselas tipo ‘opus sígninum’ llenaron en los siglos II y I antes de Cristo los aterrazamientos del Monte Sacro. Los muros de hasta medio metro de altura, con estructura y distribución en estancias, descubiertos por las ondas de un georradar pasado en noviembre sobre la parte alta del Monte Sacro demuestran que allí se conserva, en relativo buen estado, lo que fue hace dos mil años uno de los barrios residenciales más adinerados de Carthagonova. Dentro de esa trama se ha descubierto también «un edificio de mayor entidad» que los expertos consideran que podría ser un templo o edificio de uso comunitario de la época romano o incluso de la púnicas, es decir más antiguo, según explicó la coordinadora municipal de Arqueología, María del Carmen Berrocal.
La máxima responsable de recuperar todo este patrimonio enterrado por el tiempo ha hecho un primera análisis de los resultados que ha dado la inspección con georradar que se le encargó, en noviembre. La realizó el Centro de Asistencia a la Investigación de Arqueometría y Análisis Arqueológico de la Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección de la catedrática Teresa Chapa y del geólogo Javier Vellés. Berrocal está convencida de que una excavación más exhaustiva revelará que las construcciones detectadas a medio metro de profundidad pertenecían a una zona de casas de ciudadanos romanos bien situados económicamente. Este barrio residencial sería el contrapunto al núcleo de edificios y espacios de uso público que las excavaciones y la musealización han convertido en el Barrio del Foro Romano, que se puede visitar ahora junto a las calles Honda y Balcones.
Las zonas en las que los análisis muestran «más cantidad de estructuras antiguas son las de la calle del Rosario y los tramos superiores de Villalba y San Cristóbal la Larga». Allí, junto al Colegio del Patronato se han detectado unos muros posiblemente romanos, aunque quizás alguno sea púnico. La hipótesis es que pertenecerían a una construcción con espacios de mayor capacidad que el resto y que denotaría un uso público que está por dilucidar. La escasa profundidad a la que se han encontrado los restos demuestra que esta zona no fue objeto de tantos rellenos posteriores como la parte que está mas cerca de la calle Serreta.
La teoría de que la zona la ocupaba un barrio importante se sustenta en que allí apareció el arca del Ara Pacis, encontrada en el siglo XVI. En épocas posteriores, se documentó la presencia de restos de pinturas murales y de algunas esculturas marmóreas tipo ‘hermae’, de bastante importancia. Asimismo, unas catas más recientes dan pistas de que la calle del Rosario era una zona bien urbanizada, dado el hallazgo de un pavimento de excelente calidad, a tan solo 70 centímetros de profundidad.
Las laderas investigadas abarcan 18.900 metros cuadrados, correspondiente a los aterrazamientos superiores del monte, desde la zona más cercana a los restos de viviendas que se conservan y que siguen ocupados por personas sin hogar, hasta la mencionada zona del Colegio del Patronato. Para realizar el estudio se empleó una antena de once canales separados cada ocho centímetros. Las ondas de 600 megahercios permitieron rastrear hasta los 1,5 metros de profundidad. Y las 5.490 secciones fotografiadas dan una imagen bastante continua de lo que oculta la tierra sobre la que estaban las casas.
Construcciones modernas
Lo más superficial que revela el estudio son las estructuras que siguen la orientación de las calles del siglo XVII y que pertenecen a viviendas de hace 100 y 200 años. Por debajo están las formaciones romanas y púnicas localizadas sobre todo en la terraza superior del promontorio.