Archive for 2 abril 2017

Una hipótesis sobre el tesoro de Tomares precisará años, según arqueóloga

Una primera hipótesis científica sobre el tesoro de Tomares (Sevilla) -algo más de media tonelada de monedas romanas de los siglos III y IV después de Cristo halladas hace ahora un año- precisará de muchos años de estudio, según la catedrática de Arqueología de la Universidad de Sevilla Francisca Chaves.

Las piezas cerámicas contenían 600 kilos de monedas de bronce de los siglos III y IV después de Cristo. / EFE

Fuente: Alfredo Valenzuela – EFE  |  LA VANGUARDIA

Sevilla, 2 abr.- Experta en numismática romana, la veterana profesora Chaves, especializada en este área desde que dedicó su tesis doctoral a las monedas de Itálica (Santiponce, Sevilla), ha puesto como ejemplo el tesoro de Miserata (Libia), hallado en 1981 y compuesto por 108.000 monedas romanas, cuyas primeras hipótesis se plantearon en el 2012, con un 80 por ciento de las monedas catalogadas.

El tesoro de Tomares se compone de unas 50.000 monedas de bronce -algunas contienen plata- encontradas en diecinueve ánforas, de las que nueve están intactas y selladas, de un peso medio de 32 kilos.

Una de las ánforas selladas alcanza un peso de 46 kilos, por lo que la catedrática, en una conferencia pronunciada esta semana en la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, la ha calificado como «el ánfora del susto», ante la posibilidad de que contenga algo más que monedas o acuñaciones de distintos tipo -las ánforas cerradas precisan un estudio previo de su sellado y, al abrirlas, otro estudio de estratificación que exigirá sacar las monedas una a una-.

Chaves también ha puesto el ejemplo del tesoro romano hallado en L’Isle de Jourdan (Toulouse, Francia) en el 2011, compuesto por tres ánforas llenas de monedas -mucho menor que el de Tomares-, del que ningún arqueólogo ha aventurado aún ninguna hipótesis en espera de que concluya la catalogación de todas las piezas.

«La historia no tiene prisa» y «¡Vaya regalo que nos hecho la historia con este tesoro!» son las frases con las que Chaves concluyó su conferencia, en alusión a las múltiples vías de investigación que abrirá el estudio de las monedas, a la información que ofrecerá sobre un imperio en decadencia, dividido en diócesis, enfrentado en guerras civiles y bajo un tetrarquía de dos augustos y dos césares.

Esa información será muy rica porque en ese periodo histórico no se acuñaba moneda en Hispania, luego todas procedían de fuera, a lo que se suma que las monedas no se retiraban de circulación por ser antiguas -no sucede como ahora, que la peseta, por ejemplo, ha tenido su periodo de circulación-.

A esa circunstancia se añade que, según el paso de los años, se fue retirando plata de las monedas, motivo por el que pesaban menos, lo que haría que la gente tendiera a conservar las más antiguas y deshacerse de las más nuevas -del mismo modo que ahora se hace con un billete deteriorado, que se gasta antes que uno nuevo-.

El estudio de las monedas, según la profesora, también aportará información sobre Constantino, quien mandó incautarse de los tesoros de los templos que consideró paganos y persiguió a los cristianos, a quienes antes de quitarles la vida despojaba de sus dineros.

Antes de la victoria de Constantino sobre Magencio, el hijo de Maximiano, éste, para sofocar las revueltas en el norte de África, tuvo que desplazarse desde la Galia con su ejército, y aún no se ha determinado si lo hizo en barco o cruzando Hispania.

De las monedas de Tomares -sobre las que en diciembre se abrió una exposición en el Museo Arqueológico de Sevilla, donde son estudiadas y clasificadas- sólo se han fotografiado doscientas, algunas muestran figuras con ropajes que ya anuncian Bizancio, otras reproducen a Hércules con todos sus detalles.

Las cecas o centros de acuñación expresaban la personalidad de cada ciudad en sus monedas, de ahí que las haya que reproducen un toro, un palmito, una piña, una bellota, un soldado y hasta la loba capitolina, motivo que en ese época no lo había en la misma Roma.

Chaves ha citado a Theodor Mommsen, quien en 1848 y a cuenta de otro tesoro romano hallado en Andalucía, en Iznatoraf (Jaén), advirtió de la importancia de que esas monedas no se disgregaran, se conservaran unidas y unidas se estudiaran para que el tal tesoro equivaliera a «un monumento histórico insigne».

 

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2 abril 2017 at 8:47 pm Deja un comentario

¿Cómo era una zona de ocio romana? Tabernas y «souvenirs» frente al coliseo

Tabernas, cantinas y tiendas de recuerdos donde comprar, por ejemplo, la figura de un gladiador. Un equipo austríaco de arqueólogos han descubierto una «zona de ocio» cerca de un coliseo que permite conocer mejor la importancia de los espectáculos en el antiguo Imperio Romano.

Ilustración facilitada por el Instituto Ludwig-Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena que ha hallado cerca del coliseo romano de Carnuntum otro anfiteatro, tiendas de recuerdos y una panadería, entre otros, construidos para satisfacer las necesidades de los asistentes a las batallas de gladiadores. EFE

Fuente: Esther Martín – EFE > Viena  |  LA VANGUARDIA

Viena, 2 abr.-  El descubrimiento ha tenido lugar en la antigua ciudad romana de Carnuntum, a unos 40 kilómetros al este de Viena, gracias a las investigaciones del Instituto Ludwig-Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual (LBI ArchPro).

El responsable del estudio, Wolfgang Neubauer, ha señalado a la prensa que se conocía la existencia de estas zonas de ocio en la antigua Roma, pero que hasta ahora no se habían documentado con tal detalle.

«De esta forma nunca se han encontrado porque aunque se conservan los anfiteatros de muchas antiguas ciudades romanas, las áreas cercanas se han edificado», explicó.

Se han utilizado técnicas «no invasivas» como el georradar o el magnetómetro, que permiten recrear con un margen de error de escasos centímetros una imagen en tres dimensiones de las ruinas encontradas en el subsuelo, explica a Efe el español Juan Torrejón, uno de los investigadores del LBI ArchPro.

En Carnuntum, capital de la región romana de Panonia, vivieron hasta 50.000 personas antes de que la ciudad fue destruida en el siglo IV por un terremoto.

El coliseo de Carnuntum es el cuarto más grande del mundo, según Torrejón, y tenía una capacidad para más de 13.000 personas, que llegaban incluso desde regiones alejadas para presenciar las batallas de gladiadores.

Allí también se halló en 2011 una escuela de gladiadores que ha permitido conocer algunos detalles de la vida de esos guerreros, que en su época eran figuras muy populares.

Ese coliseo, según los últimos descubrimientos, no era el único que hubo en la ciudad, ya que con esta tecnología se ha encontrado un segundo anfiteatro mucho más antiguo, que puede datar del siglo II.

«Antes de construir una muralla u otro tipo de infraestructura que a priori pueden parecer más importantes, se construyó un anfiteatro para entretener a la gente», relata Torrejón.

Esta construcción estaba además situada en un enclave estratégico, en un cruce de caminos, por lo que era muy accesible para aquellos que quisieran acudir al coliseo.

El elevado nivel de precisión del georradar permite reconocer la estructura de los edificios del complejo y, por tanto, esclarecer la función que desempeñaban en la sociedad.

De esta forma se ha podido descubrir a escasa distancia del anfiteatro principal un área urbana desconocida y que estaba destinada completamente al ocio.

La multitud que iba al coliseo acortaba la espera en las tabernas, cantinas, tiendas de recuerdos y otras de comida (termopolio), con capacidad para miles de personas.

Además, gracias a la señal térmica que devuelven algunas de las infraestructuras ha sido posible encontrar lugares como un gran horno, donde se cocía pan con el que alimentar a los asistentes al espectáculo, cuenta Torrejón.

El entretenimiento de las masas, resumido en el lema «pan y circo», fue tan importante en Roma como en Carnuntum, una ciudad situada en los confines del Imperio Romano, concluyen los investigadores.

Los curiosos que se acerquen a la zona no podrán explorar a simple vista estos nuevos descubrimientos, ya que el instituto arqueológico no tiene previsto hacer excavaciones, sino «protegerla para generaciones futuras», afirma el experto español.

«Excavar un yacimiento lo primero que implica es su destrucción. Nunca más vamos a poder excavarlo o verlo como está a día de hoy», añade.

Por eso, lo más importante es proteger lo que hasta el momento se ha descubierto y esperar a que existan otros métodos que permitan entender mucho mejor los restos arqueológicos sin dañarlos.

De hecho, hace años era impensable que existieran herramientas arqueológicas avanzadas como las que se han utilizado para este proyecto, recuerda Torrejón.

Los investigadores han ofrecido imágenes y un vídeo que recrean de forma virtual sus descubrimientos y permite hacerse una idea de la vida y el ocio hace 1.700 años.

«La realidad virtual y la realidad aumentada nos ofrece una herramienta que hasta ahora no existía y que desde luego nos permite poder transmitir toda esta información de forma muy sencilla, muy simple y muy entendible al público», afirma Torrejón.

Así, las visitas virtuales pueden ser un gran atractivo para los turistas que quieran acercarse al yacimiento y descubrir cómo vivían sus antepasados hace cerca de 2.000 años, concluye el experto.EFE

 

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2 abril 2017 at 8:41 pm Deja un comentario

Lucio Anneo Séneca: cumbre del estoicismo

Montaje de una obra de Antonio Gala sobre el filósofo cordobés

Escultura de Lucio Anneo Séneca. | G. NIMATALLAH / GETTY

Fuente: MANUEL HIDALGO > Madrid  |  EL MUNDO
1 de abril de 2017

El buen nombre de Séneca soportó, vivo y muerto, tremendas acusaciones: ambicioso, servil, adulador, inconsecuente, desagradecido, conspirador, corrupto, codicioso, adúltero y cómplice de tiranos. El prestigio de su sabiduría y la trascendencia de su obra filosófica y literaria, situados en el terreno de la apología de la virtud y de la iluminación del comportamiento moral, chocaron con las imputaciones o las contradicciones señaladas desde el principio por historiadores romanos como Tácito, Suetonio o Plinio el Viejo, que no dieron una visión unívoca del personaje.

En la herida de esas contradicciones hurgó Antonio Gala en 1987 cuando escribió Séneca o el beneficio de la duda, pieza teatral refrescada y puesta al día ahora, con mayor vivacidad y alcance, por Emilio Hernández en el Teatro Valle-Inclán (CDN).

Séneca fue la figura más relevante de la filosofía estoica, inaugurada 300 años antes por el chipriota Zenón de Citio, contemporáneo y detractor de Epicuro y del epicureísmo. Su aportación se inscribe en la llamada etapa posterior del estoicismo, protagonizada no ya por griegos -excepto Epícteto-, sino por pensadores romanos: el propio Séneca y el emperador filósofo, Marco Aurelio, cuyas Meditaciones siguen compitiendo en popularidad con el pensamiento, disperso en varias obras, del filósofo cordobés.

El estoicismo, «ciencia de las cosas divinas y humanas» -según Johannes Hirschberger-, tuvo tres campos principales: la lógica, la física y la ética. Aunque Séneca escribió de infinidad de cuestiones, su aportación principal tuvo lugar en el terreno de la ética, tratando de prescribir las normas y modos de actuar, lejos del vulgo y los vicios, para cuidarse de uno mismo, ser útil a los demás y tener un buen vivir sin temer la inexorable llegada de la muerte.

Séneca fue condenado dos veces a muerte, una por Calígula y la otra por Claudio. Calígula se conformó con que Séneca, ya brillante senador con Tiberio, se retirara de la vida pública. Claudio vio en él a un detractor peligroso y le acusó -se dice que azuzado por su esposa Mesalina– de haberse acostado con una hermana de Calígula. Le perdonó, finalmente, la vida y lo desterró a Córcega. A los ocho años, Claudio -esta vez reconvenido por su nueva esposa, Agripina la Menor– no sólo le permitió regresar a Roma, sino que le confió la tarea de educar a Nerón, hijo de un matrimonio anterior de su mujer, quien, finalmente, se quitó de en medio a Británico -hijo biológico de Claudio- y logró que Nerón fuera proclamado, a los 17 años, emperador, el último de la dinastía Julio-Claudia. Estamos en el año 54 después de Cristo, y Séneca, elevado por Nerón a la categoría de consejero de gobierno, tiene unos 58 años.

Lucio Anneo Séneca había nacido en Córdoba, cabeza de la Hispania Ulterior, en el seno de una familia culta y acomodada de origen romano. Su padre, Marco Anneo Séneca, conocido como El Retórico, fue un gran orador y escritor. Su madre, Helvia, emparentada con Cicerón, era una mujer muy instruida a la que escribiría una de sus tres consolaciones -las otras dos fueron a Polibio y a su tía Marcia-, de la que Hernández ha incluido algún fragmento en su montaje.

Séneca tuvo dos hermanos, Galión y Mela, también notables. Galión fue procónsul de Acaya y optó por dejar libre a San Pablo cuando lo trajeron a su presencia acusado de ir contra los dioses romanos. Mela fue el padre del gran poeta épico Lucano.

Se dio la calamidad de que Galión, Mela, Séneca y Lucano se suicidaron por orden imperial. Séneca y su sobrino Lucano fueron conminados a suicidarse por Nerón por el mismo motivo: haber participado presuntamente en la conjura de Pisón para asesinarle.

Nerón ya no era el que fue. Quo vadis aparte, Nerón fue un hombre bien preparado por Séneca, poeta, músico y amante de las bellas artes, que, al menos durante sus primeros años como emperador -que coinciden con el tiempo en el que el filósofo tuvo mucho poder-, fue un buen gobernante. Después se le fue yendo la olla, se convirtió en un tirano y veía enemigos -que los tenía, claro- por todas partes.

En el año 59, Nerón se cargó a su madre, Agripina, y en el 64 se produjo el incendio de Roma, cuando el emperador estaba enfrascado en la persecución de los cristianos. Nerón había escuchado los rumores que acusaban a Séneca de haberse acostado con su madre -cosa que había hecho él- y los comentarios sobre su gran fortuna. Ya le había apartado de su lado años atrás, pero temía sus juicios. Así que le acusó de conspirar contra él y le ordenó que se suicidara. Corría el año 65.

Séneca -entonces casado con Paulina, su segunda y joven mujer- se cortó los brazos y las piernas. Como se desangraba muy lentamente, bebió cicuta como Sócrates. Pero tampoco dio resultado. Pidió que lo metieran en una bañera de agua muy caliente y, según parece, los vapores lo asfixiaron, ya que padecía asma desde niño. Esta escena está muy bien contada por el enciclopedista Denis Diderot, gran defensor del filósofo, en su beligerante Vida de Séneca y ha sido inmortalizada por Rubens, David y el pintor español del XIX Manuel Domínguez Sánchez.

Tutelado por su tía Marcia, Séneca se formó en Alejandría durante unos 15 años, impregnándose del antiguo pensamiento estoico y pitagórico. Editorial Gredos ha publicado la práctica totalidad de su obra: sus Diálogos, sus Cuestiones naturales y, sobre todo, sus 124 Epístolas a Lucilio, la biblia de su ideario. Y también –Medea, Edipo, Fedra…- sus 10 u 11 violentas y expresionistas tragedias. Si sus ideas -absorbidas y reorientadas por muchos pensadores cristianos- han nutrido a los más importantes filósofos de todos los tiempos, su teatro no es ajeno al de Shakespeare y fue ensalzado por alguien tan rupturista como Antonin Artaud.

 

2 abril 2017 at 8:55 am Deja un comentario


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