Archive for 24 diciembre 2015
Las destrucciones de una ciudad romana
Pompeya fue destruida por un terremoto y un bombardeo pero sobre todo por la corrupción y la mala gestión
La ‘domus’ de Criptoporticus, una de las seis casas restauradas en Pompeya. / MARIO LAPORTA (AFP)
Fuente: GUILLERMO ALTARES > Madrid | EL PAÍS 24/12/2015
La descomunal erupción del Vesubio en agosto del año 79 no fue, ni de lejos, la única destrucción que ha sufrido Pompeya a lo largo de su historia. El yacimiento arqueológico más importante del mundo, la ciudad que ha forjado la forma en la que vemos la Roma antigua, ha estado a punto de desaparecer demasiadas veces. La ciudad había vivido un fuerte terremoto en el año 62 y cuando fue enterrada por la furia del volcán era una urbe en plena reconstrucción.
Olvidada durante siglos, comenzó a ser excavada en el siglo XVIII bajo los Borbones. Desde el principio, los arqueólogos supieron que los restos que habían permanecido ocultos junto al Golfo de Nápoles eran diferentes de cualquier otro vestigio romano. La Pompeya que conocemos es, en gran parte, fruto del siglo XIX, porque fue entonces cuando comenzaron las excavaciones de forma científica y ordenada, se reconstruyeron muros y casas para darles su aspecto actual y Giuseppe Fiorelli descubrió el ingenioso truco para rellenar con yeso los huecos que habían dejado los muertos dándoles una nueva vida.
Sin embargo, todo estuvo a punto de desaparecer durante la II Guerra Mundial. Como consecuencia de una información errónea que señalaba que una división Pánzer alemana estaba escondida entre sus ruinas, bombarderos británicos lanzaron en 1943 una lluvia de explosivos sobre la ciudad que causó graves daños en varias casas y en el museo. Pero luego Pompeya se ha enfrentado en las últimas décadas a la destrucción más lamentable de todas, porque no se trata de guerras o desastres naturales, simplemente de desidia, corrupción, camorrismo, que llevaron a la ciudad al borde del colapso y se convirtió en un triste símbolo de todos los males que padece el inmenso patrimonio histórico italiano. La apertura de seis casas es importante, porque demuestra que Pompeya tiene salvación, que por fin las autoridades, con la ayuda de fondos europeos, se están tomando en serio su futuro.
Pompeya no es sólo el monumento más visitado de Italia —ha recibido en torno a tres millones de turistas en 2015—. Además, esconde todavía toneladas de información. Su importancia reside en todo lo que nos puede enseñar sobre la vida cotidiana, desde los burdeles hasta las pintadas electorales. Grandes partes de la ciudad siguen esperando ser excavadas. Como escribió el historiador Paul Roberts, las ciudades del Vesubio nos hablan de un panadero llamado Terentius Neo que quiere lanzarse a la política, de dos esclavos libertos, Venidius Ennychus y su esposa, Livia Acte, y sus vecinos, Marcus Nonius Dama y Julia, que van a los tribunales por un problema de tierras. Permitir que Pompeya vuelva a ser engullida por el olvido no tendría perdón.
Pompeya renace y deja atrás su “segunda destrucción”
Matteo Renzi proclama “el retorno de la belleza” a la ciudad romana tras restaurarse seis casas. “Italia está en condiciones de decir ‘basta’ a las obras incompletas”, asegura
FOTOGALERÍA: Seis casas pompeyanas restauradas
Vista de la ‘domus’ Paquius Proculus, una de las casas reconstruidas en Pompeya. / CESARE ABBATE (EFE)
Fuente: MARÍA SALAS ORAÁ > Pompeya | EL PAÍS 24/12/2015
“La belleza ha vuelto a Pompeya”. Con esta frase, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, celebró ayer la restauración de seis domus (casas romanas) en el yacimiento arqueológico de Pompeya, la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79, redescubierta en 1748 y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
La presencia de Renzi en Pompeya simboliza la importancia de la restauración. “Pompeya ya no es noticia por los derrumbes; sino por las restauraciones”, dijo, al tiempo que proclamaba el orgullo de Italia por, finalmente, “haber vencido una batalla difícil”.
Y no es para menos. El yacimiento arqueológico situado en el golfo de Nápoles ha sufrido en los últimos años lo que se conoce como “la segunda destrucción de Pompeya”. Se derrumbó una parte del templo de Venus y uno de los muros de la necrópolis de Porta Nocera. También se robó, el año pasado, un fresco que fue arrancado con un cincel.
Pompeya se acostumbró a los cada vez más frecuentes derrumbes, los constantes robos, las huelgas de personal, la mala administración y a la omnipotente sombra de la Camorra, la mafia napolitana. Con el incesante deterioro y la falta de soluciones, incluso se llegó a poner en duda que mantuviera el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.
Recientemente, ha vivido la paradoja de que a pesar de que había recibido financiación de la Unión Europea, los fondos estaban bloqueados. Y llegó el colapso. Los numerosos filtros establecidos por la administración para evitar que las obras de restauración terminaran siendo adjudicadas a empresas controladas por el crimen provocaban un hecho insólito: Italia no era capaz de gastar en tiempo y forma —antes de diciembre de 2015— los 105 millones de euros destinado al Gran Proyecto Pompeya. Por fin, el plan da frutos. Y lo hace, en parte, gracias a que el elegido para dirigir el proyecto fue Giovanni Nistri, un general del arma de Carabinieri, la policía militar italiana.
Renzi aprovechó el ejemplo de Pompeya para afirmar que “Italia está en condiciones de decir basta a las obras incompletas. Italia ha dejado de llorar”. El primer ministro incidió en que el objetivo de su país es “ser lugar de la belleza y la cultura”.
Para llegar a esta última fase de una Pompeya que renace, se han invertido tres de los 105 millones de euros (27 de las arcas italianas y la mayor parte de los Fondos para el Desarrollo Regional de la Unión Europea) del plan.
Los trabajos de restauración han devuelto el color a las imágenes mitológicas que adornan las paredes de las domus. Han recobrado la luz las figuras de Hércules, Narciso y Apolo y Dafne que adornaban las estancias en el siglo II a. C. También brillan con más potencia los mármoles de los suelos y los mosaicos bicolores del centro de las estancias.
Nuevos objetivos
Son seis las domus restauradas: Fullonica di Stephanus, la casa del Criptoportico, la del Paquius Proculus, la casa del Sacerdos Amandus, la del Fabius Amandio y del Efebo. Estancias en las que los antiguos romanos vivían, dormían, lavaban los vestidos, se reunían y se daban baños termales. Y en las que quedan restos de un valor incalculable que, sin embargo, se estaban perdiendo por falta de cuidado.
Las seis casas romanas representan también el punto de partida para el renacer de las ruinas, que aún tienen que cumplir nuevos objetivos, aunque ya se ha satisfecho la mitad de lo propuesto y lo ha hecho al ritmo de un millón de euros a la semana de inversión. El reto ahora es, según explicó el ministro de Cultura de Italia, Dario Franceschini, concluir la restauración en 2017 y, a partir de entonces, mantener el yacimiento en las mejores condiciones, favorecer la accesibilidad y desarrollar una nueva web.
Espanto y placer entre las ruinas
La erupción del Vesubio del 24 de agosto del 79 devastó todo el territorio circundante, destruyó al menos 8 ciudades —las más notables Pompeya y Herculano— y mató a miles de personas (entre ellas a Plinio el Viejo que se acercó demasiado para verla). Paradójicamente ha hecho avanzar dos ciencias: la arqueología y la vulcanología. Goethe señaló la contradicción entre el espanto y la maravilla que provoca la contemplación de las ruinas al decir que “ninguna catástrofe ha proporcionado más placer al resto de la humanidad que la que sepultó Pompeya”. |
El enclave romano que León no quiere destapar
Aparece otro campamento en la Carisa, mientras la parte leonesa sigue inédita
Imagen de archivo de las excavaciones que se han llevado a cabo en la Carisa
Fuente: VERÓNICA VIÑAS > León | Diario de León 24/12/2015
Hay excavaciones que son molestas. Cuestan mucho dinero y los resultados siempre están en el aire. La Carisa es una de ellas. La arqueóloga leonesa Esperanza Martín acaba de localizar un nuevo yacimiento en este enclave ‘en tierra de nadie’ en la frontera entre León y Asturias. Según ella, se trata de un campamento de legionarios. Un recinto militar de menores dimensiones a los que han salido a la luz. Un acantonamiento muy próximo a los localizados hasta ahora, por raro que parezca. «Nadie podía creer que podía haber tantos campamentos, pero este es el tercero», dice Martín.
La calzada en la que los romanos construyeron a 1.500 metros de altitud su gran ‘autopista’ de 42 kilómetros para conquistar la salida al mar desde las montañas leonesas ha aflorado un nuevo yacimiento. Es, según todos los indicios, un nuevo campamento militar. Averiguar por qué estaba allí y cuál era su función seguirá siendo un enigma durante bastante tiempo. Esperanza Martín carece de fondos para esclarecer uno los enclaves más sorprendentes, entre Lena y Aller, a pocos kilómetros de Villamanín.
Un yacimiento arqueológico entre Asturias y León que las administraciones de ambas comunidades se resisten a sacar a la luz. De momento, sólo el Principado ha apostado por desentrañar la vía romana que comunicaba Asturias y León por un territorio escarpado a lomos de la Cordillera Cantábrica. El recinto descubierto por Esperanza Martín tendría, aparentemente, menores dimensiones que los localizados en esta zona hasta la fecha. El Principado ha sido quien ha financiado en pequeñas dosis la exploración de una vía romana que podría explicar la expansión de las legiones leonesas hacia la costa. La Junta, por el contrario, ha sido reticente a la hora de sufragar unas prospecciones con más interés histórico que turístico. Y es que las excavaciones son difíciles de rentabilizar. Esperanza Martín reconoce que, aunque la vertiente sur (en León) por su situación, tiene necesariamente que ‘esconder’ los enclaves más interesantes, apenas se han tocado por falta de subvenciones. Y es que sería injusto excavar en León cuando el que paga es el Principado de Asturias. La vertiente leonesa, de hecho, es un territorio inexplorado.
Los hallazgos revelan que el enclave de la Carisa pudo estar íntimamente ligado al desarrollo de la monarquía asturiana y, por lo tanto, al desarrollo del Reino de León. Las fortificaciones del Homón de Faro y del Muro en la Mesa constituyen una de las últimas resistencias del reino visigodo frente a la invasión islámica.
La Carisa sigue siendo una de esas piezas que, si no se resuelve, dejará incompleto el mapa de la romanización de la Península. Fue en la campaña de 2012 (financiada por los municipios de Villamanín, Asturias y Aller), la que desenterró importantes vestigios de la historia romana en esta zona. En el límite natural entre León y Asturias, los arqueólogos hallaron abundante material bélico. El hallazgo más importante , no obstante, fue una moneda, un denario de plata acuñado entre los años 89 o 90 antes de Cristo. . Es la moneda más antigua que se ha encontrado hasta el momento en Asturias y, por lo tanto, sitúa a la Carisa como el primer enclave romano en el territorio que actualmente ocupa la región
Los expertos ya conocían el camino que siguieron las legiones romanas para conquistar Asturias y también su defensa, pero quedaba por saber cuál fue su primer paso en el territorio asturiano. La respuesta a esta pregunta llega con los resultados de la campaña en el campamento de L.lagüezos, un yacimiento que está construido literalmente entre Lena y Villamanín y que pone cronología al avance de los legionarios: L.lagüezos fue ocupado en torno al año 24 antes de Cristo. Y tenía capacidad para albergar al menos a media legión, es decir, 2.500 hombres.
Asturias lleva meses intentando declarar Bien de Interés Cultural la calzada romana que unía Asturias y León por un punto tan abrupto como Villamanín-Lena.