Archive for 2 febrero 2015
Egipto y las raíces de Grecia: La influencia de la cultura egipcia en la antigua Grecia
La milenaria cultura del antiguo Egipto despertó fascinación entre muchos griegos, que vieron en ella el origen de su propia civilización
El castigo de las hijas de Dánao. Las danaides vierten agua en un recipiente que nunca se llena, como castigo por matar a los hijos del rey Egipto. Panel por John Singer Sargent
Por Jesús Carruesco. Instituto Catalán de Arqueología Clásica. Universidad de Tarragona, Historia NG nº 133
En el siglo V a.C., cuando el historiador griego Heródoto viajó a Egipto en busca de información para su historia de las guerras médicas, se encontró frente a frente con un mundo sin parangón con el de Grecia. Por un lado estaba el cambio de escala física: el inmenso río Nilo, el desierto, los grandes monumentos de la civilización faraónica… Por el otro, Heródoto quedó impactado por la profunda religiosidad y sabiduría de los sacerdotes y escribas de los templos de Sais y otras ciudades del Delta con los que conversó. Egipto se le apareció entonces como un país con una historia y unas tradiciones de insondable antigüedad; tanto que, en su opinión, la propia cultura griega debía de derivar de la egipcia en muchos aspectos. Por ejemplo, la mitología: «Los nombres de casi todos los dioses han venido a Grecia procedentes también de Egipto», aseguraba el cronista jonio.
Desde entonces, la fascinación por Egipto y su civilización milenaria ha sido una constante en el mundo occidental. La cultura egipcia siguió teniendo un prestigio inigualable en todo el mundo antiguo, aun después de que el país fuera conquistado sucesivamente por los persas, los macedonios y, finalmente, por los romanos. Y hasta cuando la cultura faraónica quedó borrada por el cristianismo y por el Islam, muchos siguieron creyendo en la sabiduría milenaria de Egipto. Por ejemplo, en el Renacimiento muchos filósofos creían que la ciencia secreta de la alquimia había sido inventada por Hermes Trismegisto, un sabio rey egipcio al que se identificaba asimismo con el dios egipcio Tot. En el siglo XVIII, la Ilustración situó igualmente en el antiguo Egipto los orígenes de la filosofía y el pensamiento racional; ¿No había hecho ya Tales de Mileto, el primer filósofo griego, un largo viaje a Egipto, un siglo antes que Heródoto?
Pero en esa misma época surgió en Europa una interpretación totalmente opuesta a la anterior. El renovado interés por el arte de la antigua Grecia, que en las artes plásticas dio lugar al estilo neoclásico, condujo asimismo a imaginar que los griegos habían creado una cultura absolutamente original, sin deudas con las civilizaciones de Egipto o de Oriente. Es lo que se denominó el «milagro griego», considerado como el acta de nacimiento de la cultura occidental. En los siglos XIX y XX tal sería la visión predominante sobre la cultura griega, una perspectiva eurocéntrica y que sin duda minusvaloraba las aportaciones de otras civilizaciones de la Antigüedad.
La supuesta invasión egipcia
Rebelándose contra este planteamiento, en 1987 un profesor norteamericano, Martin Bernal, publicó una obra que desataría una gran polémica: Atenea Negra. Los raíces afroasiáticas de la civilización clásica. En ella, Bernal denunciaba motivos racistas y antisemitas en el triunfo de lo que llamaba el «modelo ario», la idea de que la cultura occidental tenía un origen exclusivamente griego, por tanto indoeuropeo. Basándose en un sinfín de argumentos míticos, históricos y lingüísticos, Bernal proponía reafirmar la influencia de Egipto y de Fenicia como elementos fundamentales en la formación de la cultura griega.
Una de las tesis más aventuradas de Bernal era la de que los egipcios conquistaron y colonizaron Grecia durante el II milenio a.C. El estudioso norteamericano veía un reflejo de este hecho en el mito de las cincuenta hijas de Dánao. Según la leyenda, Belo, rey mítico de Egipto, tenía dos hijos gemelos, Dánao y Egipto, los cuales tenían a su vez respectivamente cincuenta hijas y cincuenta hijos. El rey Egipto ordenó a sus hijos que se casaran con sus sobrinas, pero éstas huyeron con Dánao a Grecia, adonde las siguieron sus pretendientes. Al final se casaron, pero los jóvenes fueron asesinados en la noche de bodas, excepto uno, de quien descenderá el héroe Perseo.
Naturalmente, las lecturas históricas de los mitos son de dudosa validez, pues en ellos los hechos históricos se transforman combinándose con elementos ficticios. Resulta difícil de aceptar, por tanto, que el mito de las Danaides sea una prueba de la conquista y colonización de Grecia por los egipcios, entre otras cosas porque las Danaides no eran extranjeras, sino que volvían a la patria que había abandonado una de sus antepasadas, la heroína Ío.
Además, las pruebas documentales que aporta Bernal no parecen sostener su teoría de una colonización egipcia. Por ejemplo, la lista de lugares de Creta y del Egeo que se encuentra en la base de una estatua del templo funerario de Amenhotep III no se puede leer como una relación de territorios bajo el poder del faraón, pues el resto de los nombres que aparecen en el templo incluyen naciones que no eran vasallas de Amenhotep, como Asiria o Hatti. El conjunto de lugares y pueblos mencionados constituye más bien una especie de mapa del mundo conocido, presentado idealmente como rindiendo homenaje al faraón.
Entre Troya y Egipto
No por ello dejó Egipto de desempeñar un importante papel en el desarrollo del mundo helénico. Si la colonización egipcia de Grecia no parece haber existido nunca, están bien testimoniados, en cambio, intensos contactos comerciales entre ambas culturas. En la Edad del Bronce (II milenio a.C.), tanto la Creta minoica como las ciudades micénicas mantuvieron relaciones con el Egipto de los Imperios Medio y Nuevo. Así lo demuestran los numerosos objetos procedentes del Egeo que se han encontrado en Egipto y, a la inversa, objetos egipcios hallados en el Egeo. En muchos casos, las ciudades fenicias debieron de funcionar como intermediarias, pero también sabemos de individuos griegos que residían en Egipto, al menos temporalmente, y de egipcios instalados en Grecia, seguramente con fines comerciales. Ésa es también la imagen que la Odisea transmite de Egipto, una tierra de infinitas riquezas en la que fondean Menelao, rey de Esparta, y su esposa Helena a su regreso de la guerra de Troya y desde donde volverán a su reino cargados de objetos preciosos. Asimismo, el rey de Ítaca Odiseo, en una de las historias que inventa para esconder su identidad, se presenta como un cretense que residió siete años en Egipto, donde amasó una gran riqueza, antes de embarcarse en una empresa comercial con un fenicio.
¿Hubo influencia egipcia?
Durante el período arcaico, los contactos entre Grecia y Egipto alcanzaron un momento álgido con la fundación de Náucratis, una colonia comercial griega en el delta del Nilo. Autorizada por el faraón, se trataba de una colonia compartida por varias ciudades griegas con intereses comerciales en Egipto. Pronto Náucratis se hizo famosa en Grecia como un lugar de grandes oportunidades y donde llevar una vida de lujo y placer. La ciudad era conocida por sus prostitutas de lujo, como la legendaria Rodopis, a quien la poetisa Safo acusó de robar sus riquezas a su hermano, un comerciante griego establecido en la colonia. Una leyenda atribuía a Rodopis la construcción de la tercera de las grandes pirámides de Gizeh, la de Micerino.
Estos contactos comerciales favorecieron la llegada al mundo griego de influencias culturales egipcias. Así, en la arquitectura se han evocado orígenes egipcios para el orden dórico, y en las artes plásticas la huella egipcia se aprecia en las pinturas minoicas de la isla de Tera (Santorini) y en las esculturas de muchachos jóvenes, los célebres kouroi, típicas de la época arcaica. Del mismo modo, la influencia egipcia sobre la filosofía, las matemáticas o la medicina griegas parece haber sido considerable, aunque exista incertidumbre en cuanto a su extensión y hoy tienda a valorarse más la importancia de las civilizaciones del Próximo Oriente en la formación de la cultura griega. Comoquiera que sea, algunas tradiciones griegas presentaban a los egipcios como maestros de Grecia, y esa creencia se ha mantenido desde los romanos hasta Bernal. Hasta qué punto tienen razón sigue siendo objeto de debate, uno más de los misterios por resolver del antiguo Egipto.
Para saber más
Atenea Negra. Las raíces afroasiáticas de las civilizaciones clásicas. Martin Bernal. Crítica, Barcelona, 1993.
Memorias perdidas. Grecia y el mundo oriental. F. J. Gómez Espelosín. Akal, Madrid, 2013.
Las urbes mediterráneas en la Antigüedad, del mito a la realidad histórica
- Las ciudades en la antigüedad mediterránea, ciclo de conferencias del 3 al 9 de febrero en la Fundación Juan March de Madrid
- Durante el final de la Edad del Bronce y el comienzo de la Edad del Hierro se establece una estrecha relación entre la literatura mítica y la arqueología de la cultura material
- Thera, Atenas, Roma, Tréveris y Rávena son lugares clave para conocer la cultura clásica
El mausoleo de Gala Placidia, Rávena, siglo V
Fuente: LIDIA GÓMEZ | EL MUNDO 02/02/2015
De la enigmática Thera, a Atenas y Roma y a los adelantos que estas dos ciudades rebosantes de historia legaron a la civilización occidental, pasando por Itálica y la antigüedad en la Península Ibérica. Hasta llegar a Tréveris, la ciudad alemana que se convirtió a finales del siglo III en residencia de los emperadores de Occidente, o Rávena, poseedora de uno de los legados históricos más importantes de Italia.
La Fundación Juan March organiza del 3 al 19 de febrero el ciclo de conferencias Las ciudades en la antigüedad mediterránea. La temática girará en torno a las ciudades europeas más destacadas del mundo clásico, aquellas en las que se produjeron acontecimientos históricos fundamentales y en las que la influencia de los mitos estuvo fuertemente asentada.
Lugares que han sido, asimismo, objeto de numerosas investigaciones arqueológicas e historiográficas y que, en muchos casos, gozan de una enorme importancia como propulsores de muy diversas expresiones y producciones artísticas.
El ciclo ha sido coordinado por Enrique Baquedano, historiador y director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (MAR), quien ha hablado con La Aventura de la Historia acerca de los motivos, entresijos y peculiaridades de estas jornadas en las que intervendrán reputados especialistas como Miguel Ángel Elvira, Manuel Bendala, José María Luzón, Antonio Alvar o Lauro Olmo.
«El peso del mito respecto de los descubrimientos arqueológicos es muy fuerte», Enrique Baquedano
P.- ¿Cuál es el objetivo de estas jornadas?
R.- La pretensión es difundir el conocimiento del mundo clásico a todos los públicos.
P.- ¿Por qué eligió, como coordinador del ciclo, centrarse en esas cinco ciudades de la antigüedad clásica y no en otras?
R.- Este tercer ciclo, continuación de los anteriores, pasea por una selección de ciudades donde intentamos conjugar diferentes épocas, diferentes tamaños y diferente posición geográfica, de tal manera que los ciclos queden variados para ser, al menos, representativos.
P.- ¿Qué significó el mediterráneo para las culturas más importantes de la Edad Antigua?
R.- La base de la expansión cultural y civilizadora en el mundo occidental tiene como epicentro el mar Mediterráneo. Todo lo verdaderamente importante para nosotros ha tenido su base cultural en el intercambio por el Mare Nostrum.
P.- La arquitectura fue un fenómeno de enorme importancia. ¿Cuál era su función?, ¿servía como verdadero reflejo de los cambios que se estaban dando en el seno de estas sociedades?
R.- La arquitectura siempre refleja los cambios sociales, si bien se suele producir una gran pervivencia de determinados elementos constructivos que se adaptan a unas circunstancias climáticas, paisajísticas y funcionales en un determinado territorio.
P.- ¿Cuál fue el papel de Thera en la civilización minoica?, ¿se trata de una isla aún con mucho pasado por desvelar?
R.- Thera es clave para entender la relación del mundo minoico en un entorno natural y geográfico muy concretos: un archipiélago formado por un volcán en Egeo, una de las islas cicladas más cercana a Creta y más alejada del Peloponeso. Además, la erupción del volcán pudo terminar con una fase de la cultura minoica a mediados del s. XVII a. c. En Thera y, sobre todo, Akrotiri, queda muchísimo por descubrir de esta Pompeya del Egeo.
P.- ¿Ha sido difícil para los historiadores de la Antigüedad Clásica separar el mito de la realidad respecto al pasado de estos lugares?
R.- No solo ha sido difícil, sino que es imposible. La Edad del Bronce final y comienzo de la Edad del Hierro es excepcionalmente apasionante por la relación que se establece entre la literatura mítica y la arqueología de la cultura material. Contrastar ambos aspectos es justamente uno de los grandes retos que tenemos los historiadores.
P.- ¿Realmente se ha logrado o aún perviven mitos que parecen pesar más que los datos objetivos y llegan a ensombrecerlos?
R.- Por supuesto, el peso del mito respecto de los descubrimientos arqueológicos es muy fuerte y los humanos tan dados a las construcciones mitómanas no lo tenemos fácil para deshacernos de ello.
Programación del ciclo
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- 3 de febrero: Thera o la fuerza de la naturaleza indómita.
- 5 de febrero: Atenas, la blancura de la diosa.
- 10 de febrero: Roma, el prodigioso paisaje urbano de la ciudad imperial.
- 12 de febrero: Itálica, una visión historiográfica.
- 17 de febrero: Tréveris, la primera ciudad de Alemania.
- 19 de febrero: Rávena: espacio y tiempo de una ciudad entre Oriente y Occidente.