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Los caballeros las prefieren pelirrojas
Tengo que reconocer que, cuando en alguna conversación se toca el tema de la moda, suelo ir con pies de plomo pues no es un asunto que domine especialmente, sino más bien al contrario. Falta de observación, seguramente. Yo, en caso de apuro, suelo recurrir a aquello de “para gusto los colores”, que en última instancia es de gran utilidad para justificarse uno cuando sus gustos no coinciden con los de la mayoría.
Que las modas son cambiantes es algo también que sabemos todos. Y que si hoy hay un color de moda este es el rojo, también. Yo lo sé porque le oigo mucho a mi mujer decir que se estila el “rojo Valentino”, que intuyo cómo debe ser aunque no esté del todo seguro. Digo esto al hilo de un artículo en Timesonline sobre moda que me ha llamado la atención. Si bien es cierto -como decía- que en este tema me pierdo, sí es muy interesante desde un punto de vista antropológico ver cómo los gustos han ido cambiando según épocas y culturas.
El artículo de que hablo se podría traducir algo así como “Las mujeres se están tiñendo de rojo” en referencia a que esta es la actual tendencia de belleza en el tinte de pelo. Y lo seguirá siendo al menos durante un tiempo. Lo digo por si queréis ir a la moda. Aunque iréis de todas formas a la moda con tal que llevéis el pelo tintado. ¿Sabíais además que hay un color de pelo para cada estado de ánimo? ¿Que te sientes triste? Tíntate de rojo. ¿Que quieres sentirte sexy? Tíntate de rubio. ¿Que quieres que te tomen en serio? Prueba a tintarte de moreno. Ah, ¿ y sabéis que corren rumores de que Bono (digo yo que será el de U2, no creo que nuestro nuevo flamante vicepresidente sea tan popular en R.U.) lleva también el pelo tintado?
Bueno, pues el interés de este artículo es el análisis que se hace de cómo ha ido cambiando históricamente la moda en lo que al color de pelo se refiere y a este respecto hay cosas, de verdad, bastante curiosas. Respecto a la época clásica se dice:
Desde los albores de la civilización, las mujeres (y hombres) han tratado de modificar su color de pelo por razones estéticas y culturales – con resultados diferentes. En la antigua Roma, el pelo rubio fue en un primer momento una marca de las prostitutas (Afrodita, diosa del amor, era rubia), pero más tarde llegó a ser considerado el más apreciado de todos – un ejemplo clásico de la eterna verdad de que todos queremos tener lo que no tenemos, en el Mediterráneo, en general, las mujeres tienen el cabello oscuro.
A la altura de la extravagancia romana, los ciudadanos más ricos se crearon la ilusión de tener trenzas rubias empolvando su cabello con oro en polvo. Los menos acomodados utilizaban agua de potasio, flores amarillas y una variedad de otras sustancias: el resultado habitual fue un color rojo-amarillento y la esporádica caída del cabello. Afortunadamente, no era la única solución: se esquilaba los cabellos rubios de los esclavos capturados en las Galias y en el norte de Europa, y se hacían pelucas con ellos.
El rojo fue también muy popular, siendo además más fácil de lograr a través de una variedad de preparaciones (sebo y cenizas, bayas, cáscaras de nuez machacadas, vinagre) o de la henna.
En total, los historiadores han descubierto más de 100 fórmulas de tintes de cabello en el mundo antiguo, incluyendo una solución al problema del envejecimiento de pelo elaborado por los antiguos griegos, que usaron una pasta de óxido de plomo y de hidróxido de calcio, o cal, para oscurecer el cabello con cristales de sulfuro de plomo – ¿ el antepasado de Grecian 2000?
Y es que ir a la moda siempre ha tenido un precio. En ocasiones, el precio ha sido la salud. En la Venecia del siglo XVI se puso muy de moda entre las mujeres el rojo cobrizo, color que conseguían poniéndose sosa cáustica en el pelo y luego sentándose al sol. Y en Gran Bretaña, el color de pelo de Isabel I se puso tan de moda que que las mujeres nobles mojaban sus cueros cabelludos con azafrán y con azufre, siendo sus efectos secundarios náuseas, dolores de cabeza y hemorragias nasales.